jueves, 27 de octubre de 2011

Gladiadores del Congreso


Mérida, Yucatán.-  Estando de trabajo por esta ciudad, tuve la oportunidad de ver, en el canal del Congreso, una buena parte de la sesión del martes pasado en donde se dio la discusión sobre la reforma política en la Cámara de Diputados. Fue una experiencia muy lastimosa que me generó una serie de sentimientos encontrados, los cuales quiero compartir con ustedes.

Como telespectador, me sentí asistente, más que a una sesión parlamentaria, a un circo romano, viendo a 500 gladiadores que se pavonean adentro de la arena con toda la pompa y circunstancia de nuestro circo legislativo. Nuestros gladiadores, en lugar de espadas, utilizan la retórica para blandir sus argumentos, pretendiendo golpes certeros presumiblemente para derrotar, en este caso supuestos, oponentes. Como en cualquier competencia los actores tienen diferentes capacidades y destrezas, así como las espadas tienen diferentes tamaños, materiales y formas; esto hace que, en una justa, los espectadores vean y conozcan sus debilidades y fortalezas.

Lo malo, en este caso, es que se puede dar uno cuenta de que todo es efectivamente un circo y una farsa y estas capacidades de los gladiadores, a los espectadores sólo muestran  un show patético. Lo más grave es que este juego de simulaciones lo hacen, primero, a nuestro nombre y, lo peor, supuestamente cuidando nuestros intereses, aunque sus decisiones siempre vayan en contra de nosotros mismos.

La retórica de la argumentación es todavía más grave: las tesis, los argumentos y las justificaciones son verdaderamente incoherentes. Los escuché exponer argumentos históricos, legales, técnicos-legislativos, en algunos casos recitaron un rosario de artículos de la Constitución, otros tantos del reglamento interno, en otras ocasiones se citaron a los clásicos y a los no tan clásicos. Hubo quejas, amenazas, chismes, quejas, dimes y diretes, defensas del honor y del pundonor, pedidos de rectificación y perdones públicos, reconocimientos a la valentía y la congruencia y agradecimientos al brindis de la amistad. Lo malo, es que toda esta retórica no nos lleva a nada más que al manejo de la situación para que, en nombre del pueblo, se defina lo que los grupos de poder necesitan.

Lo que me queda muy claro es que los únicos que no están representados ahí, somos nosotros los espectadores, los ciudadanos, el pueblo que, al final del día, es el que sufre las consecuencias de esas decisiones. Hubo un momento en que un legislador dijo que esto era culpa de la partidocracia y !zaz¡, desperté del letargo en el que me había metido la verborrea legaloide, ¡no podía creer lo que estaba escuchando!, un diputado de un partido político diciendo que el votaba en contra de la partidocracia, cuando el llegó a la Cámara gracias a esa partidocracia; ya después aclaró que él había llegado por el voto directo y no por la vía de los plurinominales.

Florituras verbales, legales, envalentonamientos, todos jugando a la política, según ellos, los más acomodados en sus sillones, en una actividad totalmente pasiva, esperando que el circo se ajustara a lo ya pactado, y en espera del dictamen final. En fin, un verdadero circo. Tenía que salir, por lo que dejé de mirar el espectáculo en el momento en que se pretendía votar la iniciativa sobre la revocación de mandato y la reforma política en lo general y empezaba, de nueva cuenta, el circo y los reclamos.

Al día siguiente, el resultado de este circo: se aprueba en lo general y se sigue discutiendo en lo particular. Una batalla más, finalizada; los grupos políticos ganaron lo que querían por mayoría; los gladiadores y su retórica, entonces, guardaron silencio y fueron a descansar para, al día siguiente, regresar a la arena a dar una nueva batalla en nombre del pueblo, ausente a menos que quiera aburrirse viendo el circo por la televisión.

martes, 25 de octubre de 2011

Los líderes del mundo


Revisando la prensa nacional, me encontré con las notas que dan cuenta de las vejaciones que la turba de rebeldes le propino a Gadaffi, antes de su muerte. En este reportaje se encontraba una secuencia fotográfica de los momentos más importantes de la vida del dictador, en sus diferentes viajes y con los diferentes líderes del mundo, había fotos desde los 70´s y, entre las más actuales, había con Sarcozy, Obama y con los demás líderes árabes de la región; también había fotos de cuando se presentó a dar un discurso ante la ONU, en donde en un desplante, aventó hacia atrás las hojas de su discurso.

