México está cambiando, las recientes manifestaciones de estudiantes lo comprueban. La mala noticia es que ante el juego perverso de la alternancia se está jugando con el fuego social, ¿estaremos usando nuestra cultura democrática con inteligencia?
En este año del 2012, el proceso electoral en México está poniendo a prueba a toda la sociedad.
No
sólo como el procedimiento natural de cada 3 o 6 años, en donde la
ciudadanía tradicionalmente hace la reflexión sobre el rumbo de país,
razona sobre los problemas nacionales y contribuye en la elección de sus
autoridades, no, en esta ocasión, no solamente en ese aspecto se nos
pone a prueba, el verdadero reto al que nos estamos enfrentando es a un cambio de actitud y cultura democrática.
Hoy,
la participación en discusiones, pensamiento colectivo, razonamiento de
propuestas y rumbo, definición de los problemas y debates entre amigos,
colegas, familiares, vecinos y hasta desconocidos en las mismas redes
sociales, innegablemente es un ejercicio democrático que está cambiando
nuestra cultura democrática.
En mi editorial anterior, hice referencia a que, desafortunadamente, estamos en una fase en donde nuestra cultura democrática se mueve por el chisme, nos
estamos dejando llevar por la pasión y la critica fácil, recibimos
mails donde se habla mal de los candidatos, no sabemos de dónde viene
esa información ni si ésta es cierta, pero la asumimos como una verdad y
nos convertimos en difusores de dicha información sin saber si le
estamos haciendo el juego a las campañas negativas, los bots o a
los ejércitos digitales pagados por alguna de las causas; en el pasado,
el rumor, ahora son tuits, mails y/o videos, rumores digitales. Esta situación está retando a nuestra inteligencia democrática.
Al
mismo tiempo, si revisamos en los medios digitales las respuestas o los
comentarios de los blogs, las columnas, los tuits, las respuestas están
llenas de groserías, injurias y agresiones, hay medios en donde ya
hasta se anuncia que si los comentarios tienen palabras altisonantes no
serán reproducidos y, de pronto, habrá voces que puedan decir: ¿decencia vs libertad de expresión? o ¿manipulación o cerco informativo? Basta
ver las recientes manifestaciones de estudiantes de clase media alta
que, a decir de ellos mismos, en un despertar a los problemas del país
se quejan de que los medios ocultan, transforman y manipulan
información, asunto que no es nuevo en ninguna parte del mundo.
Pero,
definitivamente, en México algo está cambiando, la buena noticia es que
está aumentando la participación, el interés por los problemas del país
y el desarrollo de una cultura más democrática; lo malo es que venimos
de un ostracismo y conformismo pasivo, lo que nos hace
ser una sociedad que sólo sabe quejarse, o entiende, en este instante,
la cultura democrática, o el ejercicio de la democracia como el acto
fácil de mentarle la madre a cualquier persona que no esté de acuerdo
con su postura.
Es
posible que el movimiento del cambio democrático, este desplazándose
como péndulo, desde un extremo en dónde había un inmovilismo social
exacerbado, hacia el otro, en donde la participación está llena de
insultos y posiciones extremas.
Puede
ser que ante los factores que hoy vive el país, una inseguridad
lacerante, un alto número de víctimas, incertidumbre laboral, las crisis
mundiales estén creando una empatía social y una transformación en los
valores internos de los jóvenes y el resto de la población, con lo cual
se generan este tipo de reacciones muy agresivas.
La
mala noticia es que, ante el juego perverso de la alternancia y el
poder en donde los grupos de poder del mismo bando se pelean la
oportunidad de arribar a la cumbre, están jugando con el fuego social,
utilizando estos cambios y estas ansias democráticas de la sociedad para
atacarse sin ninguna misericordia, poniendo en riesgo al país y a su
población.
Si
a esto le agregamos la falta de líderes visibles y responsables, se
corre el riesgo de que falsos paladines de la democracia encausen
movimientos que puedan engañar a personas bien intencionadas y en
búsqueda de salidas verdaderamente democráticas, para meterse en
situaciones que no llevan a ningún lugar sano.
Hoy solamente vemos a estos débiles líderes
llamando a la agresión velada, al embate ilógico de la duda y actuando
con un exceso de protagonismo. Es claro que de eso es lo que los jóvenes universitarios están cansados, de la incongruencia en su actuación, esto es aceptable y plausible.
Ahora
bien, lo extraño, y más dudoso, es que entre los enunciados de las
marchas o movimiento es que utilicen el término “por un manejo
equitativo de la información”, y que al que ataquen visiblemente sea a Televisa, y en justicia al duopolio mexicano de los medios, ¿dónde queda TV Azteca?, ¿por qué no lo mencionan si supuestamente realiza las mismas prácticas?, ¿o será que ir al sur de la ciudad no les acomoda?
No
debemos de equivocarnos, como ya ha sucedido anteriormente. En
estricto, ésta es una de las elecciones más vigiladas y, hoy, hasta los
medios están peleando un trato equitativo con la autoridad. Hoy, como
nunca antes, hay libertad, campañas negras, todo se dicen y utilizan
todos los medios. Lo más libre son las redes sociales y ahí es donde hay
más emancipación, es una tsunami de libertinaje, de eso nadie se puede
quejar.
En México, todos conocemos a los medios y sus filiaciones a los grupos políticos,
igual que en todo el mundo, y la libertad de cada uno de ellos de
apostar a sus intereses, ¿no es en la audiencia en dónde debe de
encontrarse la inteligencia de discriminar, de buscar y comparar la
información? Hace poco, un alumno de una de estas mismas universidades
que salen a manifestarse, le decía a sus propios compañeros: “pues si no
están de acuerdo, cámbienle de canal; si no es suficiente, lean mas
periódicos, hagan contraste de información y formen su criterio”. Al
término de su comentario, también fue criticado inmisericordemente por
la intolerancia.
Estamos
entrando en terrenos de riesgo, y debemos de cuidar no jugar con fuego.
Para eso es importante que los verdaderos líderes llamen a la concordia
y todos como sociedad utilicemos nuestra cultura democrática con mucha
inteligencia. Ojalá los ánimos no se desborden.
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