viernes, 26 de febrero de 2010

¿Manejo de crisis o inmolación pública?

Fuimos testigos, en los últimos días, del intento del desenlace de la historia de Tiger Woods. Supongo que la idea era hacer una declaración pública que, como en cualquier manejo de crisis, diera una salida estable para terminar con la desagradable situación y empezar a recuperar la reputación del golfista famoso. Sin embargo, en la estrategia o ejecución, algo se salió de control y el resultado no fue el deseable.

La aparición de Tiger en la televisión ofreciendo disculpas sobre su conducta fue, más que un manejo de crisis, una inmolación pública del golfista. Extremadamente nervioso, realizó una declaración muy corta, como debiera de ser, pero al ser leída, le quitó credibilidad. Considero que la redacción del comunicado fue excesiva, a tal grado que en lugar de controlar la situación, dejó abierta la puerta para más problemas. Muestra de esto es el hecho de las burlas y sátiras que se dieron en la televisión norteamericana y los noticieros. Técnicamente, el manejo fue muy deficiente.

Por otra parte, la selección del vestuario tampoco fue el correcto, creo que el momento merecía el uso de una corbata. A nivel del mensaje, nunca se entendió a quién le ofrecía la disculpa pública: ¿a sus familiares, a sus seguidores, a los patrocinadores, a los medios o, directamente, a la esposa? El hecho de que ella no estuviera presente dejó abierta la puerta para más críticas y que el mensaje fuera confuso.

Desafortunadamente, no creo que la situación vaya a terminar ahí. Se notó que se quiso tocar el tema de los medios y no salió muy bien, tardó mucho en enfrentarlos y, en mi opinión, el manejo del asunto no fue integral, sólo funcionó como un parche tardío que seguramente puede empeorar la situación.

Después de esto, creo que pasará mucho tiempo más antes de salir del problema. Ahora tendrá que hacer un control de daños para la parte deportiva de la cual, por cierto, no se habló en la conferencia de prensa, en donde se confirmó que ya perdió casi todos los patrocinios.

Es increíble que en un país en donde existen tantos expertos en el manejo de crisis, no se haya aplicado el adecuado. Quién sabe qué sucedió, pero, como decimos en México: "pasa hasta en las mejores familias". Habrá que esperar qué ocurre con la carrera de Tiger Woods, la cual pudo haber terminado, junto con su vida pública, en una inmolación manifiesta, en lugar de un adecuado manejo de crisis.

jueves, 25 de febrero de 2010

Reformas políticas de México

Se abre un gran debate en México, por un enfrentamiento entre los grupos de poder. El martes, que podemos nombrarlo como un martes negro, parece que será piedra de toque, ya que se juntan ¿de casualidad?, por una parte, la presentación pública de la reforma política del Senado, la publicación del desplegado a la generación del No y la presencia de Carlos Salinas en una conferencia sobre la banca en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias. Y por la otra, las multas a Grupo Azteca por una serie de irregularidades en permisos para sus productos comerciales, más las que amenaza el IFE en propinarle por faltas a las leyes electorales. Y para cerrar las coincidencias, ese día se firma la alianza opositora al PRI en Oaxaca. ¿Es mucha casualidad que todo esto pasara en un sólo día?

Con estas casualidades, podemos ver que se abre la verdadera carrera para la sucesión presidencial de 2012, bajo un principio elemental. En este año es preciso hacer todos los cambios o reformas necesarias para pavimentar el camino a la súper-elección presidencial y a la gobernabilidad ante el escenario de ganar o perder la elección, por lo que la guerra se ha abierto y, además, de manera pública.

Desafortunadamente, en México el único camino que sabemos es el de echarnos la culpa los unos a los otros. Los del pasado inmediato le echan la culpa a los del pasado anterior de las malas y de las no reformas y, los que están ahora en poder de la llave legislativa, para poder tomar las decisiones sobre las reformas políticas, seguro las van a plantear con la visión y la meta de 2012.

