martes, 11 de septiembre de 2012

Y cumplió… al diablo las Instituciones



El domingo pasado, en el Zócalo, AMLO informó su decisión de convertir su movimiento en un partido político. En México, se crean partidos políticos por tres simples razones: acceso al poder, dinero y/o berrinche.

Hay dos dichos populares que dicen, “la verdad cae por su propio peso” (y mi abuela decía que siempre cae más temprano que tarde) y, el segundo, dice que “la verdad no se puede ocultar”.

Por si no se dieron cuenta, AMLO cumplió su palabra el domingo pasado: “al diablo con las instituciones” había externado en diferentes ocasiones cuando las cosas no salían a su modo y no lograba lo que él se proponía. El domingo en el Zócalo, mandó al diablo  la institución política que le dio cobijo, mandó allá bien lejos, en dónde está su famoso rancho, al partido político que lo arropó, lo hizo su líder, lo llevó a la Jefatura de Gobierno y, en dos ocasiones, le dio la oportunidad de competir por la Presidencia de la República; mandó al diablo al PRD para hacer de su movimiento un partido político.

En México, la historia nos dice que se hacen partidos políticos por tres simples razones: la primera, para generar poder y acceder al poder, es el caso del PRI y, de alguna u otra manera, del PAN y del PANAL; la segunda, es por dinero, para acceder a los recursos públicos y hacer de la política un negocio, tenemos el caso del PT y del Partido Verde y otros muchos partidos que aparecieron y desaparecieron; y, tercero, por berrinche, que es cuando los políticos se pelean por no querer aceptar cambios o modificaciones en el estatus quo y, entonces, se enojan entre ellos y se llevan a sus correligionarios, sus supuestos votos, algunas de sus ideas y se van a la calle a buscar una nueva franquicia política, primero, para no perder su posición política, después, para obtener dinero público y, con el tiempo, para generar poder; todos siguen la misma receta. Ésa es la triste historia de nuestros partidos en México y lo que permiten nuestras leyes.

Por otra parte, nuestro sistema político en los años 70 fomentó que ciertos grupos radicales, principalmente de izquierda, se convirtieran en partidos políticos, pero en aquel tiempo había toda una ideología socialista, maoísta y comunista, que eran lo que dominaba en aquellos tiempos y en aquellos partidos. Más tarde, con la caída del muro de Berlín, se descarrila la antigua ideología comunista y, a pesar de que nacen nuevas vertientes neocomunistas y socialdemócratas en Europa, no pasaron a América Latina, la cual siguió perdida en el viejo idealismo cubano.

Mientras en México, al nacer el PRD en 1989, unifico a todos los partidos pequeños de izquierda que existían en ese momento, los cuales eran el Partido Mexicano Socialista, PMS; el Partido Mexicano de los Trabajadores, PMT; el Partido Socialista Unificado de México, PSUM; el Partido Patriótico Revolucionario, PPR; el Movimiento Revolucionario del Pueblo, MRP; la Unión de la Izquierda Comunista, UIC; y, posteriormente, el Partido Socialista de los Trabajadores, PST.

El PRD conjuntó todas las prácticas del viejo PRI, más las usanzas de las viejas izquierdas con las que, hasta antes del domingo, formó un club de pandillas, con las peores practicas clientelares, con las historias más graves de corrupción gubernamental, con ex gobernadores en la cárcel, presidentes municipales presos o desaparecidos y una gran historia de pérdida de confianza, de gubernaturas y de confianza ciudadana. En este caso, el grano de arroz blanco dentro de toda la muestra de arroz negro, es la administración de la ciudad de México y los resultados electorales en la última elección. Ahora, después del anuncio de AMLO, nadie sabe qué futuro les depara, si habrá desbandada o subsistirá el PRD sin AMLO y Morena sin el PRD.


Lo único seguro es que no es casual que todo esto pase cuando el PRI regresa al poder  y, eso de que AMLO lo hace para salvar a la izquierda y darles la oportunidad de que piensen y ratifiquen el camino, suena muy romántico. El hecho es que una oposición de ese tipo, con el PAN en el poder, es fácil mantenerla; ahora, con los primos del PRI en la Presidencia hay que andarse con cuidado, son de la misma familia y se saben todas las historias del pasado, nadie está limpio, o ¿Alguien se atreverá a tirar la primera piedra?

Por mientras, otra verdad cayó al suelo, y es la que dijo Jesús Ortega: “con la salida de AMLO se acaba la esquizofrenia en el PRD”. Y tiene razón; ¿Significa esto, entonces, que la esquizofrenia suplió a la ideología?


Consultor
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera

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