Todos los septiembres de cada tres años tienen una gran complejidad desde que en el año 2000 nos llegó la famosa alternancia y, en este año, cinco asuntos serán los principales temas del mes: Uno, la conformación de la nueva Cámara de Diputados; dos, el Informe Presidencial; tres, la presentación del presupuesto del próximo año; cuatro, los cambios en el gabinete; y cinco, la celebración de la Independencia, con el respectivo aniversario de la masacre de Morelia.
En ésta Legislatura, por donde se le vea, están todos los enemigos del Presidente. Además de la mayoría priista en el Congreso, el centro de las decisiones cambió al estar concentrado en algunos gobernadores, lo que hará difícil la conciliación de intereses incluso dentro del mismo PRI. Segundo, hay muchos Diputados anclados a viejos intereses y antiguas corrientes: están los Madracistas, los Salinistas, etc. Por el lado del PAN, también hay gentes que están de contrapeso y no necesariamente comulgan con los conceptos del Presidente; en el PRD están los Noroñas, los Encinas y los Muñoz Ledo; en Convergencia y PT, los allegados a AMLO; los Verdes que vienen con una agenda muy determinada y en alianza con el PRI; y el PANAL trae a un antiguo Panista como coordinador.
Otro asunto que es novedoso en la Cámara, si no me traiciona la memoria, es la primera vez que dos presidentes de partidos políticos están como Diputados, asunto que es muy curioso ya que supuestamente cada coordinador de bancada debería de ir a hacer consultas con sus presidentes de partido. Ahora, en el caso del PRI y del PAN, estos mismos van a ser parte del cuerpo legislativo. Será interesante ver que las decisiones políticas de los partidos ahora están totalmente volcadas dentro de uno de los Poderes de la Nación. ¿Qué harán los partidos que no están presentes en la Cámara? Otro asunto importante es que el cabildeo legislativo será muy complejo y parecerá como la visita de las siete casas.
El Informe Presidencial no ha logrado en los últimos nueve años dejar de ser un drama ni el PAN ha logrado consolidar un ritual democrático, una vez más el informe ha sido una piedra en el zapato para la alternancia, sin consenso ni trabajo político y hasta con errores básicos de protocolo que ocasionaron un cambio de fecha. Otro problema es el tono de la comunicación, los mensajes suenan un tanto triunfalistas en un momento de crisis profunda.
La presentación del presupuesto al Congreso es lo que va a regir, para bien o para mal, el debate de la legislatura que inicia sus trabajos. Eso, más la crisis y el futuro 2012 son los temas que conformarán la agenda. Ya en sus posicionamientos iniciales, los partidos se han envuelto en la bandera tricolor y se han lanzado desde lo más alto de la tribuna nacional para vociferar que nunca aceptarán aumento en los impuestos y, al grito de austeridad republicana en nuestro actuar (y peleando ferozmente sus dietas y comisiones), le achacan la culpa de toda la desgracia nacional al Poder Ejecutivo, asintiendo además que ellos no gobiernan, sólo legislan, como si eso (lo de legislar) no fuera parte de la gobernabilidad del país.
Por lo que corresponde a los cambios del gabinete, los cuales son urgentes y tal vez no sean efectuados todos los que debieran, seguramente la presión que se dará después del Informe de Gobierno obligará al Presidente a darlos a conocer muy rápidamente. La presión extra que le está generando tantos frentes abiertos hace pensar que no hay control. Habrá que analizar con calma en este segundo periodo y último tramo de su presidencia, los ajustes que hace y en manos de qué grupos quedan las diferentes carteras, sobre todo desde la perspectiva de enfrentar la crisis económica, la negociación política y el acomodo de los posibles candidatos para el 2012.
Por último, tendremos para mediados de septiembre la tradicional ceremonia de la Independencia, donde con los cambios en el gabinete, se mandan mensajes cifrados para el inicio de la sucesión, y que habrá que ver en donde da el grito el Presidente. Volver a darlo en una Ciudad de México donde no se sabe si le quitarán al PAN sus triunfos en las Delegaciones, el asunto de Juanito en Iztapalapa y la Ciudad sin agua, no será recomendable por razones de seguridad.
Pero, además, recordemos que el año pasado en Morelia hubo el atentado en contra de la población durante la celebración de la Independencia en el Zócalo de la Ciudad. A pesar de que se desmembró a la familia, el ambiente político está muy sucio y revuelto. Con ciudadanos inconformes por decisiones políticas, pleitos en Delegaciones, microbuseros quemando camiones en la Cámara, altos índices de desempleo y falta de control político, los actos públicos de las celebraciones, se convierten en lugares perfectos para causar situaciones como la acontecida el año pasado.
