jueves, 12 de agosto de 2010

El gran cambio verde

El hombre ha basado su evolución natural en el descubrimiento y desarrollo de la tecnología y la comunicación. A través de los siglos, las grandes revoluciones industriales han sido las generadoras de los saltos cuánticos que la humanidad ha tenido.

La primera revolución industrial a mediados del siglo XIX conjunta el uso del carbón, el vapor y el ferrocarril, al mismo tiempo que se abandonan las formas orales de la comunicación para entrar en el mundo de la comunicación impresa, lo que al mismo tiempo genera una revolución comercial y educativa, gracias al aprovechamiento masivo de la invención de la imprenta.

La segunda revolución industrial se genera de manera muy rápida a finales del mismo siglo, y se consolida a principios del siglo XX al converger la introducción del petróleo, el automóvil y la fabricación en serie con la creación de las primeras formas de la comunicación electrónica, el teléfono, la radio, la televisión, la máquina de escribir y la calculadora.

Ésta última revolución llegó a su fin: la era del petróleo ya no tiene mayor desarrollo, el manejo de esta transformación de la energía cada día está siendo más difícil y el daño que el humano le ha hecho a la naturaleza en esta carrera para crear un mejor desarrollo es insostenible. Al mismo tiempo, los medios de comunicación tradicionales están sufriendo un gran cambio: la tecnología le ofrece al humano hoy una mayor interactividad y una interconexión como nunca antes la habían tenido, lo que ha traído como consecuencia, una mayor conciencia de la problemática mundial.

Como una gran consecuencia de este desarrollo y el inicio de la tercera revolución industrial, la humanidad empieza a enfrentar todos los ajustes a todos los sistemas que han mantenido el balance del planeta y de nuestras vidas.

La humanidad ha destruido para construir. El gran daño a los sistemas ambientales es lo que nos ha generado la civilización que hoy tenemos. Es por eso que especialistas como Jeremy Rifkin afirman que, en medio de esta tercera revolución industrial, la humanidad se encuentra frente un gran reto: crear la conciencia y la empatía social que logre enfrentar los cambios climáticos y que transforme, al mismo tiempo, una economía maltrecha, hilvanada totalmente en modelos desgastados, y genere, entonces, un nuevo modelo de vida para forjar una nueva civilización.

Hoy, todos los humanos debemos de entender que en la producción y uso de energías alternativas, las cuales como prioridad mantienen el balance con el medio ambiente, está la salvación y un mejor futuro para la humanidad.

Por este motivo, es de celebrarse que en México existan iniciativas como el Cleantech Challenge, promovido por las empresas GreenMomentum e Impulso Verde. Este concurso llegó a su fin hace algunos días y fue el primer Torneo Abierto de Tecnología Limpia, creado por mexicanos y en donde participaron empresas mexicanas generadoras de proyectos de energía limpia.

En su primera edición, el Cleantech Challenge México conjuntó a 64 empresas “verdes” mexicanas, que participaron en un proceso, no sólo de competencia para ganar el premio sino que, en paralelo, el torneo constó de sesiones de capacitación, incubación y aceleramiento de sus proyectos.

El objetivo del torneo es promover el desarrollo sustentable y comenzar un balance entre lo social, económico y ambiental; buscando la creación de empleos y capacidades verdes, así como el impulso de la inversión y la reducción de emisiones al medio ambiente.

Entre los proyectos finalistas se tuvieron empresas dedicadas al acopio y exportación de aceite de cocina usado para producción de biocombustible; al reciclado de llantas para la producción de concreto verde; al procesamiento de residuos sólidos orgánicos para la producción de biofertilizantes; a la fabricación de dispositivos con base de hidrógeno para incrementar la eficiencia en el consumo de combustible en autos, autobuses y camiones; y la fabricación, comercialización, instalación y operación de plantas de biodiesel a partir de jatropha.

El torneo por sí mismo generó los siguientes resultados: se formaron 15 nuevas empresas; cerca de 200 empleos verdes; el registro de 20 nuevas patentes de tecnología mexicana, así como el financiamiento de capital para las empresas ganadoras por parte de firmas de fondos de capital.

Está por iniciar la segunda versión del Torneo para su edición 2011. Estoy seguro de que muchos proyectos se conjuntarán a este gran esfuerzo, y ojalá exista mayor conciencia por parte de las grandes empresas, entidades gubernamentales e instituciones financieras para dar apoyo a este tipo de certámenes, ya que será la mejor manera de poder lograr descifrar este gran dilema de la humanidad, al inicio de esta tercera revolución industrial a la que nos enfrentamos como especie.

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