En México, las reformas políticas en los últimos años han sido con una visión a corto plazo y con carácter controlador, lo que significó solamente una cucharada de democracia en un momento determinado. En la mayoría de los casos funcionaron solamente para dar un poco de respiro al sistema político y, desafortunadamente, sin una visión para llegar a un acuerdo institucional sólido a futuro. La última que valió la pena fue la reforma política del 96.

Hoy, el país está llegando a un momento histórico en donde por varias circunstancias se está generando la presión social suficiente para pensar en una nueva reforma política. Se puede decir que principalmente este fenómeno se está generando, primero, porque la generación vieja de los políticos en el poder quiere seguir actuando como en el pasado, sin ver y entender que la sociedad mundial está cambiando significativamente, queriendo dejar atrás las malas prácticas que el viejo régimen priista nos dejó como legado.

Otro factor de vital importancia, es que el arreglo institucional está totalmente rebasado, y en donde esa vieja práctica del sistema político mexicano de ajustar las instituciones con el mismo criterio de las reformas, de manera cortoplacista y bajo el control político, no pasó la prueba de la modernidad y menos la de la alternancia, por lo que nuestro sistema institucional está desarmado, viejo y obsoleto.

Al unísono de esta situación, tenemos como causa-efecto el hecho de que se cumplen 20 años de alternancia política (contados desde que el PRI gobierno acepta que el PAN gana en 1989 la gubernatura de Baja California); alternancia que, como todas las genialidades de nuestro sistema político, fue forzada, como parte de acuerdos y reformas políticas concertadas, bajo los criterios arriba mencionados. Lo que está haciendo que nuestro sistema político entre en un círculo perverso, necesitado de un nuevo diseño institucional, que dé una salida a los descontentos de las clases sociales.

Este círculo vicioso, junto con la vieja generación de políticos, generó que todas las fuerzas políticas demostraran su ineficiencia, corrupción y corta visión de Estado al llegar al poder; hoy en México no existe fuerza política que no esté representada de alguna u otra manera en una de las dos cámaras federal o estatal. Y los partidos más consolidados, alcanzarán alguna gubernatura. La democracia y la alternancia han tenido sus frutos, pero con grandes fallas en los hombres, y llegaron a su límite social. Muestra de esto serían las alianzas políticas que se están dando como parte de la descomposición política del sistema.

Ahora, ante la presión para la reforma, al parecer vuelven a parecer los mismos criterios para hacer las propuestas, pero estamos viendo que la nueva circunstancia y el avance democrático nos está llevando hacia un semi-parlamentarismo, y nuestro sistema, que nació como una burda copia del sistema democrático estadounidense, ahora se quiere parecer a alguno de los sistemas parlamentarios europeos.

Ya se dice que parte de la nueva propuesta de reforma está dedicada a la reelección de ciertos personajes que la están diseñando y que, de esta manera, asegurarán sus posiciones en el próximo sexenio. Gane quien gane, nuevamente la visión de corto plazo vuelve a triunfar sobre la visión de Estado y, de nuevo, nos quedaremos cortos.

Mientras no instruyamos a nuestros jóvenes, y nuestras generaciones futuras solamente aspiren a ser narcos, empresarios monopólicos o políticos corruptos, México no avanzará ni cambiará el modelo de actuación y liderazgo social.

Cambiemos, para poder tener en México una generación del Sí.

viernes, 19 de febrero de 2010

El camino a Estocolmo

Ayer se realizó el primer enuentro de cuarenta líderes mundiales, especialistas en relaciones públicas. El objetivo, discutir el documento final que se presentará en la reunión de Estocolmo y que pretende definir cuál será el verdadero rol del comunicador para el futuro. La reunión se llevó a cabo mediante una conferencia telefónica y habrá otras dos para afinar el documento final.

Todo este proceso está enfocado para crear un mejor entendimiento de los alcances de la comunicación en las empresas y entidades. Esto permitirá entender que la trascendencia de la Comunicación ayuda a generar el liderazgo necesario para desempeñarse como una mejor empresa, que genera valor y está en más armonía con el ambiente.

