miércoles, 10 de octubre de 2012

Levedad del tiempo político



La homologación y/o el ajuste de los tiempos constitucionales para acercar las elecciones a las tomas de posesión de las autoridades triunfadoras es muy necesario para acabar con los vacíos de poder, los años de Hidalgo y nos consolidará como un país con un sistema político más moderno.

Dicen que el tiempo no existe y que es una invención del humano; ¿quién sabe?, pero, para nuestro sistema político actual, el tiempo ya es un problema causado por el manejo del destiempo.

Hace unos días, el Tribunal Electoral del Distrito Federal, transcurridos 99 días de la fecha de la elección, entrega a Miguel Mancera la constancia de mayoría, la cual expresa que, con más de tres millones de votos, mismos que representaron el 65% de la votación en la ciudad, ganó la elección para Jefe de Gobierno Electo.  Miguel Mancera dio su discurso, el cual fue políticamente correcto, dijo lo que tenía que decir, pero estaba a destiempo. En varias entrevistas en la radio le preguntaron el porqué de su discurso y su mensaje, ya que sonaba fuera de lugar; él explicaba que así  estaba determinada la ley de la Ciudad. Mancera tuvo que manejar  el destiempo.

Ayer también, respecto a la discusión de la Reforma Laboral, el senador Joel Ayala del PRI, expresó que la reforma que mandó el Presidente Calderón es una reforma puente y que cuando ya gobierne el Presidente Electo, Peña Nieto, él enviará la verdadera Reforma Laboral que el país necesita. Entre otras cosas, nuevamente se aprecia el manejo del destiempo: 5 meses entre la elección y la toma de posesión, para nuestro sistema político actual, otra vez es demasiado tiempo.

Estos son dos simples ejemplos, pero detrás de éstos  hay muchísimas más razones como para que se empiece a pensar, ya, en cambiar los tiempos políticos en los procesos de cambio de poder. Ya en algunos de los estados, el tiempo que transcurre entre la votación y la toma de posesión es más corto; ejemplo, Yucatán, la elección fue en julio, en octubre ya se tomó protesta al nuevo gobernador, Rolando Zapata; igual en Morelos, con Graco Ramírez. Otros casos son peores que el federal, como el de Arturo Núñez en Tabasco quien, constitucionalmente, toma posesión el 31 de diciembre.

Después de la homologación de los calendarios electorales a nivel nacional, lo que llevó algunos años, hoy el siguiente paso obligado es la homologación y/o el ajuste de los tiempos constitucionales, a nivel país y en muchos estados, para acercar las elecciones a las tomas de posesión de las autoridades triunfadoras. Esto es muy necesario para acabar con los vacíos de poder y los años de Hidalgo (para aquellos que no lo  saben, año de Hidalgo es el último año de gobierno, cuando se actúa al grito de “bruto el que deje algo”). Este gran cambio a nivel nacional le dará mayor gobernabilidad a cada uno de los estados, más control de la transición, mayor tranquilidad al ciudadano y nos proyectará como una nación más moderna.

Ahí está una gran necesidad de nuestro sistema político, a ver si algunos de los nuevos Diputados federales y estatales toman la iniciativa y la presentan para ser discutida y que, en las próximas elecciones, empecemos a trasfigurar una parte de nuestro sistema político. Al final del día, si el tiempo es un asunto de humanos, los diputados lo pueden corregir, ¿o no?

                                  
Consultor

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