En un país donde se votó por el menos peor, el voto de castigo es un asunto de democracia y del mundo al revés, donde el que pierde, termina ganando el premio mayor.
Hoy quiero
presentar los resultados de la elección bajo una óptica distinta de la que
tradicionalmente se analizan los resultados electorales, una óptica de reversa
dirían por ahí. Todo el mundo ve la
elección bajo el concepto en donde hay un beneficiario de los votos, el que
ganó; pero debemos de entender que el voto de castigo aplica y que los
ciudadanos lo ejercen en contra de un candidato o partido; de esta manera,
analizaremos los números bajo la lógica
de los perdedores, lo que es lo mismo, el premio al ganador del mayor desprecio
nacional. Para este ejercicio sumaremos los votos que cada partido no obtuvo,
la suma de todos los votos para cada uno de sus competidores, los que no
votaron por cada candidato.
Bajo este criterio, los número
dicen que el PAN ganó el primer
desafortunado lugar, ganó el mayor desprecio de los mexicanos, ya que un total
de 36.6 millones de mexicanos votaron en contra de ese partido representado por
su candidata Josefina Vázquez Mota, (en contra, el PAN, obtuvo 12 millones a
favor, ocupando el tercer lugar en la votación general). En pocas palabras, el
mensaje enviado por la ciudadanía fue: “fuera
de los Pinos, no te queremos como gobierno, te dimos una oportunidad los
últimos 12 años y no estamos contentos por la forma en que nos has gobernado”.
El segundo desafortunado
lugar fue al PRD, representado por AMLO,
que ganó el desprecio de 33.5 millones de votantes, (en contra, el partido y su
candidato recibieron 15.5 millones de votos a favor, lo que lo colocó como la
segunda fuerza política y por encima del PAN). Al parecer, el mensaje muy claro
es: “no te queremos en la presidencia
y, en tu caso, es por segunda ocasión”.
Y, finalmente, el tercer
desafortunado lugar fue ganado por el PRI,
representado por Peña Nieto, que sumó en
su contra 30.3 millones de votantes que
no lo quieren como presidente, (en contra, el partido recibió 18.7 millones
de votos a su a favor) y que, por haber recibido, entre los tres principales
partidos, el menor número de votos en contra, su candidato se ganó la rifa del
tigre y el premio es un boleto para llegar a la silla presidencial.
En un país en donde no hay
buenos candidatos, la gente le miente a las encuestas, más del 40% de la
población no vota y el elector, de plano, vota por el menos pior pues es lógico
que el partido y el candidato que gana es el candidato que menos votos en
contra recibe; aquel candidato que es
menos rechazado es el que gana el honor de ocupar la Presidencia de la
República. Es un asunto de la democracia y del mundo al revés, el que
pierde gana el premio mayor.
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