Los comunicadores en el mundo tenemos que hacer que los tomadores de decisiones en las compañías entiendan el poder de la Comunicación. Es increíble que a la fecha, y sobre todo en las empresas privadas, la entienden como el último eslabón de una cadena o como la información que deben de mandar al consumidor, vía la publicidad. Es curioso ver que éstos líderes lo saben perfectamente y la usan, como su mano derecha, para ordenar. He comentado en otras colaboraciones que para gobernar hay que hacer tres cosas, tener un plan, compartir el poder y comunicar. Esto a veces en la iniciativa privada no se entiende del todo como un proceso para "gobernar" un corporativo.

Podemos inferir que a los ceo´s, por la costumbre de sólo enviar publicidad para vender, a veces no entienden la dimensión de la Comunicación como la mejor forma de atraer a los nuevos clientes. Abarca desde la junta directiva y atraviesa todo el organigrama para conectar con el consumidor.

Cada día, éste cambia sus perfiles de una manera que, tal vez, no estamos alcanzando a dimensionar del todo y a la velocidad que debiéramos. Por eso, es de vital importancia que los comunicadores empecemos a trabajar en hacer consientes a los dirigentes de las empresas sobre del verdadero liderazgo que se crea con la Comunicación.

El camino hacia Estocolmo para crear liderazgo seguirá su curso.

jueves, 18 de febrero de 2010

Pero qué necesidad: la canción

Lima, Perú.- Fuera de la ciudad de México, me doy cuenta que la sabiduría popular es muy profunda y, normalmente, se refleja en dichos populares o hasta en canciones. En esta ocasión, con todo lo acontecido en esta última semana en el país, con el gobierno, con nuestros políticos y observando desde lejos los problemas de México, recordé aquella canción de Juan Gabriel llamada “Pero qué necesidad”.

Y reflexiono: ¿qué necesidad de llevar las cosas hasta el grado que estamos viendo estos días en las noticias? Y, pensándolo bien, no sé a ciencia cierta si es por esa frase y tema de la canción o realmente es por lo que le sigue, que dice “para qué tanto problema”.

Y a lo que me refiero es que si asumimos, y sólo si asumimos en un momento dado, que todo lo que se dice y lo que poco a poco se va conociendo sobre el asunto de Gómez- Mont, el PAN, César Nava y el Presidente es verdad, sólo aplicaría decir el título de la canción: pero qué necesidad que el presidente hubiera, supuestamente, no sabido de las negociaciones de su Secretario de Gobernación, que tampoco hubiera sabido o autorizado las negociaciones de su partido y que sólo se hubiera enterado hasta el mes de enero, cuando esto ya se veía desde la negociación para el presupuesto.

Y si el asunto fuera canción, la letra diría algo así: pero qué necesidad de llevar las cosas hasta ahí; pero qué necesidad que se salga de control, para qué tanto problema, y el coro repetiría: para qué tanto problema, si se puede controlar.

Ahora bien, en otra fase del problema, entraríamos a que el asunto no debió ser público, tampoco de orillar al Secretario de Gobernación a renunciar al partido, no sabemos si también renunció a Gobernación, pero su posición parece insostenible, es más ahora por defenderlo y salir a decir que es un interlocutor válido para ellos, lo metieron en más problemas, por aquel otro dicho mexicano que dice que lo está besando el diablo y los de allá (su partido azul), si no lo querían después de la discusión, pues ahora menos, en todo el sentido literal, figurativo y hasta religioso (por lo del diablo, claro).

En este caso, la segunda estrofa de la canción diría algo así: pero qué necesidad, si ya no estaba de acuerdo, porque lo hicieron público, pero que necesidad, en que bronca nos metimos, para que tanto problema, no lo necesitábamos ahora.

Y entonces entramos al tercer problema, si ya dije que no sabía y ya lo hice público, para qué dejo que, o peor, para qué le aviento toda la caballería públicamente y ante los ojos de los ciudadanos, el único que queda mal es el partido, se lleva de corbata al presidente, para acabarla de amolar, las alianzas están bailando, no sé si vaya a ganar al final del día, después de la paliza de julio, me pongo en entredicho y sígale usted sumando, lo que se le ocurra.

