El reto de gobernabilidad es clave para
hacer frente a las manifestaciones contra los cambios en el esquema
magisterial.
El gobierno de Peña Nieto enfrenta su primer reto de
gobernabilidad importante. Hasta el momento, el gran impulso a las reformas ha
sido el mayor esfuerzo político; en él existen dos tipos de negociaciones, las
que tienen que ver con grupos de presión económicos, como puede ser la de
telecomunicaciones, y las que son del corte social-popular, como la de
educación. En las primeras, estamos hablando de que, como gente de negocios,
siempre habrá caminos en donde exista un solución ganar-ganar y no se pone en
entredicho la gobernabilidad; en las negociaciones de corte popular, la
historia, desafortunadamente, es otra, ya que los grupos sociales se lanzan a
la calle retando al gobierno y hasta queriendo provocar masacres.
Desgraciadamente, atrás de estos grupos
siempre existen manos invisibles de poder y la mezcla de intereses de
corrupción complica las cosas y les da una magnitud muy compleja. Es el caso de
la reforma educativa y la postura ante ella de los maestros de la CNTE, quienes están muy posicionados,
especialmente en Oaxaca y Guerrero; por suerte, los de Michoacán, por el momento, han guardado
la calma, aunque a finales del año pasado tuvieron su momento.
El problema magisterial es muy complejo;
durante los últimos años, los maestros, para su desgracia, con el tiempo han
conjuntado un tremendo coctel molotov en contra de la gobernabilidad: corrupción
del gremio, manipulación sindical, gubernamental y política, conformismo, falta
de capacitación e injusticia. Posteriormente, la alternancia los llevo a un
vaivén de alineación a diferentes corrientes y líneas políticas: un día para un
lado, otro día para el lado contrario.
Por esta politización del movimiento
magisterial, por la naturaleza de su origen y la injusticia social, hoy se
empiezan a mezclar en el movimiento armas, grupos guerrilleros y la lucha por
la injusticia social, como el caso de hace unos días en Guerrero, en donde se juntaron las policías comunitarias con
maestros para sacar a un detenido de una cárcel en Chilpancingo. Hoy, la gobernabilidad en Oaxaca y Guerrero está
sufriendo un gran ataque; si hay represión, inmediatamente el gobierno es
linchado por medios de comunicación nacionales
e internacionales, Comisiones de
Derechos Humanos y ONG´s
especialistas en el tema. Si el caso es más grave y tenemos muertitos, se
repetirá el caso de los jóvenes normalistas en Chilpancingo y esto pondrá en serios problemas al gobierno de Peña Nieto.
Si en esta situación hay grupos que se
radicalizan y se convierten o se unen a las guerrillas, de igual manera
empezaremos a oír las palabras mágicas que la oposición irresponsable quiere
que se digan, “existe represión”, y, entonces, regresaremos a los viejos
conceptos de la lucha social, presos políticos, lucha de clases, etc, etc.
Qué bueno que el Pacto por México ya abrió la posibilidad de una
mesa de escucha y diálogo de propuestas de los maestros. Esperemos que tengan
altura para la negociación porque, desafortunadamente, la manipulación de la
cual han sido presa por muchos años los ha convertido en un grupo dirigido y
manipulado por chantajistas profesionales.
Estaremos viviendo momentos muy difíciles y
aquí se pone a prueba la capacidad de este nuevo gobierno para enfrentar un
problema de este tipo que ya vimos en el pasado que no se pudo controlar y
prefirieron comprar la maquinaria electoral, con el consabido resultado de
retraso en la educación.
Consultor y Analista
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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