Viendo las fotos, la única pregunta que se me vino a la mente fue la de ¿cómo es posible que el mundo permita este tipo de situaciones, y que existan este tipo de líderes? Acto seguido, también me vino la siguiente pregunta: ¿por qué hasta ahora el mundo reaccionó?, y de ahí, si era tan malo e hizo tanta cosa que afectaba a la comunidad internacional, ¿por qué hasta ahora se generó la gran presión para perseguirlo? En fin, ante la secuela de fotografías, me saltaron ésas y muchas dudas más.

Claro, están los conceptos de la autodeterminación de los pueblos, la soberanía, los derechos internacionales, etcétera; pero ante esas fotografías en donde el dictador se paseaba por el mundo, recibido por los más importantes líderes y, al final de la secuencia, se podía ver la fotografía de su desgraciada muerte; pienso que todo el mundo es culpable de que esta situación se desarrollara de esta manera, encuentro declaraciones de Sarcozy, diciendo: Gadaffi se volvió loco y otras tantas más y, por el otro lado, me encuentro las grandes quejas de las asociaciones de los derechos humanos internacionales, pidiendo que se haga algo por la terrible acción de los rebeldes cuando lo capturaron.

Es seguro que ambas partes tienen razón en sus quejas, por una parte la de los líderes que autorizaron los ataques para detenerlo, así como las quejas de los derechos humanos internacionales, lo que en el momento me pareció inaudito y lo que me motiva a escribir este comentario es que, juntas, estas quejas me sonaron incoherentes, pero son una realidad. Lo peor de todo es que, hasta se puede pensar, es una discusión estéril, pero quise hacer el comentario.

Lo que es claro, es que la sociedad, poco a poco en este despertar social que está teniendo, y más en esa franjar del mundo, al parecer no va a permitir que sigan pasando este tipo de situaciones. Estas revoluciones sociales están extendiéndose a una gran velocidad a raíz de la gran conciencia social que se está obteniendo, por la gran difusión de las noticias mundiales en las redes sociales y los medios de comunicación. La gran pregunta sigue siendo: ¿por qué los líderes mundiales siguen permitiendo que esto suceda?

jueves, 20 de octubre de 2011

Coaliciones con la sociedad


Coalición o no coalición, al parecer ése es el dilema político del país.

Estamos presenciando un gran enfrentamiento entre dos grupos para obtener el poder político del país bajo la obtención, vía electoral, de la presidencia de la República. Estos dos grupos están peleando, supuestamente, en la misma franquicia política llamada PRI, pero ambos grupos, extienden sus tentáculos a lo largo de las demás franquicias políticas. No es un asunto de partidos ni de ideologías, es un asunto de poder.

Para ellos, el centro del debate no son las coaliciones como tal, sino la definición de dos objetivos simples; uno, un modelo de gestión del control del poder y, con esto, mantener a raya a los adversarios, y  dos, el aseguramiento del control de la administración pública y la generación de las políticas públicas, para poder definir un modelo económico y político afín a su ideología, intereses y visión.

Dentro de estos dos objetivos, en nuestro ya muy deteriorado y parchado sistema presidencial es básico y elemental obtener la mayoría en el Congreso; esto con el fin de lograr el objetivo de la manera más tersa y segura, pero, además, debe de cerrar lo más posible los espacios para la oposición.

Un grupo lo quiere hacer a través de las llamadas “coaliciones”, que no tiene mayor ciencia que la lógica de las alianzas; el otro grupo lo quiere hacer a través de reforzar el sistema presidencialista y con una cláusula de gobernabilidad más amplia que la que existe hoy. Las dos propuestas contienen ocultas las fórmulas para dominar y controlar a la oposición, si es que llegan al poder.

Lo que es importante mencionar en este momento y ante esta disputa es que hay factores externos que también juegan un papel muy importante en todo este juego: primero, son los monopolios, tanto privados como públicos, que representan un poder real. Unos son los empresarios que siempre buscarán que el estatus quo se mantenga para poder asegurar sus ganancias económicas, y los otros representan las fuerzas laborales, que sirven como balance a los empresarios. Además de esto, están los factores económicos del entorno mundial, los socios comerciales y políticos y, ahora desafortunadamente la delincuencia organizada, que está derivando, también, en rangos de terrorismo. ¿Qué hacer con estos poderes fácticos? ¿También crear coaliciones? ¿De qué tipo serían?