En ese caso la tercera estrofa de la canción diría algo así: pero qué necesidad, para qué tanto problema, si ya no lo puedo parar, para que le sigo y sigo, yo voy a quedar muy mal, y si pierdo la elección, se me va a poner peor y no puedo hacer ya nada, para qué tanto problema, si ya no tengo remedio, pues que me lleve la tristeza, pero qué necesidad, para qué tanto problema, no lo necesitábamos ahora.

Si en todo este proceso le añadimos que con esta situación, además, aventamos una reforma política que se nos está revirtiendo, por parte de todos los actores y ahora peor con este incidente y le abrimos la puerta al mismísimo PRI, de hacer su propia iniciativa, sin haberla consensuado, y que ya estamos en la guerra del 2012. Ahora con la nueva propuesta del PRI, me van a acabar de desgraciar la imagen, no va a haber quién del gobierno es válido, y si termino quitando a Gómez-Mont, entre que no tengo a quién poner y al que ponga me lo van a despedazar (nomás por joder), con todo este juego electoral, el tiempo juega a favor del PRI, con la elección y la necesidad de las demás reformas, me van a poner contra la pared, pues regresamos a la frase: pero qué necesidad.

Y la cuarta estrofa de la canción debería decir algo así: pero qué necesidad, para qué tanto problema, para qué meterme en las alianzas, y más en este momento, cuando necesito más reformas de trabajo y no abrirle la puerta al PRI a que me gane públicamente las reformas. Pero qué necesidad, para qué tanto problema, con lo de Juárez tan caliente, para qué me meto en problemas, pero qué necesidad, para qué tanto problema, si yo sólo quiero seguir en los pinos, sin problemas.

En fin, me queda claro que de compositor me moriría de hambre, las frases no riman y difícilmente se podría cantar la canción al ritmo pero, lo importante, es el sentimiento de la población ante un hecho que al parecer no se debería de haber hecho público, tampoco se controlaron los daños en el momento más grave y, para acabarla de amolar, se dejó la puerta abierta en el peor momento, el arranque de las campañas.

O a lo mejor el hecho que estoy viendo las cosas desde lejos, no me deja ver que es una estrategia para ganar las elecciones y seguir en los Pinos. Pero de todas formas pienso: pero qué necesidad de regresar a los escándalos, para qué tanto problema.

viernes, 12 de febrero de 2010

La fuerza de la comunicación

Muchas veces, para los comunicadores es muy difícil entender cómo los directivos de las compañías no conciben la importancia de la comunicación y por qué, aun la ven como el último eslabón de la cadena de negocios. Por más que hoy en día los ejemplos saltan a la vista, los directivos se niegan a entender que puede ser una de las armas más poderosas, por eso debe ser tomada técnicamente como parte de la estrategia de los negocios.

Y unos ejemplos bastarán para apreciar que, sin importar el ámbito de trabajo, la comunicación es la base del entendimiento social. Una empresa que necesita abrir un centro comercial en cualquier comunidad, requiere comunicarse con la sociedad; si no lo cree, basta recordar lo sucedido a Walmart en la ciudad de Teotihuacán; a Comercial Mexicana en Cuernavaca, con el famoso asunto del Casino de la Selva. O, simplemente, recordemos, la triste historia del aeropuerto de la Ciudad de México u otros que se han tenido recientemente con la construcción de presas en el país.

La comunicación funciona en muchos casos como un factor de cohesión social y las relaciones públicas se consideran respuestas de los responsables sociales a las necesidades de participación del entorno. De ese tamaño es la importancia de la comunicación de cualquier empresa, institución o gobierno; obedece a una respuesta a su motivación de inserción en la sociedad, desde cualquier punto de vista, ya sea como un conjunto de ciudadanos o de consumidores.

Más ejemplos podemos ver a diario. Toyota en estos momentos, enfrenta sus problemas mediante una estrategia de comunicación; enfrentar a los medios y una la campaña de comunicación con sus clientes, son lo único que va a salvar a esta armadora del grave problema que tiene ante sí. Esta situación ya hizo que Ford en México tuviera que salir a dar aclaraciones y recordemos que si no hubiera sido por su efectiva campaña de comunicación y relaciones públicas, el año pasado GM no hubiera generado la gran confianza que logró salvar su reputación en todos los mercados.

