Veo
tiempos difíciles en los partidos políticos, diferencias que se ven
irreparables y, a pesar de eso, hay un grupo de políticos progresistas que
quieren crear nuevos espacios.
Inaudito
acuerdo sobre el acuerdo, el que se acaba de anexar al Pacto por México.
Es inaudito
por las palabras y conceptos sobre los cuales se fundamentó y, más aún, cuando
surge ante los vientos derrotistas de muchos políticos y periodistas que
leyeron largos epitafios públicos sobre la muerte del Pacto. Esto con la aún
vieja costumbre de los últimos años de ser derrotistas y de no querer aceptar
que existen increíbles esfuerzos de algunos políticos por crear y generar una nueva tendencia en la
política mexicana.
Lo considero
inaudito porque veo tiempos difíciles en los partidos políticos, diferencias
que se ven irreparables y, a pesar de eso, hay un grupo de políticos
progresistas que quieren crear nuevos espacios. Hay que hacer notar que hay
políticos de todos los partidos con la actitud de buscar caminos de encuentro
en beneficio del país.
Esta actitud
queda clara cuando se lee la
introducción del adéndum y los cuatro principios sobre los que se definió este
documento, que dice así: “Nos hemos comprometido a la creación y preservación
de un espacio que permita lograr acuerdos a favor del país y al mismo tiempo
exponer, cada quien, con firmeza sus diferencias”… “es indispensable preservar
en entorno político de confianza, con base en cuatro principios: 1.- Sobreponer
el interés del país y de los mexicanos a cualquier interés de partido o
individual; 2.- Cumplir con la palabra empeñada; 3.- Profundizar la
transparencia y; 4.- Actuar bajo estricto apego a la Constitución y a las leyes
de que de ella emanen”.
Con estas
bases, este adéndum define una serie de compromisos (ciudadanización de los
apoyos sociales, nuevas leyes político electorales y el retiro del control a
los operadores de los estados) que les pega a todos los partidos en todo el
país. Ya veremos cómo reaccionan los gobernadores que son los más alejados de
las decisiones del centro y que costará más trabajo moverlos del status quo de
la política nacional.
Y no
acabamos de analizar el adéndum mientras el pacto sigue generando propuestas:
al día siguiente se lanza la iniciativa financiera, con la aclaración por parte
de Peña Nieto de que no es la
reforma hacendaria porque, para variar, se empezaron a escuchar voces afirmando
esta barbaridad.
Desde la
nacionalización de la banca en 1982
no se había presentado un proyecto bajo una óptica general, siempre se hacían
iniciativas individuales. Esta reforma ahora se presenta en un panorama
integral, en donde la población debe de ser vista como un sujeto de crédito
real y no como delincuente y las instituciones bancarias deben de tener la
certeza de que si no les pagan, pueden recuperar su dinero. En el fondo de esta
reforma se encuentra un elemento muy importante que es hacia dónde están
orientados los cambios y nuevas regulaciones y el que exista confianza,
confianza en los datos del sujeto de crédito, confianza en la operación y
aplicación del crédito, con rapidez y claridad y, en el centro, confianza en el
sistema jurídico y judicial para en caso de falla o quebranto se pueda aplicar
la recuperación de manera justa. Por ello, a esta reforma la bautizaremos como
la reforma de la confianza.
Así pues, el
Pacto sigue como una mesa de negociación política; no murió, seguirá
construyendo acuerdos, y su siguiente aduana es el proceso electoral.
Consultor y Analista
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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