El panorama no es bueno y exige una gran responsabilidad por parte de los políticos, la iniciativa privada y los ciudadanos para definir, con conciliación y voluntad, un plan definitivo para sacar al país de la crisis que se está viviendo. Ojalá y empiece una época de pactos a nivel nacional para salir, todos juntos, adelante.
En ésta Legislatura, por donde se le vea, están todos los enemigos del Presidente. Además de la mayoría priista en el Congreso, el centro de las decisiones cambió al estar concentrado en algunos gobernadores, lo que hará difícil la conciliación de intereses incluso dentro del mismo PRI. Segundo, hay muchos Diputados anclados a viejos intereses y antiguas corrientes: están los Madracistas, los Salinistas, etc. Por el lado del PAN, también hay gentes que están de contrapeso y no necesariamente comulgan con los conceptos del Presidente; en el PRD están los Noroñas, los Encinas y los Muñoz Ledo; en Convergencia y PT, los allegados a AMLO; los Verdes que vienen con una agenda muy determinada y en alianza con el PRI; y el PANAL trae a un antiguo Panista como coordinador.
Otro asunto que es novedoso en la Cámara, si no me traiciona la memoria, es la primera vez que dos presidentes de partidos políticos están como Diputados, asunto que es muy curioso ya que supuestamente cada coordinador de bancada debería de ir a hacer consultas con sus presidentes de partido. Ahora, en el caso del PRI y del PAN, estos mismos van a ser parte del cuerpo legislativo. Será interesante ver que las decisiones políticas de los partidos ahora están totalmente volcadas dentro de uno de los Poderes de la Nación. ¿Qué harán los partidos que no están presentes en la Cámara? Otro asunto importante es que el cabildeo legislativo será muy complejo y parecerá como la visita de las siete casas.
El Informe Presidencial no ha logrado en los últimos nueve años dejar de ser un drama ni el PAN ha logrado consolidar un ritual democrático, una vez más el informe ha sido una piedra en el zapato para la alternancia, sin consenso ni trabajo político y hasta con errores básicos de protocolo que ocasionaron un cambio de fecha. Otro problema es el tono de la comunicación, los mensajes suenan un tanto triunfalistas en un momento de crisis profunda.
La presentación del presupuesto al Congreso es lo que va a regir, para bien o para mal, el debate de la legislatura que inicia sus trabajos. Eso, más la crisis y el futuro 2012 son los temas que conformarán la agenda. Ya en sus posicionamientos iniciales, los partidos se han envuelto en la bandera tricolor y se han lanzado desde lo más alto de la tribuna nacional para vociferar que nunca aceptarán aumento en los impuestos y, al grito de austeridad republicana en nuestro actuar (y peleando ferozmente sus dietas y comisiones), le achacan la culpa de toda la desgracia nacional al Poder Ejecutivo, asintiendo además que ellos no gobiernan, sólo legislan, como si eso (lo de legislar) no fuera parte de la gobernabilidad del país.
Por lo que corresponde a los cambios del gabinete, los cuales son urgentes y tal vez no sean efectuados todos los que debieran, seguramente la presión que se dará después del Informe de Gobierno obligará al Presidente a darlos a conocer muy rápidamente. La presión extra que le está generando tantos frentes abiertos hace pensar que no hay control. Habrá que analizar con calma en este segundo periodo y último tramo de su presidencia, los ajustes que hace y en manos de qué grupos quedan las diferentes carteras, sobre todo desde la perspectiva de enfrentar la crisis económica, la negociación política y el acomodo de los posibles candidatos para el 2012.
Por último, tendremos para mediados de septiembre la tradicional ceremonia de la Independencia, donde con los cambios en el gabinete, se mandan mensajes cifrados para el inicio de la sucesión, y que habrá que ver en donde da el grito el Presidente. Volver a darlo en una Ciudad de México donde no se sabe si le quitarán al PAN sus triunfos en las Delegaciones, el asunto de Juanito en Iztapalapa y la Ciudad sin agua, no será recomendable por razones de seguridad.
Pero, además, recordemos que el año pasado en Morelia hubo el atentado en contra de la población durante la celebración de la Independencia en el Zócalo de la Ciudad. A pesar de que se desmembró a la familia, el ambiente político está muy sucio y revuelto. Con ciudadanos inconformes por decisiones políticas, pleitos en Delegaciones, microbuseros quemando camiones en la Cámara, altos índices de desempleo y falta de control político, los actos públicos de las celebraciones, se convierten en lugares perfectos para causar situaciones como la acontecida el año pasado.
El panorama no es bueno y exige una gran responsabilidad por parte de los políticos, la iniciativa privada y los ciudadanos para definir, con conciliación y voluntad, un plan definitivo para sacar al país de la crisis que se está viviendo. Ojalá y empiece una época de pactos a nivel nacional para salir, todos juntos, adelante.
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