Señores empresarios, la comunicación ayuda a mejorar y encausar los negocios, no la dejen al final de su camino de gestión, incorpórenla desde el inicio de los proyectos y verán el gran potencial que le genera a sus empresas. Finalmente, véanla como una inversión, no como un gasto.

jueves, 11 de febrero de 2010

La reputación de México

En este mismo espacio, el 11 de febrero de 2009, en un editorial titulado “Calderón, las Relaciones Públicas y México”, nos referíamos al comentario que el presidente Calderón hizo en una reunión del Foro Económico de Davos, sobre el hecho de que México necesitaba una campaña de relaciones públicas para cambiar la reputación del país ante el mundo. En ese momento celebré la decisión del presidente. Comenté, además, que en México existe un gran gremio de relaciones públicas, donde hay profesionales de mucha capacidad y del cual tuve el honor de ser presidente de su Asociación durante dos años y medio. Nada paso durante 2009.

La noticia de ayer es que, vía la Secretaría de Relaciones Exteriores, se está llevando a cabo un concurso internacional para que agencias extranjeras de relaciones públicas ayuden a México a mejorar su reputación ante el mundo. Nuevamente, celebro la decisión y espero, por el bien de nuestro país, que se inicie este esfuerzo, ya que estamos perdiendo terreno ante los ojos del mundo. En otra colaboración, en noviembre de 2009, comenté que tuve la oportunidad de ser invitado como conferencista a la reunión anual de la Asociación de Relaciones Públicas de Estados Unidos para dar una conferencia sobre la Comunicación y la situación entre ambos países. Todas las preguntas del auditorio fueron sobre temas de gobernabilidad, inseguridad, libertad de prensa y la situación política en México, lo que demuestra que nuestra imagen y reputación están muy afectadas por las noticias que corren en el mundo.

Cuando se habla de reputación es importante saber a qué se refiere uno, ya que siempre existe la confusión con imagen. La imagen es la información que una organización o institución define y muestra al exterior, vía comunicación y diferentes medios. La reputación es la percepción que tienen los diferentes públicos de una entidad y está influenciada no sólo por la imagen que lanza esta entidad o institución, sino por su actuación en el terreno real y público. Entiéndase que una organización puede decir que es maravillosa y lanzar una imagen divina, pero en la realidad los ciudadanos viven la actuación de esa organización y, entonces, su reputación es muy diferente de lo que la organización piensa internamente.

En varios ejercicios que he realizado como consultor en diferentes empresas, he percibido que normalmente, cuando se estudia lo que los públicos dicen de la organización, habitualmente difiere por mucho de lo que piensa la gente interna. Cuando esto sucede, es reacción natural de los directivos no tomar conciencia de la verdadera actuación que les corresponde y de los problemas que pueden tener fuera de la organización.

En cuestión de reputación, después de conocer los resultados de los estudios y saber la verdad de lo que piensan los diferentes sectores, solamente se puede actuar de dos formas: la primera es cambiando la realidad, que significa hacerse consiente de los problemas y solucionarlos; y, en segundo lugar, si todo está bien, entramos al terreno de que lo que hay que mejorar, es la percepción de las acciones que se están haciendo y, entonces, entramos al terreno de, dicho de manera simple, “cacarear el huevo”.

La reputación se mide bajo siete dimensiones de actuación de cualquier entidad y éstas son: liderazgo, innovación, oferta, situación financiera, gobernabilidad, responsabilidad social y calidad de empleo. Los especialistas que contraten, deberán de analizar muy bien cuál es el resultado y la propuesta de valor de cada una de estas dimensiones en el caso de México y su gobierno, para poder determinar cómo diseñar la campaña del país en el extranjero, cuando desafortunadamente hoy, por los problemas internos, desacuerdos políticos, inseguridad, falta de empleo y oportunidades, pobreza y debilidad económica, nuestra imagen afuera no está siendo muy bien percibida por el tipo de noticias que corren por los medios internacionales.

