Estamos ante un hecho inaudito. Un acto terrorista que, por primera vez, se lleva a cabo en México y que afecta y daña directamente a la población civil. Una acción cobarde, premeditada y que debe de ser desdeñada por todos los ciudadanos y por todas las fuerzas políticas.
El Estado Mexicano está a prueba y en riesgo. Está a prueba porque no estamos acostumbrados ni preparados para enfrentar este tipo de hechos. Nunca los hemos vivido en carne propia; ni las autoridades locales, ni las federales, están preparadas para encarar este tipo de episodios. De haber padecido ocasionales actos de guerrilla, que en muy pocas ocasiones afectaron a la población civil, estamos escalando a un terrorismo, definido como actos dirigidos a los ciudadanos para amedrentar a las autoridades. Son sucesos que se deben de repudiar y condenar sin ningún miramiento; ante esto la respuesta del Estado y de la sociedad debe ser contundente y sin miramientos.
En estas primeras horas, por la falta de información y por lo impactante de los hechos, las respuestas de los actores políticos han sido cortas y mesuradas, no sé si porque no acabamos de entender y razonar la gravedad de los hechos o porque nunca habíamos tenido una agresión de tal magnitud.
El Estado Mexicano está en riesgo, porque esto es una afrenta pública, abierta, declarada y es una amenaza dirigida, no al estado de Michoacán y su gobierno, es un mensaje perfectamente medido, analizado y planeado, es un mensaje claro al Estado mismo, de algún grupo de presión o de poder que ya está rebasando el límite de la cordura política, del establishment del Estado Mexicano.
Y, es momento justo de decirlo, señores políticos: esto ha sido causado por culpa de todos ustedes, de su intolerancia, de sus egoísmos y privilegiando su búsqueda de poder sobre el cuidado y la generación de bienestar y equilibrio político. Hoy sus respuestas ante la muerte de ciudadanos indefensos no nos son suficientes, porque son cortas, acotadas y porque su actuar está basada en la mezquindad humana y en la búsqueda de una mejor posición política. No es momento de medrar con la desgracia de la sociedad civil.
Es la hora de México, es la hora de dejar de ver por sus intereses personales y de grupo, es hora de dejar sus necedades políticas y unirse en contra de un enemigo invisible que aparece para dañar a México, a todos sus habitantes y a sus instituciones.
Esta guerra no ha venido sola, ni de la nada, no viene de afuera, viene de grupos internos que han visto como ustedes no hacen otra cosa que tratar de destruir al régimen nacional. Esta situación ha venido como resultado de sus pleitos estériles, de sus egoísmos, de sus ataques basados en necedades políticas.
Señores políticos, compatriotas, mexicanos: es momento de unirse para sacar a México del pleito interno y la diferencia política. No cabe en esta circunstancia llamar a marchas incoherentes, a derrocamientos estériles. Hoy no cabe la intolerancia entre hermanos, hoy no cabe la lucha electoral como una única meta que alcanzar a corto plazo. Hoy, lo único que cabe es unirnos, sin pensar en la diferencia ideológica. Si el problema de la seguridad de la población no los unió y, al contrario, siguen echándose la culpa unos a otros, esto es mayor, es un problema de seguridad nacional.
Hoy, en México, desafortunadamente, ya tenemos nuestro propio 15 S, y la nación está enfrentando, como en otros países, eventos de terrorismo interno como el 11 S, de Estados Unidos, el 11 M de España, o el 7 J de Londres. No estamos jugando, repito, no estamos preparados y estamos en riesgo. ¿Qué van a hacer? ¿Seguirse lamentando y teniendo una respuesta pequeña? No, señores, deben de actuar: uno, para detener la agresión a la población por culpa de sus pleitos estériles y dos, para estar preparados en caso de otra acción similar.
Hoy el pueblo de México necesita ver juntos a todos sus políticos trabajando por todos los mexicanos. Necesitamos ver juntos y llegando a acuerdos a Calderón, a Peña Nieto, a Ebrard, a AMLO, a Manlio Fabio Beltrones, a Godoy, a los demás gobernadores, a los poderes de la unión. Necesitan dejarse de pleitos estériles y unirse para, ahora sí, salvar al país juntos. Necesitamos, como país, ver a todas las fuerzas políticas unidas en contra de estos enemigos ocultos que por primera vez gozan al dañar a civiles indefensos para amenazar al país, al estado mexicano.
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