Pero, ¿y la sociedad? ¿Dónde queda en todo este juego? Desafortunadamente, sin darnos cuenta hemos regresado a los tiempos en donde sólo servimos como validadores del juego político, se le quitó poco a poco la autonomía a las instituciones ciudadanas y se les regresó el poder a los políticos. La sociedad, hoy en día, no está sabiendo jugar o no está pudiendo jugar en el juego llamado de las coaliciones.

No se escucha nada respecto a hacer una coalición con la sociedad, los políticos sólo piensan en su beneficio y en esta guerra de sí o no a la coalición; están olvidando a la sociedad o, peor, la están usando como  la vía para validar su pleito político.

En México las alianzas y coaliciones no han funcionado por la simple y sencilla razón de que no existe voluntad política, la cual implica aspectos de palabra, honor, moral, integridad, visión de estado, liderazgo, ética y otras tantas cosas más que, al parecer, nuestros políticos adolecen.

Y generalizo en todos los políticos, no es un  asunto de filosofía política, es un asunto de integridad cultural y de ejemplo, el cual no ha sido bueno en ningún partido. Estamos entrando como país en una desesperación en donde ya empezamos a decir: “lo que nos propongan está bien, con tal de que se pongan de acuerdo, con eso ya es suficiente”. Eso me suena a ya ni siquiera a elegir al menos peor, sino a cualquiera que ofrezca algo que suene más o menos bien.

Debemos ser cuidadosos como sociedad y analizar bien lo que se propone y no caer en la trampa de decisión fácil por la desesperación. Les recuerdo que la política es el arte de hacer las cosas posibles, con coaliciones o sin ellas.

martes, 18 de octubre de 2011

Los indignados del mundo


He escrito sobre el tema de los indignados desde que inició la primera manifestación en septiembre, cuando algunas personas iniciaron las primeras protestas en las calles de Madrid, Londres y Nueva York, bajo un movimiento llamado “Ocupemos a Wall Street”.

Ayer, la reseña en los periódicos parecía más el inicio de una película futurista, en donde en su escena inicial contaba cómo el mundo financiero se había colapsado por la presión de la gente y, grandes manifestaciones en todo el mundo hicieron cambiar la economía mundial. El reporte, hasta ayer, era 951 ciudades en 82 países con manifestaciones en contra el sistema financiero mundial.

Al principio nadie hizo caso, lo vieron como un hecho casual; después, en Estados Unidos, pasó lo inaudito, represión ante las manifestaciones en el centro de Nueva York y gente arrestada por manifestarse. Hoy, grandes movilizaciones en múltiples ciudades de cada uno de esos 82 países situados en los cinco, se están replicando. Si pudiera pensar que se da sólo en países “de primer mundo”, pues está equivocado, no hay lógica alguna, está pasando en todo tipo de países, simple y sencillamente, la gente está cansada del sistema financiero que estamos viviendo.

La humanidad está cansada de que los precios sigan subiendo, de que los bancos no presten dinero, o que presten muy caro y, por guardar el dinero, paguen muy poco, de que ellos ganen mucho dinero y lo usen para especular en el mundo de las bolsas de valores. En todo el mundo, la gente está cansada de que la especulación destroce países, industrias e instituciones, y de que a pesar de hacer tanto negocio y ganar tanto dinero, al mismo tiempo que exista tanta pobreza mundial. ¡Nunca antes había habido en el mundo tanta pobreza y marginación!

Ayer mismo, el presidente del Senado de España, Javier Rojo, en una entrevista radiofónica con Leonardo Curzio, reconocía que la política está fallando dentro de los sistemas democráticos y que, en su opinión, esta falla hace que se generen este tipo de movimientos mundiales; bajo esta premisa, confirmaba que ésta es la causa por la que se estaban efectuando las nuevas elecciones en España.

La gran pregunta hoy, es: ¿Hasta dónde llegará este movimiento? ¿Logrará cambiar el rumbo de la economía?