Ojalá en México sepamos dar las directrices correctas a las agencias extranjeras que hagan este trabajo, para que no caigan en el camino fácil de sólo manejar la imagen y difundir que México es lo máximo. De lo cual estoy plenamente convencido, pero hay una realidad que desafortunadamente nos duele y los extranjeros la viven a diario. La campaña deberá de ser en una justa dimensión para ayudar a cambiar la percepción de nuestra reputación, pero también basada en hechos reales. Ya no sólo se puede manejar la imagen cuando hay realidades que duelen y que no se pueden ocultar.

Ojalá no solamente el presidente Calderón tenga la voluntad de hacerlo. Esperemos que las demás fuerzas políticas entiendan que, mientras no existan acuerdos políticos que cambien la realidad del país, no se podrá modificar la realidad de México, y ante los ojos del mundo seguiremos siendo inseguros, débiles y poco competitivos, cada día más.

viernes, 5 de febrero de 2010

Creando valor en las redes

Uno de los grandes cambios en el mundo de los negocios que ha generado el desarrollo de internet es que el consumidor, al compartir toda su información, se convirtió en parte de una red (network) en donde participa sus vivencias personales acerca de marcas o de problemas sociales. Ésta, poco a poco y de manera gradual, ha cambiado el comportamiento de la masa social y del mismo consumidor que, de principio, ya no está solo frente a las empresas fabricantes de productos o prestadoras de servicios.

Creo que todos nos hemos acomodado con la tendencia ya que vivimos y somos parte de la esfera de internet y de alguna red social. Se volvió un espacio, un foro para expresar y compartir nuestra experiencia con alguna marca; en otros casos brindamos una opinión o desacuerdo hacia un producto o simplemente, le hemos dado replay a algún mail que habla de algún tema que nos genera bienestar o malestar. Todos lo hemos hecho y cada día es más normal.

Pero las empresas, como organizaciones comunicativas, ¿realmente se dan cuenta de esta situación?. Considero que no todas o, por lo menos, no a la velocidad que debieran. Ahí está el gran cambio del manejo de la estrategia de comunicación.

Un gran paso es el estar presente en las redes sociales. Pero mas allá de usarlas como herramienta, en el fondo lo importante es entender cómo su organización se comunica con el exterior y con sus diferentes públicos (stockholders); y en segundo lugar es qué valor usted genera para sus públicos y, de manera en especial, en las redes sociales en donde se encuentran sus consumidores.

El analizar desde este diferente punto de vista a la organización, nos hace dejar atrás los sistemas tradicionales de la comunicación. Además, rompe con la tendencia de comunicarnos como lo hacíamos antes para "modernizados", estar presente en las redes sociales en Internet.

Hoy, lo que se debe lograr es la creación de valor a nuestros diferentes consumidores en las redes para volverlos participativos y que la historia de nuestra compañía sea compartida de mejor manera y con un objetivo claro, no solo de información. Para esto debemos dejar de ser organizaciones reactivas y pasar a ser, desde el punto de vista comunicacional, organizaciones dinámicas desde el centro mismo de la empresa. Las compañías más exitosas en los negocios son las que a través de la comunicación llevan, desde la junta de accionistas hasta el más lejano de sus clientes, todo el valor de la compañía y lo coloca dentro de la red social de su consumidor.

jueves, 4 de febrero de 2010

Por el futuro de México

De pronto, en este inicio de año, el país, ha perdido el rumbo. Lo que parecía un año de fiesta por el bicentenario, un año de recuperación, se ha convertido en una torre de babel donde los ciudadanos estamos viendo que ninguno de los políticos se entiende.

Iniciamos con un gran enfrentamiento entre poderes por el control de una reforma política de la que nadie entiende cuál será su beneficio o por qué salió como un gran anuncio de la presidencia antes de las reformas económicas que son tan necesarias para el país y su desarrollo.

Seguimos con diferentes enfrentamientos verbales entre todos los actores políticos: entre los diputados, las juanitas que se van de la Cámara de Diputados y ceden sus cuotas de género y, para rematar el asunto y mostrar la verdadera cara de nuestros diputados, aparece en radio un legislador del PRD mostrando un racismo extremo (que, desafortunadamente, tenemos muy arraigado como cultura) y la verdadera insensibilidad y desprecio de los políticos hacia las situaciones extremas que se viven en el mundo.

