La sólida estructura de los líderes de
opinión en México, se vio afectada por la presión ejercida en las redes
sociales durante las pasadas elecciones. Comenzamos a ver cómo los medios
empiezan a generar un cambio con el fin de enfrentar una nueva época editorial
y comercial.
En
todas las elecciones, los grupos de poder toman posiciones a favor o en contra
de partidos y candidatos. Estos grupos se alían o hacen que sus medios de
comunicación sean trincheras de apoyo o de ataque para estas campañas; esto
pasa en todo el mundo, no es exclusivo de México.
Así,
a principios de año vimos cómo se crearon nuevos periódicos y portales on line,
los cuales fueron generadores de opinión pública a favor o en contra de algún
candidato en el proceso electoral. Pero esta elección fue distinta, de alguna u
otra manera la presión que se ejerció en las redes sociales y su impacto en la
sociedad en general generó, por primera vez, que muchos de los periodistas
profesionales declararan cuáles eran sus preferencias electorales. Esto manifestando
una forma de la nueva aplicación de la democracia en México y, como resultado
también, de las nuevas reglas electorales con las que los medios convivieron
por primera vez.
Por
su parte, en las redes sociales se vivió el paroxismo del libertinaje y la
utilización de estas plataformas sufrió todos los excesos que los bots,
partidos, y huestes partidistas pudieron generar. Todo fue más allá de la
decencia y los límites, tanto así que hoy queda en el ambiente la duda de cómo
se podría generar algún tipo de regulación que evitara las groserías, las
mentiras y todo tipo de excesos para entrar en una espiral mucho más
productiva, claro que desde el punto de vista de la información y su beneficio
a la misma sociedad. Todo este juego produce un gran desgaste a periodistas,
líderes de opinión, opinadores profesionales, blogueros y analistas. En general,
el ritmo de la información fue brutal y el desgaste descomunal.
También
en este período se abrió, por parte de las autoridades, el juego para la
licitación de nuevas frecuencias para televisión abierta, aunque pasó un poco
desapercibida la noticia, y esto, en medio de una elección, obviamente generó
un desgaste extra en todo el sistema de medios.
Hoy,
todo este juego y la presión
generacional empiezan a tener efecto en los líderes de opinión y periodistas,
ocasionando un cambio de líneas editoriales por cada uno de los medios, lo que
hace que estos periodistas digan algunas cosas en radio, varíen su posición en
televisión mientras dicen otras cosas en Twitter.
Este fenómeno empieza a afectar carreras periodísticas; en redes sociales los
jóvenes (con bots o sin ellos) empiezan a quemar a ciertos líderes de opinión y,
durante la campaña, extremaron posiciones hacia ellos, lo que hasta generó
violencia física en contra de algunos (Carlos
Marín y Ricardo Alemán, como ejemplos).
Y que decir de la inmensa lista de ataques y groserías contra otros
columnistas.
Nunca
antes se había visto que hubiera ataques y polarización, contra los opinadores,
pero, al mismo tiempo, nunca antes con el crecimiento de los medios se habían
abierto tantos espacios en dónde los periodistas tuvieran oportunidades de
aparecer en diferentes escenarios públicos. Al final del día, esto genera una
presión y desgaste el cual, terminadas las campañas electorales, pasarán la
factura de los excesos y la sobre exposición, misma que deberá ser pagada cuando
se regrese al espacio y ritmo normal.
Y
aunque de distintas maneras y formas, comenzamos a ver cómo los medios empiezan
a generar un cambio de programación y de espacios con el fin de enfrentar una
nueva época editorial y comercial. Estos movimientos obedecen a distintas
razones, unos porque se van a Londres
a las Olimpiadas, por ejemplo, todos
los de Televisa y Tv Azteca, y otros por razones
desconocidas, como el caso de Pedro
Ferriz, pero estamos viendo, al fin de las elecciones, que el desgaste de
la guerra electoral empieza a cobrar sus primeras victimas.
Consultor
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