Lima, Perú.- Fuera de la ciudad de México, me doy cuenta que la sabiduría popular es muy profunda y, normalmente, se refleja en dichos populares o hasta en canciones. En esta ocasión, con todo lo acontecido en esta última semana en el país, con el gobierno, con nuestros políticos y observando desde lejos los problemas de México, recordé aquella canción de Juan Gabriel llamada “Pero qué necesidad”.
Y reflexiono: ¿qué necesidad de llevar las cosas hasta el grado que estamos viendo estos días en las noticias? Y, pensándolo bien, no sé a ciencia cierta si es por esa frase y tema de la canción o realmente es por lo que le sigue, que dice “para qué tanto problema”.
Y a lo que me refiero es que si asumimos, y sólo si asumimos en un momento dado, que todo lo que se dice y lo que poco a poco se va conociendo sobre el asunto de Gómez- Mont, el PAN, César Nava y el Presidente es verdad, sólo aplicaría decir el título de la canción: pero qué necesidad que el presidente hubiera, supuestamente, no sabido de las negociaciones de su Secretario de Gobernación, que tampoco hubiera sabido o autorizado las negociaciones de su partido y que sólo se hubiera enterado hasta el mes de enero, cuando esto ya se veía desde la negociación para el presupuesto.
Y si el asunto fuera canción, la letra diría algo así: pero qué necesidad de llevar las cosas hasta ahí; pero qué necesidad que se salga de control, para qué tanto problema, y el coro repetiría: para qué tanto problema, si se puede controlar.
Ahora bien, en otra fase del problema, entraríamos a que el asunto no debió ser público, tampoco de orillar al Secretario de Gobernación a renunciar al partido, no sabemos si también renunció a Gobernación, pero su posición parece insostenible, es más ahora por defenderlo y salir a decir que es un interlocutor válido para ellos, lo metieron en más problemas, por aquel otro dicho mexicano que dice que lo está besando el diablo y los de allá (su partido azul), si no lo querían después de la discusión, pues ahora menos, en todo el sentido literal, figurativo y hasta religioso (por lo del diablo, claro).
En este caso, la segunda estrofa de la canción diría algo así: pero qué necesidad, si ya no estaba de acuerdo, porque lo hicieron público, pero que necesidad, en que bronca nos metimos, para que tanto problema, no lo necesitábamos ahora.
Y entonces entramos al tercer problema, si ya dije que no sabía y ya lo hice público, para qué dejo que, o peor, para qué le aviento toda la caballería públicamente y ante los ojos de los ciudadanos, el único que queda mal es el partido, se lleva de corbata al presidente, para acabarla de amolar, las alianzas están bailando, no sé si vaya a ganar al final del día, después de la paliza de julio, me pongo en entredicho y sígale usted sumando, lo que se le ocurra.
En ese caso la tercera estrofa de la canción diría algo así: pero qué necesidad, para qué tanto problema, si ya no lo puedo parar, para que le sigo y sigo, yo voy a quedar muy mal, y si pierdo la elección, se me va a poner peor y no puedo hacer ya nada, para qué tanto problema, si ya no tengo remedio, pues que me lleve la tristeza, pero qué necesidad, para qué tanto problema, no lo necesitábamos ahora.
Si en todo este proceso le añadimos que con esta situación, además, aventamos una reforma política que se nos está revirtiendo, por parte de todos los actores y ahora peor con este incidente y le abrimos la puerta al mismísimo PRI, de hacer su propia iniciativa, sin haberla consensuado, y que ya estamos en la guerra del 2012. Ahora con la nueva propuesta del PRI, me van a acabar de desgraciar la imagen, no va a haber quién del gobierno es válido, y si termino quitando a Gómez-Mont, entre que no tengo a quién poner y al que ponga me lo van a despedazar (nomás por joder), con todo este juego electoral, el tiempo juega a favor del PRI, con la elección y la necesidad de las demás reformas, me van a poner contra la pared, pues regresamos a la frase: pero qué necesidad.
Y la cuarta estrofa de la canción debería decir algo así: pero qué necesidad, para qué tanto problema, para qué meterme en las alianzas, y más en este momento, cuando necesito más reformas de trabajo y no abrirle la puerta al PRI a que me gane públicamente las reformas. Pero qué necesidad, para qué tanto problema, con lo de Juárez tan caliente, para qué me meto en problemas, pero qué necesidad, para qué tanto problema, si yo sólo quiero seguir en los pinos, sin problemas.
En fin, me queda claro que de compositor me moriría de hambre, las frases no riman y difícilmente se podría cantar la canción al ritmo pero, lo importante, es el sentimiento de la población ante un hecho que al parecer no se debería de haber hecho público, tampoco se controlaron los daños en el momento más grave y, para acabarla de amolar, se dejó la puerta abierta en el peor momento, el arranque de las campañas.
O a lo mejor el hecho que estoy viendo las cosas desde lejos, no me deja ver que es una estrategia para ganar las elecciones y seguir en los Pinos. Pero de todas formas pienso: pero qué necesidad de regresar a los escándalos, para qué tanto problema.
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