Las posturas partidistas han
causado que el Congreso tenga una imagen muy pobre con los ciudadanos:
parálisis, poca productividad, falta de consensos causada por el cuidado extremo de los intereses de los
partidos, enfrentamientos y pleitos públicos llevados al máximo, falta de
transparencia y rezago en el trabajo legislativo son algunas de las
percepciones populares respecto de diputados y senadores.
La
XLII legislatura inicia en un nuevo contexto: será la primera legislatura
después de doce años que trabajará con un Presidente
emanado del PRI. La alternancia
permitió que las últimas cuatro legislaturas se trabajaran con una presidencia
panista, lo que ocasionó que la lucha de poder se dirimió en el Congreso; a tal punto llegó esta
disputa que, en la pasada legislatura, los tres presidentes de los partidos
eran diputados y operaban internamente en el Congreso, cosa nunca antes vista.
La
alternancia causó una parálisis legislativa, todos los partidos políticos
opositores, principalmente el PRI
que nunca había sido oposición, trataron de gobernar desde el congreso y
controlar al Presidente Fox. Por su
parte, el PRD, también radicalizó su
postura política, sobre todo en la presidencia de Calderón.
Estas
posturas partidistas causaron que el Congreso,
a la fecha, tenga una imagen muy pobre con los ciudadanos. Aquí, la percepción
general: parálisis y poca productividad; falta de consensos causada por el cuidado extremo de los intereses de los
partidos, mas no de los temas ciudadanos y las reformas estructurales;
enfrentamientos y pleitos públicos llevados al máximo, como pueden ser invasión
en el pleno, toma de tribuna, intento de sabotaje a la ceremonia de toma de
posesión, introducción de funcionarios con ordenes de arraigo, etc.; falta de
transparencia, principalmente sobre el trabajo de comisiones y gastos; así como
rezago en el trabajo legislativo.
Este
es el saldo general de la alternancia, digamos, legislativa. Ahora, ¿qué retos
tiene la actual legislatura?, en primer lugar, ofrecer resultados, hacer que el
trabajo legislativo tenga la certeza de análisis de iniciativas en tiempo y
forma de las necesidades del país, no de las disputas partidistas. Para esto se
necesita operación política del nuevo gobierno y voluntad de los legisladores.
En
segundo lugar, crear un vínculo más cercano con los ciudadanos; la creación de
políticas públicas y leyes se ha convertido en un asunto de elites políticas y
grupos fácticos. A pesar de tener la obligación de vinculación con la sociedad,
los diputados lo ven como una carga, no como la forma de estar pendiente de sus
problemas, atienden más la línea del partido que de los ciudadanos.
En
tercer lugar, mejorar la transparencia y la rendición de cuentas; es necesario
crear mejores mecanismos para asegurar y dar a conocer a los ciudadanos no sólo
resultados, sino que los procesos se llevan a cabo de manera adecuada.
En
cuarto lugar, resolver las reformas estructurales con visión de estado, con
nacionalismo y pensando en el futuro de México;
se nos acaba el tiempo ante la situación mundial para tomar decisiones que nos
lleven a enfrentar un mejor futuro.
Y,
en quinto lugar, tomar la mejor decisión sobre la propuesta de reducción del
tamaño del congreso; es un reto ya que con ello hay políticos que creen que
pierden poder, representatividad y prebendas. Esto implica enfrentar una
reforma política y organizativa fundamental para ser más eficientes y enfrentar
el futuro.
A
la fecha, se puede decir que algo ha cambiado, ya sea por posiciones, operación
política o por voluntad. Al estrenarse esta legislatura les mandaron dos
iniciativas grandes, una de ellas muy polémica; lo que hemos visto es trabajo
legislativo, poco escándalo y negociaciones políticas, la reforma laboral sigue
en negociación y la de contabilidad gubernamental ya ha sido autorizada sin que
nadie se diera cuenta y sin sobresaltos ni gritos. Enhorabuena legisladores,
estamos dando un paso cuántico, ojalá así sigamos.
Analista
Político
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