Democracia fallida
México ya tuvo su primer acto terrorista, el 15-S. La reacción del gobierno fue como en otras ocasiones, tardía y descoordinada. Oímos muchos llamados a la unidad en los discursos, pero no se realizaron acciones concretas para generar la verdadera unión del Estado en contra de los atacantes. Políticamente no se pudo tejer una red de alianzas a favor de la unión y, al final, desafortunadamente, todos los actores políticos siguieron sacando provecho de los hechos y se ha seguido fomentando la división y el encono.Esta situación exhibe que el equipo de Calderón no está consolidado y tiene grandes debilidades y que la presidencia, como institución, ha sido debilitada y acorralada por los grupos de poder que radican en el Congreso. Nuestro sistema democrático está débil.A diez días del acto terrorista, al parecer ya se olvido el hecho, se hacen tantas bolas con la investigación que hasta pareciera que o no saben por dónde empezar o tanto saben por donde no ir que hasta sonaría a encubrimiento. Calderón se fue del país, los partidos políticos siguen dándose hasta con la cubeta en el proceso de cambiar sus reglas internas para enfrentar las elecciones (que vislumbran ya perdidas) del 2009. A diez días del evento se nos empieza a olvidar el asunto y, al parecer, no fue lo suficientemente importante. ¿Pasará a la historia como un ataque interno que inició la lucha electoral del 2009?, ¿Habrá sido diseñado con ese fin? Lo cierto es que nuestra democracia no está pudiendo cuidar los intereses de la ciudadanía.Comparando la situación de hoy a los hechos ocurridos en 1994, cuando se llevó a cabo una lucha política entre grupos de poder por la sucesión presidencial y que terminó con la muerte del candidato Colosio, pareciera que tenemos los mismos elementos, narcos peleando por territorios, reuniones secretas para hacer pactos, secuestros, violencia y, en aquel tiempo, también se habló de un derrocamiento del estado.¿Quiénes eran los jugadores de aquellos tiempos? Sorpresa, los mismos que ahora están luchando por el poder: Carlos Salinas, Manuel Camacho Solís, Manlio Fabio Beltrones y Marcelo Ebrard Casaubón. Ahora lo hacen por ganar espacios electorales para el 2009 y el 2012; el objetivo es el mismo, la estrategia es similar y, desafortunadamente como en aquellos tiempos, en la actualidad ya tenemos también sangre sobre la nación. El sistema sigue siendo presa de los grupos políticos de antaño.Desafortunadamente el marco económico tampoco es favorable ahora, como no lo fue en esa época. Recordemos que este episodio del 94 terminó con una de las crisis financieras más severas del país y ahora nuestro vecino está pasando la propia y, aunque lo nieguen las autoridades en México, si nos va afectar de alguna manera, por lo que el nerviosismo no ayuda en estos momentos. Nuestro sistema democrático no ha podido blindar la economía, los intereses monopólicos siguen por encima del bienestar del Estado.Para complicar el escenario, el asunto de la seguridad pública en nuestro país es hoy mucho más complejo que en el 94. Sistemáticamente, se ha venido deteriorando la situación en donde la percepción pública es de miedo en todo el país. Reportes internacionales afirman que: “los ocho países con más secuestros en el mundo (Colombia, México, Brasil, Filipinas, Venezuela, Ecuador, Rusia y Nigeria) poseen algunos rasgos semejantes: colapso parcial del Estado; altos índices de impunidad de los sistemas judiciales; nuevas modalidades de crimen organizado; ineficacia y corrupción extendida en las fuerzas policiales; nexos crecientes entre política y delincuencia; proliferación descontrolada de armas livianas; progresiva arbitrariedad en las relaciones sociales; y, alarmantes desigualdades sociales y económicas.” Nuestra democracia permite los juegos perversos que permiten que la delincuencia organizada rebase al Estado Nacional.El colmo de esta situación es el circo que se está dando en las comparecencias en el Congreso. Pobres funcionarios, defendiéndose y sin planes ni liderazgo, patéticos legisladores sin calidad moral ni estatura política que solo cuestionan por lucir sus posiciones políticas. Lo único que deja ver es que tenemos nuestro sistema democrático es una gran Torre de Babel, todos hablan, nadie entiende y, al final, no se construye un régimen que funcione.Ante esta situación a los ciudadanos sólo nos queda redoblar esfuerzos de seguridad personal con prevención, enfocarnos a nuestras metas personales trabajando con ánimo, denunciar los malos actos de gobierno y estar pendientes, en su momento, de no votar por los mismos políticos o partidos fallidos.
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