Hace unos días tuve la oportunidad de viajar en el Metro. Dirigiéndome en dirección hacia el centro de la ciudad, cuando al vagón se subió un señor con una mochila y un bonche de CD´s en la mano, de pronto comencé a escuchar música que salía de su mochila --con un muy buen sonido por cierto-- y el individuo empezó a promover la venta de los CD´s. Una compilación de canciones de jazz, como mencioné la calidad del sonido era excelente y la selección de la música era la que estaba de moda. En ese momento, a media mañana con el vagón sin mucha gente, la música sonando y las canciones buenas, técnicamente, me dieron ganas de adquirir el CD. No lo hice porque es un producto pirata.
Sin embargo, me hizo reflexionar esta situación: esa combinación de buen sonido con la música de moda es una simple y básica acción de mercadotecnia funcional para la venta de productos. Lo más curioso, es que al momento de transbordar, me encontré en otro vagón donde la historia se repitió, esta vez con un repertorio de música ranchera, seguida de otro vendedor de ritmos tropicales, y posteriormente otro más dándole paso a la banda, para cerrar con una selección de los éxitos de los Doors y Creedence Clearwater revival.
En dos casos, los vendedores eran impedidos visuales y todos traían el mismo tipo de mochila y el mismo reproductor de sonido, lo que implica que es un grupo de vendedores perfectamente bien organizados y sistematizados. De una manera muy simple y sencilla, estos vendedores demuestran que tienen un sistema mercadológico desarrollado, que funciona y vende.
Sumado a este sistema de venta de vagón a vagón, en los pasillos del metro uno se topa con vendedores de agua, ayudados, a veces por el calor infernal. La escena común son: dos personas con paquetes de agua y venta a mano; o puestitos de accesorios telefónicos; o vendedores de cuadernos de entretenimiento, etcétera. Todo lo que usted necesita para un buen viaje en el metro.
Seguramente en estos días empezará la venta de sombrillas para la lluvia, en fin, satisfacción básica de necesidades con un proceso mercadológico básico y elemental. No sé si toda esta actividad esté autorizada o reglamentada, pero esa es otra historia.
Uso esto como ejemplo básico de cómo se hace la mercadotecnia, debido a que en ocasiones a las nuevas generaciones de entrepreneurs, se les complica un poco entender los conceptos básicos para promover, comercializar y anunciar productos; a veces queremos hacer las cosas tan sofisticadas y complejas que nos olvidamos de lo básico y esencial: vender un producto para satisfacer diferentes necesidades en un lugar apropiado y, al precio accesible respecto a su calidad. Así de simple le diría Sherlock Holmes a Watson.
Una lección básica de mercadotecnia que nos refresca la mente, en un mundo cada día más competitivo y complicado.
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