¿Qué está pasando?, me preguntaba un amigo que después de leer las noticias se declaraba abatido por no entender hasta dónde, como sociedad, podemos llegar debido a la lucha encarnizada de poder que estamos viviendo. Y, a ciencia cierta, nadie en realidad sabe lo que está pasando.

¿Qué se ve?, lo único que se puede ver es un pacto político destrozado, con acuerdos rotos, no cumplidos o boicoteado por un tercero en cuestión. Se ve que no se pusieron las reglas desde el poder central para el siguiente periodo de elecciones, que les ganó el tiempo y que las fuerzas vivas de los poderes locales están tratando de ganar espacios sobre el poder central. Solamente de esa manera podemos entender el porqué de las alianzas locales.

Hace poco, recibí un mail comentándome que las alianzas son la única manera, localmente hablando, de poder sacar a los dictadores con más de 80 años de control partidario en varios de los estados de la república y, bajo esa óptica, hay que entender que a ellos aún no les ha llegado el beneficio de la “alternancia” ni de una nueva democracia.

Por otra parte, no se ve control en las fuerzas políticas; apenas alguien saca la cabeza para anunciar su intención de querer participar como precandidato a la presidencia para 2012, inmediatamente, de donde menos se imagina, se lanzan todo tipo de ataques para bajar las intenciones de los políticos querendones de poder. En otros rumbos, políticos, funcionarios del gobierno, aprovechan el lanzamiento de sus reformas o de programas nacionales para dejar claras sus intenciones, también, de apuntarse a la carrera del 2012.

La situación es grave, insisto, ya que como sistema político no se están poniendo las reglas básicas para las contiendas electorales. Ya sucedió en épocas de Fox, donde vivimos en crisis permanente hasta llegar, en medio de un caos, a la elección presidencial. No debiera el sistema permitir que pase nuevamente; en aquel tiempo la situación económica del país y del mundo en nada se parecía a la actual y es muy peligroso jugar con los tiempos, como se está haciendo ahora. Además, hoy tenemos el gran problema de inseguridad y del crimen organizado que está rebasando los controles estatales y lacerando a la población, obligando a la gente a cambiar su rutina diaria, a vivir con miedo y zozobra, provocando un nuevo movimiento social de migración hormiga en los estados más lastimados por la delincuencia organizada.

La lucha por el control político está deteniendo al país, no hay trabajo en las cámaras, todo son componendas para las elecciones, políticos van y políticos se reacomodan, algunos llegaron solamente para dar el brinco a una posición mejor y, si no los dejan regresan a su trabajo legislativo desencantados y enfermos de decepción. ¿Y el país? Bien, gracias.

No se ve vocación por los problemas nacionales, no hay una voz que clame la unidad y que trate de encausar todo el trabajo político en beneficio de México, en año del bicentenario, al parecer, que todos se han olvidado de nuestros problemas a corto plazo y por supuesto nadie tiene una visión de largo plazo, que defina un México ganador para el mañana.

México necesita líderes, no políticos mesiánicos enfermos de poder. El país necesita una visión, necesita ver un futuro esperanzador, no un rayito de esperanza. México está cansado de políticos de visión corta. Algo que definitivamente se nos ha olvidado en esta celebración del bicentenario es rescatar los ideales de los grandes pensadores mexicanos.

Desafortunadamente, como sociedad no hemos creado una cultura de futuro, vamos a la deriva, no hemos fomentado pensadores, no hemos fomentado ideas ni corrientes ideológicas que salven a nuestro país y a nuestra cultura, no creamos sabiduría y cada día estamos más lejos del mundo futuro.

Hago el exhorto a que nos unamos en causas ideológicas, a que fomentemos corrientes de pensamiento para buscar un mejor futuro basado en los valores nacionales que han hecho que México sea un gran país. Hoy México pide a sus nuevos jóvenes y a sus hijos de todas las edades que aporten conocimiento, ideales para formar nuevas generaciones que hagan que el país cambie de forma de pensar y que nos alejemos de todo lo que hoy no está funcionando.

Por el bien de México, esto es lo que se debe de hacer para celebrar el Bicentenario.