Termina la primera parte del periodo de
Enrique Peña Nieto, primer presidente del PRI en la nueva etapa de la
alternancia en México. El Presidente tiene frente a sí un reto enorme para los próximos tres años y considero
que es un reto mayor que al inicio de su gestión.
Cuando llego a la Presidencia tenía como
cualquier otro candidato el reto de cumplir las promesas de campaña; él y su
equipo supieron muy bien aprovechar el momento y gracias al Pacto por México
sorprendieron a todos y lograron las reformas que nadie se había imaginado, su
reparto de poder fue el adecuado para el momento que vivía México y para el
pago de los apoyos políticos del momento. Los resultados de estos tres años de
trabajo son visibles, hay reformas, el proceso de transformación se inició, hay
avances e indicadores favorables, pero también hay factores internos y externos
que no ayudan, malas y tardías decisiones que hacen que la popularidad y
aceptación estén muy bajas y la comunicación con la sociedad no es del todo la
adecuada, esto sin contar con un contexto mundial que se ha complicado.
Las opiniones pública y publicada exigen
cambios en el Gabinete, ¿el motivo? A ciencia cierta nadie lo puede decir, cada
vez que pregunto a alguien que menciona que debería de haber cambios, nadie me
da una razón o un motivo más que el simplismo de “pues es que las cosas están mal
y punto”, esto seguro por la tradicional
costumbre de nuestro sistema político de quitar funcionarios si hay decisiones
equivocadas; a lo largo de la historia hemos visto como se cambian funcionarios
por supuestas malas decisiones e ineficiencias y hay algunos caso que hasta
“pior” se ponen las cosas. El Presidente no ha cedido a las presiones y está
haciendo sus movimientos con calma y ahora de manera sorprendente hace dos
nombramientos que son fundamentales para el futuro reparto del poder.
El Presidente tiene la opción de ver su
próximos tres años de dos maneras distintas: uno, como el seguimiento a su
primer periodo en dónde podrá hacer los cambios para tratar de que las cosas
funcionen mejor y alcanzar las metas programadas y terminar el periodo; o dos, como
si fuera un nuevo periodo presidencial, sí, como una nueva Presidencia, en
donde la óptica de los reacomodos serían
más complejos pero estarían orientados básicamente a lograr tres objetivos: 1) lograr
la implementación de las reformas, 2) establecer un dinamismo adecuado a la
economía, y 3) ganara las elecciones de los próximos tres años replicando un
modelo exitoso de política. Todo esto deberá conseguir que su imagen mejore y
se consolide en el camino de preparación como ex presidente de la Republica y
definir su espacio de convivencia con ex presidentes y grupos de poder después
del 2018.
Seguramente esto es parte de los análisis y
escenarios que se hacen en la oficina de Aurelio Nuño, y bajo esta lógica tal
vez por eso sorprendió a muchos el nombramiento de Beltrones en el PRI. Para el
Presidente, Manlio Fabio ya no es un competidor, ahora es una aliado para poder
replicar el modelo político que gane elecciones, asunto que puede no ser tan
fácil como la tradicional aplanadora priista estaría acostumbrada, la
alternancia, los jóvenes, la coyuntura, la situación económica y la
democratización de la vida diaria, ahora más que nunca están mandando a los
políticos tradicionales al armario de los abuelos y muchos están creyendo que
el camino de los independientes puede ser una plataforma segura.
Esperemos a ver qué tipo de arreglo
institucional decide el Presidente, a fin de cuentas ya cumplió con los
compromisos de campaña, ahora tendría la oportunidad de tomar el control de las
diferentes carteras e impulsar las acciones para implementar la transformación,
el cambio de más del 75% de los gobernadores en 4 años presenta una oportunidad
para dejar a tras el viejo sistema político.
Las próximas elecciones (los problemas reales, los cambios sociales y las
nuevas expectativas de la sociedad) pueden no ser bien entendidas por los
políticos y en el caso de los tres partidos y sus presidentes, los futuros
procesos pueden convertirse en trampolines para la candidatura presidencial o
la tumba política, ahí el reto que tiene el sistema democrático mexicano.
Esperemos decisiones antes del Informe o en
los primeros días del segundo periodo, la agenda nacional tiene muchos frentes
abiertos que hay que ir resolviendo poco a poco.
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