De pronto, en este inicio de año, el país, ha perdido el rumbo. Lo que parecía un año de fiesta por el bicentenario, un año de recuperación, se ha convertido en una torre de babel donde los ciudadanos estamos viendo que ninguno de los políticos se entiende.
Iniciamos con un gran enfrentamiento entre poderes por el control de una reforma política de la que nadie entiende cuál será su beneficio o por qué salió como un gran anuncio de la presidencia antes de las reformas económicas que son tan necesarias para el país y su desarrollo.
Seguimos con diferentes enfrentamientos verbales entre todos los actores políticos: entre los diputados, las juanitas que se van de la Cámara de Diputados y ceden sus cuotas de género y, para rematar el asunto y mostrar la verdadera cara de nuestros diputados, aparece en radio un legislador del PRD mostrando un racismo extremo (que, desafortunadamente, tenemos muy arraigado como cultura) y la verdadera insensibilidad y desprecio de los políticos hacia las situaciones extremas que se viven en el mundo.
¿Qué está pasando?, me preguntaba un amigo que después de leer las noticias se declaraba abatido por no entender hasta dónde, como sociedad, podemos llegar debido a la lucha encarnizada de poder que estamos viviendo. Y, a ciencia cierta, nadie en realidad sabe lo que está pasando.
¿Qué se ve?, lo único que se puede ver es un pacto político destrozado, con acuerdos rotos, no cumplidos o boicoteado por un tercero en cuestión. Se ve que no se pusieron las reglas desde el poder central para el siguiente periodo de elecciones, que les ganó el tiempo y que las fuerzas vivas de los poderes locales están tratando de ganar espacios sobre el poder central. Solamente de esa manera podemos entender el porqué de las alianzas locales.
Hace poco, recibí un mail comentándome que las alianzas son la única manera, localmente hablando, de poder sacar a los dictadores con más de 80 años de control partidario en varios de los estados de la república y, bajo esa óptica, hay que entender que a ellos aún no les ha llegado el beneficio de la “alternancia” ni de una nueva democracia.
Por otra parte, no se ve control en las fuerzas políticas; apenas alguien saca la cabeza para anunciar su intención de querer participar como precandidato a la presidencia para 2012, inmediatamente, de donde menos se imagina, se lanzan todo tipo de ataques para bajar las intenciones de los políticos querendones de poder. En otros rumbos, políticos, funcionarios del gobierno, aprovechan el lanzamiento de sus reformas o de programas nacionales para dejar claras sus intenciones, también, de apuntarse a la carrera del 2012.
La situación es grave, insisto, ya que como sistema político no se están poniendo las reglas básicas para las contiendas electorales. Ya sucedió en épocas de Fox, donde vivimos en crisis permanente hasta llegar, en medio de un caos, a la elección presidencial. No debiera el sistema permitir que pase nuevamente; en aquel tiempo la situación económica del país y del mundo en nada se parecía a la actual y es muy peligroso jugar con los tiempos, como se está haciendo ahora. Además, hoy tenemos el gran problema de inseguridad y del crimen organizado que está rebasando los controles estatales y lacerando a la población, obligando a la gente a cambiar su rutina diaria, a vivir con miedo y zozobra, provocando un nuevo movimiento social de migración hormiga en los estados más lastimados por la delincuencia organizada.
La lucha por el control político está deteniendo al país, no hay trabajo en las cámaras, todo son componendas para las elecciones, políticos van y políticos se reacomodan, algunos llegaron solamente para dar el brinco a una posición mejor y, si no los dejan regresan a su trabajo legislativo desencantados y enfermos de decepción. ¿Y el país? Bien, gracias.
No se ve vocación por los problemas nacionales, no hay una voz que clame la unidad y que trate de encausar todo el trabajo político en beneficio de México, en año del bicentenario, al parecer, que todos se han olvidado de nuestros problemas a corto plazo y por supuesto nadie tiene una visión de largo plazo, que defina un México ganador para el mañana.
México necesita líderes, no políticos mesiánicos enfermos de poder. El país necesita una visión, necesita ver un futuro esperanzador, no un rayito de esperanza. México está cansado de políticos de visión corta. Algo que definitivamente se nos ha olvidado en esta celebración del bicentenario es rescatar los ideales de los grandes pensadores mexicanos.
Desafortunadamente, como sociedad no hemos creado una cultura de futuro, vamos a la deriva, no hemos fomentado pensadores, no hemos fomentado ideas ni corrientes ideológicas que salven a nuestro país y a nuestra cultura, no creamos sabiduría y cada día estamos más lejos del mundo futuro.
Hago el exhorto a que nos unamos en causas ideológicas, a que fomentemos corrientes de pensamiento para buscar un mejor futuro basado en los valores nacionales que han hecho que México sea un gran país. Hoy México pide a sus nuevos jóvenes y a sus hijos de todas las edades que aporten conocimiento, ideales para formar nuevas generaciones que hagan que el país cambie de forma de pensar y que nos alejemos de todo lo que hoy no está funcionando.
Por el bien de México, esto es lo que se debe de hacer para celebrar el Bicentenario.
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