La semana pasada recibí un correo de una estimada amiga quien me hizo un comentario sobre mi pasada colaboración; agradezco mucho sus anotaciones y quiero reproducir lo que me señala en su correo, ya que en estos momentos deja ver la situación que vivimos los ciudadanos en México y el sentir de la población, de la cual los políticos, como se dice ahora, “ni en cuenta o de plano les vale”.
Ella dice en su mail: “Hoy no tenemos partidos, ni ideologías, ni congruencia o ni siquiera liderazgo…, sólo «personajes» sacados de la dimensión desconocida que, a fuerza de empujar en los medios, sabemos quiénes son; de ahí a que nos gusten, es algo muy diferente, pero el verdadero problema es que todo esto, lo único que ha causado es que los verdaderos «desconocidos» seamos los ciudadanos.”
Considero que este comentario sólo demuestra que la polarización, la falsedad y el juego inmisericorde que están llevando a cabo los políticos no conducen a ningún lugar a nuestro sistema político ni al país. Los políticos se han convertido en máquinas de dar declaraciones falsas y huecas, ya sin ningún sentido. El sistema va a la deriva basado en las mentiras que se reproducen a diario sin ton ni son. El hartazgo y la tristeza de los ciudadanos son enormes.
Pero eso no es todo, la misma “sociedad organizada” también está en el juego de hablar por la sociedad, pero, siempre buscando un beneficio propio y no un beneficio común, ahí tenemos el caso de lo que se acaba de descubrir en Puebla, Oaxaca y Chiapas: los recursos otorgados a organizaciones de la sociedad civil que entran en esquemas de dádivas y corrupción para apoyar las obras de las autoridades en turno.
Uno de los grandes problemas en México, tenemos que reconocerlo, es que nuestra cultura no tiene arraigado el concepto de la participación, al mexicano no le gusta ni cumplir sus obligaciones y solamente usa el derecho de queja, pero como deporte nacional y como un sistema para desahogar las frustraciones sociales. Pocas veces hemos visto movimientos que surjan verdaderamente de la sociedad civil, los demás son desplazados por algún interés escondido y que solamente buscan un interés de grupos de presión.
A difícil coyuntura estamos llegando, los escenarios se están repitiendo como en 2006, en su mayoría son los mismos actores y están tratando de polarizar a la sociedad de igual manera en la guerra Fox- AMLO, en donde vimos a las peleas entre hermanos por disputas electorales estériles.
Ahora podemos decir que empiezan los ataques entre partidos y el Gobierno Federal, para tratar de ganar el poder. Al respecto, ¿qué deberíamos hacer con estos ciudadanos desconocidos?, ¿seguir en ese mar de incredulidad o realmente tomar las riendas de nuestra propia vida democrática y ejercer nuestros derechos y obligaciones? Considero que el único camino para volver a aparecer es informarnos, voltear a ver lo que está pasando y decirlo públicamente.
En 2006, el uso de las redes sociales era aún muy bajo y dentro de la opinión pública apenas figuraba. Hoy, ya es una fuerza de gran peso en la vida política, usémosla como una vía para volver a conocernos a nosotros mismos como ciudadanos activos en este nuestro México que tanto queremos y trabajamos por él.
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