El quinto eje de trabajo de los Acuerdos de Estocolmo estuvo dedicado a la función que desempeñan las relaciones públicas y la comunicación estratégica junto con la comunicación externa. Cabe decir que éste es el eje más popular, y por el cual se reconoce, tradicionalmente, el trabajo de las relaciones públicas.
En la modernidad, conforme se acelera la expansión de las redes sociales, las organizaciones deben permanecer revisando y ajustando sus políticas, acciones y comportamiento comunicacional para mejorar sus relaciones diarias, tanto con los stakeholders más influyentes como con la sociedad en general.
Por este motivo, la organización comunicacional deberá desarrollar nuevas habilidades para nutrir continuamente su relación con clientes, inversionistas, comunidades, gobiernos, grupos activos de ciudadanos, alianzas industriales, medios convencionales y digitales, así como otros stakeholders espec íficos en situaciones de riesgo y oportunidad. Cabe mencionar que estos grupos de interés, además de flexibles, pueden ser muy elásticos, lo que implica la posibilidad de crecimiento ante determinados problemas o riesgo de desaparición ante otro tipo de situaciones.
En este contexto, los profesionales de las Relaciones Públicas y la Gestión de la Comunicación en las organizaciones deben ser los encargados de llevar la "voz" e intereses de la organización ante las deliberaciones públicas y las decisiones de los diferentes stakeholders. También, deberán apoyar todas las tareas de la organización en la elaboración y difusión de comunicación efectiva hacia todos los públicos y, por supuesto, contribuir al desarrollo y promoción de los productos, servicios y procesos que fortalezcan la equidad y la lealtad a la marca.
Para la siguiente semana, el último eje de los Acuerdos de Estocolmo, la Coordinación entre la Comunicación Interna y la Comunicación Externa.
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