Ayer celebramos el día del maestro sin la maestra Gordillo; primera
vez en muchos años y el anuncio, hace algunos días, fue que la negociación con
el Sindicato fue tersa y sin problemas. Ahora, el problema de los maestros lo
representan los maestros no organizados, que son este grupo de educadores
congregados en la CNTE y que, desafortunadamente, representan lo más atrasado y
retrógrado de nuestro sistema político-educativo.
Y digo no organizados porque, por más que he buscado, la CNTE no tiene
una figura legal, no tiene página web oficial, se manejan como una organización
de masas disidentes, son secciones del SNTE en estados como Oaxaca, Guerrero y
Michoacán que rompieron con el Sindicato y, hasta ahora, se han movido como un
grupo de presión que con base en paros, manifestaciones y mucha violencia, han
conseguido recursos, plazas y un poder en el medio educativo local. Los
gobiernos de esos estados los han usado como ariete político en algunos casos y
ellos mismos han vivido de este corrupto sistema durante los últimos 20 años.
El costo para la sociedad de este grupo ha sido doblemente alto,
primero, por el desvío de recursos. ¿Sabe usted cuánto cuesta la movilización
de cientos o miles de pseudo profesores y sus familias a manifestaciones en el
DF, más el gasto de manutención y, por obviedad, un dinerito extra, más su
sueldo pagado? Y, segundo, por el hecho de que cobran sin ejercer su profesión,
no asisten al salón de clases y sus alumnos son los más retrasados del sistema
educativo nacional. Y un tercer factor que, se me ocurre al estar escribiendo
este artículo, es algo que se nos puede olvidar: si estos señores son maestros
y algún día regresan a dar clases, ¿qué es lo que estos señores están enseñando
a los alumnos? ¿No estamos perpetuando el ejemplo de esta pseudo disidencia y
esta mentalidad?
Ahora, ante la recuperación de la rectoría de la educación por parte
del estado y las nuevas reglas para la evaluación, este pequeño grupo se vuelve
a mover a través de la violencia y la amenaza callejera para negociar sus
condiciones, pasando por encima de
gobernadores, poderes legislativos locales y, en su momento, hasta al
Secretario Emilio Chuayffet, para irse a negociar directamente con Gobernación
y, ahora, hasta con los Presidentes de Partidos políticos sentados en el Pacto
por México.
Si realmente queremos tomar la rectoría de la educación, es necesario
poner un alto a este tipo de movimientos, necesitamos rescatar a México de los
poderes fácticos que ganan la calle; es penoso ver en un país como el nuestro
que, mientras por una parte recibimos a Presidentes de otros países para
presumir nuestros avances y fortaleza económicos, por la otra somos
secuestrados por encapuchados en la UNAM, o por un profesor disfrazado de la
parca en el Congreso de Guerrero, o se toman las calles de la ciudad por un
movimiento de profesores disidente sin ninguna representación legal, y, lo
peor, es que no se aplica el principio básico de la ley y se sientan las
autoridades a escuchar o a negociar con encapuchados.
Creo que está muy bien logrado el camino del dialogo, la concertación
y las reformas que hemos tenido hasta este momento, ahora es necesario que el
estado empiece a poner orden en estos grupos, porque una cosa es negociar y
otra cosa es aceptar chantajes, y más cuando estos son bajo principios de la
violencia y rompimiento de todas las leyes de una sana convivencia ciudadana.
En mi opinión ya es momento de empezar a endurecer a este tipo de
movimientos en todos los ámbitos del país, así sean estudiantes delincuentes,
policías independientes normalistas, Cegeacheros, maestros disidentes o
cualquier otro grupo que quiera por medio de la violencia tratar de negociar
con el gobierno.
Si queremos recuperar la rectoría del estado, necesitamos aplicar la
ley y terminar con los chantajes de los grupos políticos que se acostumbraron a ese camino tan fácil ante la
debilidad del estado en los últimos años. Ya queremos tener maestros
competitivos que hagan de nuestros niños, ciudadanos competitivos y preparados
para enfrentar un futuro que queramos o no, va a ser más tecnológico y
globalizado.
Consultor