No
se sabe cuándo ni cómo Peña Nieto anunciará a su gabinete; el imaginario nacional se ha
quedado sin nombres, no ha habido manera de que nadie esté en capacidad de
poder atreverse a nombrar a un político (ni tradicional ni de la nueva
generación) para alguna de las secretarías.
El
PAN lleva gobernando 12 años, dos
sexenios, lo suficiente para haber dejado una nueva práctica política, a pesar
de no ser muy consistente en la realidad ni en la memoria inmediata de la gente
y de la opinión pública. Y comento esto porque a la sociedad política y opinión
pública se le queman las habas por saber quiénes van a ser los próximos
secretarios del futuro gobierno. Cierto es que en México nos encanta hacer gabinetitis y futurología política, pero
hoy, más que nunca, es causa de una casi desesperación social.
Si
nos colocáramos en el antiguo sistema político, el del viejo PRI, la noche del día anterior a la
toma de posesión, el 30 de noviembre, era la fecha oficial, del ritual nacional
en dónde se anunciaba, con toda pompa y circunstancia, el gabinete. Recuerdo
que era como la noticia que paralizaba a todo el país, pues en ese momento se
descubría el velo de los integrantes del gabinete y, después de eso, terminaban
todas las especulaciones habidas en las últimas semanas del mes. Después del
anuncio, ya se sabía quienes estarían en primera fila de la toma de posesión y
ya había cierta tranquilidad en el ambiente político.
Cuando
ganó el PAN la Presidencia, el primer sobresalto que le acomoda Fox a la sociedad mexicana es la
noticia de que el gabinete se lo encarga a los más importantes headhunters del
país y, entonces, empieza un circo peor que cuando estaba el PRI. Después del proceso anuncia su
gabinete; bien consabido es el desastre de los nombramientos y, lo demás, es
historia. Calderón, tratando de
salirse del escándalo permanente de su antecesor, anuncia su gabinete.
Ahora
con Peña Nieto, nadie sabe cómo va a
ser el anuncio; primero, anunció al equipo de transición y fue muy claro que
ésos que nombró no eran necesariamente los encargados de las carteras. Después
de eso, la practica nacional del gabinetitis ha querido ser retomada por los analistas y la
opinión pública, pero el imaginario nacional se ha quedado sin nombres, no ha
habido manera que nadie esté en capacidad, ni siquiera, de poder atreverse a
dar un nombre para alguna de las secretarías. Antes que eso, se ha hablado,
primero, de la eliminación de algunas carteras y, después, se hablo del
crecimiento de otras; el resultado ha sido que Luis Videgaray ha tenido que salir a negar todo rumor a favor y en
contra, la sociedad política se encuentra en vilo contando únicamente el tiempo
que falta para la toma de posesión, unos lo cuentan en días, otros en
quincenas, otros en fines de semana, y hasta ahí llegan.
La
base de las especulaciones es que como nueva presidencia, del tradicional PRI que regresa al poder después de 12
años, muchos de los políticos tradicionales ya no están en uso o, de plano, no
se identifican con el grupo del futuro Presidente,
por lo que no se sabe si tomará antiguos políticos o nuevos, ex diputados, ex
senadores, o ex gobernadores, o actuales gobernadores. Hoy, parte de la nueva
situación política es que, por primera vez, el PRI se encuentra con que se perdió una generación política del
poder y los que quedaron vigentes en los últimos doce años, fueron los que
operaron políticamente en el poder legislativo; esto dará una característica
muy novedosa a los futuros integrantes del gabinete. Lo que sólo incide más en
el terreno de las especulaciones, pero definitivamente estaremos hablando de
una verdadera nueva generación de políticos del futuro.
Ahora
bien, en el terreno de la especulación, la siguiente pregunta es ¿y ésos que
serán ungidos como secretarios de cartera a quiénes van a escoger para sus
equipos de trabajo?, ¿querrán quedarse con los funcionarios de carrera,
principalmente funcionarios del PAN,
o secarán del clóset a los ex priistas que salvaron el pellejo durante dos
sexenios? Hace poco escuchaba un comentario de un funcionario medio de una
secretaria que decía que, desde que perdió el PAN la presidencia, la mayoría de los funcionarios salen a decir a
cuatro vientos que todos eran priistas
de clóset, pero disfrazados de panistas para obtener la chamba. Ya veremos ese
gran cambio, cómo se irá dando.
¿Qué
estrategia de comunicación usara Peña
Nieto? Nadie sabe ¿Regresará al viejo ritual de la noche anterior de la
toma de posesión, un viejo ritual en los nuevos tiempos, para de esa manera inaugurar
con un viejo rito la nueva presidencia? Nadie sabe, nadie supo, como dijera el
monje loco; el caso es que ya falta menos.
Cabe
decir que Peña Nieto ha sido muy cuidadoso
con sus anuncios oficiales y es muy claro que va a tener que delinear la nueva
costumbre de comunicación que corresponda al nuevo estilo de presidencia que va
a querer implantar. Sólo queda esperar.
Analista
Político
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