A una semana de la manifestación de los electricistas y tras analizar sus escasos resultados, me da la impresión de que las marchas, manifestaciones y las muestras del músculo social empiezan a perderse ante la globalización y tecnologización de nuestros procesos sociales. Además de convertirse en un problema más de tráfico en la ciudad más grande del mundo.
A la marcha asistieron los mismos de siempre, grupos extremos que igual se movilizan por una cosa que por otra, lo que les ha ido quitando validez por el simple hecho de ir a todas; rancios políticos de izquierda de los sesenta, a los cuales la revolución y los cambios democráticos del país los han llevado a ser diputados y senadores y, por esta simple razón, ya no estaría justificado estar en la calle. ¿O qué? ¿No se han enterado que para eso llegaron a las cámaras, después de un largo camino desde el 68? Antes, como el gobierno cerraba todos los espacios, reprimiéndolos y suprimiendo su libertad de expresión, efectivamente el único camino era la calle.
Algunos de los participantes de la marcha, como AMLO, experto en este tipo de acciones, minimizaron las marchas cuando fueron gobernantes, como el caso de la movilización en contra la inseguridad, para después, él mismo, bloquear la avenida Reforma, abusando hasta el máximo de esta estrategia y llevando a los ciudadanos del país al inmenso hartazgo.
Por otra parte, la marcha fue seguida y reportada en Twitter, la nueva red social que permite mandar mensajes de lo que se está haciendo por minuto. Por lo tanto, las personas pudieron seguir la marcha sin necesidad de arriesgarse a estar en medio del tumulto, teniendo mucha gente del interior del país la posibilidad de convertirse en un marchista digital.
Los pleitos, dimes y diretes que hoy se están dando en esta red, empiezan a matar poco a poco la razón de ser de las marchas. A mi parecer, ya no hay razón de ser, en una ciudad de este tamaño, que los grupos políticos salgan a mostrar el supuesto músculo callejero, cuando hay libertad de decir lo que quieran en donde quieran. Por ende, es más triste la historia de estos líderes pasados de moda, cuando ellos mismos tratan de ocultar sus mentiras, ante pruebas contundentes, que corren por Internet, a la simple vista de todos.
Pereciera que hay más drama y se dicen más cosas importantes en Twitter, que lo que se dijo en el Zócalo esa tarde. Amén, que el objetivo de la marcha se perdió cuando apagaron la luz de la catedral y todos se fueron a sus casas.
Contra lo que pasaba en los sesenta, hoy tenemos blogs, mails, páginas web y la posibilidad de enterarnos de todo lo habido y por haber; ya no hay represión cultural, tampoco ideológica, ni fronteras en la información. Recordemos que el subcomandante Marcos era más famoso en Europa que aquí en México. Mientras que estos muchachos creen que saliendo a la calle o amenazando con una huelga nacional, la cual nadie seguiría, quieren tapar una verdad conocida por sus trabajadores, que en algunos casos eran cómplices, ya fuera por gusto, obligados por el sistema o porque sufrían sin remedio las políticas antiguas de los líderes sindicales.
Mientras en el país, entre las fuerzas políticas siguen debatiendo el paquete fiscal, ya salió que al no tener el gobierno un plan “B”, el PRI sí lo tiene y hace arreglos para que todo quede parecido, pero diferente, demostrando con esto su mayoría y tratando de dejar mal al gobierno y al PAN. Mientras, los partidos de izquierda, en su afán de lucha en contra del sistema y ante su mínima capacidad de maniobra, regresan a la táctica de la marcha o el bloqueo, pero aplicada al Congreso, tomando la tribuna para evitar la autorización del pleno. Estas estrategias se ven tan infantiles que dan pena.
Lo único malo de todo esto es que el ánimo de los ciudadanos y empresarios va empeorando. La firma de consultoría Deloitte presentó en su Barómetro de Empresas, Undécima Edición, los resultados de una encuesta con 335 ejecutivos de las más importantes empresas de México. Lo que podemos ver es que el ánimo y la expectativa sobre el entorno de negocios mejora en un 5 por ciento contra el mismo mes del año anterior. Desafortunadamente, cambió la expectativa sobre el futuro y, a partir de junio de este año, los empresarios vuelven a ver que la economía para el año 2010 no va a ser nada halagüeña.
Y el dato más grave que reporta este estudio es el salto incremental desfavorable sobre el obstáculo más grande para la economía en opinión de los entrevistados, que pasa del 6.6 por ciento al 38.3 por ciento en tan sólo 7 meses. ¿Cuál cree usted que es ese obstáculo? Claro, el desacuerdo político, que es lo que frena el desarrollo de cualquier país. En entrevista de radio, un ejecutivo de esta firma comparaba el estudio que se hace en México con el que se hizo en Brasil, ¿y cuáles cree usted que eran los números antes de la recuperación económica de ese país? Efectivamente, era totalmente a la inversa de lo que vemos aquí en México.
