Hacia el interior del Partido Acción Nacional
sufre problemas básicos de estructura y existen muchas rencillas lo que los
coloca en una posición de debilidad para enfrentar un proceso electoral que
puede acabar de devastar al partido.
El Partido Acción Nacional está en serios problemas y hoy se podría
concluir que lo peor que le pudo haber pasado en toda su historia como partido
político es haber ganado la Presidencia de la República. Después de dos
periodos presidenciales, el saldo para
este instituto político es devastador: está fraccionado; Fox técnicamente fue sacado del partido, y Calderón, con un reducido grupo de su equipo de gobierno, lucha por
mantener el control de la organización política; la desbandada de militantes
demostró que los números habían sido inflados durante su ejercicio en el poder;
no existe cohesión entre los diputados ni senadores; Manuel Espino, ex presidente del partido, formó su propia
organización y ahora ataca a Calderón
y, para rematar, los legisladores hasta discuten sus diferencias a grito pelado
ante el cierre del periodo legislativo. Ya no hay pan que alimente a ese
partido y tampoco tiene liderazgos fuertes y de peso moral.
Esto, obviamente, nos lleva a la reflexión profunda sobre el
sistema político mexicano y sus estructuras. Hoy están muy lejos los tiempos de
algarabía, esperanza y felicidad panista cuando llegó la alternancia, la cual
propició, por cierto, un gran debate sobre el resquebrajamiento de aquel poderoso
sistema político creado y mantenido por el Partido Revolucionario Institucional
durante casi 80 años. Cierto es que cuando el PAN ganó en el 2000 se habló mucho sobre qué pasaría con el PRI después de que perdiera la
presidencia, pero hoy, a doce años, vemos que no sólo sobrevivió, sino que se
restauró en una estrategia bien definida desde fuera del centro hacia adentro y
en donde un gobernador ganó la Presidencia para su partido nuevamente.
Existe una gran diferencia entre los dos partidos, misma que hoy
está quedando claramente a la vista. El PRI
fue creador del sistema político y todo su andamiaje, nace desde el poder y,
con el tiempo, va desarrollando una gran capacidad de respuesta ante todo tipo
de situaciones a través de quince periodos presidenciales, con estructuras de
control perfectamente organizadas y desarrolladas y con un sistema de
premiación a sus bases; técnicamente representa un sistema profesional de
políticos. En cambio, el PAN nace
diez años después de la creación del PNR
(después PRI) en 1939, a partir de
una base social cerca de empresarios, apegado a la filosofía humanista y
doctrina cristiana, que obtiene su primer gubernatura hasta 1989; por este
motivo nunca definió su sistema de crecimiento y de inserción con la sociedad,
siempre fue muy elitista y su filosofía siempre lo mantuvo distante de las
masas y de la población. A pesar de haber ganado la presidencia en el año 2000,
nunca desarrolló un sistema de integración de una base social o de premiación
de militantes, a tal grado que, después de perder la presidencia, los panistas deciden
limpiar el padrón de militantes del partido y se dan cuenta de que pierden el
80% del mismo. Curiosamente, en uno de los estados en dónde más pierden
militantes es en Veracruz, ¿será por eso que es tan importante ese asunto como
para hasta salirse del Pacto?
Además de estos problemas básicos de estructura, vemos que
internamente hay grupos que tratan de controlar el partido; unos, para tratar
de refundarlo e iniciar un nuevo camino, mientras que otros quieren defender a
grupos políticos del pasado que ven sus posiciones en riesgo por sus pecados
políticos mientras estuvieron en el poder.
Es natural que hacia el interior del partido existan muchas
rencillas y más cuando desde una posición de debilidad enfrentan un proceso
electoral que puede acabar de devastar al partido, no tienen candidato, no
tienen cohesión y es muy seguro que no tengan dinero para enfrentar los
procesos electorales. Es por eso, también, que están clamando que no se
utilicen los fondos de los programas sociales, pero es muy seguro que en
algunos estados ellos mismo hayan utilizado en el pasado y, conocedores de
esto, tratan de exponer al PRI para
ver si de esta manera rescatan un poco de las migajas de la próxima elección.
En los próximos meses veremos aún más de esta guerra interna en el
PAN y es posible que, en una franca
desesperación, las fuerzas internas desaten escándalos mayores. Recordemos que
la famosa frase del “fuego amigo” fue acuñada por uno de los pilares del partido,
el “Jefe Diego” y que él mismo fue
presa de estos ánimos destructivos que tienen los grupos internos.
Lo que no están midiendo es el daño que toda esta situación les
estará generando en las próximas elecciones, en donde la debacle puede acabar
de finiquitar lo poco que les queda. ¿O será que el “fuego amigo” está
apostando a que el PAN se quede sin
pan?
Consultor
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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