Sí siguen los grupos políticos tomando sus decisiones sin sentarse a la mesa para negociar, es muy probable que sigamos decayendo en el ánimo empresarial y, si a eso le ponemos un aumento de impuestos, quién sabe si habrá país para el 2012.
A la marcha asistieron los mismos de siempre, grupos extremos que igual se movilizan por una cosa que por otra, lo que les ha ido quitando validez por el simple hecho de ir a todas; rancios políticos de izquierda de los sesenta, a los cuales la revolución y los cambios democráticos del país los han llevado a ser diputados y senadores y, por esta simple razón, ya no estaría justificado estar en la calle. ¿O qué? ¿No se han enterado que para eso llegaron a las cámaras, después de un largo camino desde el 68? Antes, como el gobierno cerraba todos los espacios, reprimiéndolos y suprimiendo su libertad de expresión, efectivamente el único camino era la calle.
Algunos de los participantes de la marcha, como AMLO, experto en este tipo de acciones, minimizaron las marchas cuando fueron gobernantes, como el caso de la movilización en contra la inseguridad, para después, él mismo, bloquear la avenida Reforma, abusando hasta el máximo de esta estrategia y llevando a los ciudadanos del país al inmenso hartazgo.
Por otra parte, la marcha fue seguida y reportada en Twitter, la nueva red social que permite mandar mensajes de lo que se está haciendo por minuto. Por lo tanto, las personas pudieron seguir la marcha sin necesidad de arriesgarse a estar en medio del tumulto, teniendo mucha gente del interior del país la posibilidad de convertirse en un marchista digital.
Los pleitos, dimes y diretes que hoy se están dando en esta red, empiezan a matar poco a poco la razón de ser de las marchas. A mi parecer, ya no hay razón de ser, en una ciudad de este tamaño, que los grupos políticos salgan a mostrar el supuesto músculo callejero, cuando hay libertad de decir lo que quieran en donde quieran. Por ende, es más triste la historia de estos líderes pasados de moda, cuando ellos mismos tratan de ocultar sus mentiras, ante pruebas contundentes, que corren por Internet, a la simple vista de todos.
Pereciera que hay más drama y se dicen más cosas importantes en Twitter, que lo que se dijo en el Zócalo esa tarde. Amén, que el objetivo de la marcha se perdió cuando apagaron la luz de la catedral y todos se fueron a sus casas.
Contra lo que pasaba en los sesenta, hoy tenemos blogs, mails, páginas web y la posibilidad de enterarnos de todo lo habido y por haber; ya no hay represión cultural, tampoco ideológica, ni fronteras en la información. Recordemos que el subcomandante Marcos era más famoso en Europa que aquí en México. Mientras que estos muchachos creen que saliendo a la calle o amenazando con una huelga nacional, la cual nadie seguiría, quieren tapar una verdad conocida por sus trabajadores, que en algunos casos eran cómplices, ya fuera por gusto, obligados por el sistema o porque sufrían sin remedio las políticas antiguas de los líderes sindicales.
Mientras en el país, entre las fuerzas políticas siguen debatiendo el paquete fiscal, ya salió que al no tener el gobierno un plan “B”, el PRI sí lo tiene y hace arreglos para que todo quede parecido, pero diferente, demostrando con esto su mayoría y tratando de dejar mal al gobierno y al PAN. Mientras, los partidos de izquierda, en su afán de lucha en contra del sistema y ante su mínima capacidad de maniobra, regresan a la táctica de la marcha o el bloqueo, pero aplicada al Congreso, tomando la tribuna para evitar la autorización del pleno. Estas estrategias se ven tan infantiles que dan pena.
Lo único malo de todo esto es que el ánimo de los ciudadanos y empresarios va empeorando. La firma de consultoría Deloitte presentó en su Barómetro de Empresas, Undécima Edición, los resultados de una encuesta con 335 ejecutivos de las más importantes empresas de México. Lo que podemos ver es que el ánimo y la expectativa sobre el entorno de negocios mejora en un 5 por ciento contra el mismo mes del año anterior. Desafortunadamente, cambió la expectativa sobre el futuro y, a partir de junio de este año, los empresarios vuelven a ver que la economía para el año 2010 no va a ser nada halagüeña.
Y el dato más grave que reporta este estudio es el salto incremental desfavorable sobre el obstáculo más grande para la economía en opinión de los entrevistados, que pasa del 6.6 por ciento al 38.3 por ciento en tan sólo 7 meses. ¿Cuál cree usted que es ese obstáculo? Claro, el desacuerdo político, que es lo que frena el desarrollo de cualquier país. En entrevista de radio, un ejecutivo de esta firma comparaba el estudio que se hace en México con el que se hizo en Brasil, ¿y cuáles cree usted que eran los números antes de la recuperación económica de ese país? Efectivamente, era totalmente a la inversa de lo que vemos aquí en México.
Sí siguen los grupos políticos tomando sus decisiones sin sentarse a la mesa para negociar, es muy probable que sigamos decayendo en el ánimo empresarial y, si a eso le ponemos un aumento de impuestos, quién sabe si habrá país para el 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario