Estamos en medio de una histeria
digital en la que no nos preocupamos por reconfirmar de dónde viene la
información y con qué intención sale ésta a las redes sociales. El
desprestigio inmediato ha convertido este proceso electoral en un foro
romano en el que sólo estamos viendo quién le tira más duro a quién.
Después del debate el escenario de las campañas cambió, el PRD y el PAN entraron en la fase en la que tienen que atacar con todo lo que se encuentren para bajar la intención del voto que tiene el PRI, o por lo menos tratar de aumentar los negativos de éste.
Aunque
por el momento pareciera que ambos partidos están en alianza, eso no
importa, tienen que frenarlo a como dé lugar, lo que provocará que entre
ellos se sigan estorbando uno al otro en el segundo lugar; por su parte
el candidato del PANAL, ya entendió que después de su
gran exposición en el debate y la subida de sus números, lo que más le
reditúa es atacar a la candidata del PAN.
Una
gran parte de esta guerra está siendo librada en las redes sociales,
hoy por hoy todos los candidatos están jugando a magnificar las mentiras
que se dicen entre ellos, para que, por una parte los bots y por otra los ejércitos cibernautas
de cada uno, traten de desprestigiar lo más rápido posible a los
enemigos y con esto, poder dar notas rápidas a la opinión pública.
Los
medios también han caído en el juego y ayudan al trabajo de
magnificación de los dimes y diretes, es un juego de todos contra todos.
Mientras tanto, los ciudadanos se encuentran satisfechos de que este
juego les dé rienda suelta para poder sacar su frustración, basta con
ver como las redes sociales se dejan llevar por la marea de ataques
entre los candidatos.
Hoy los candidatos que atacan lo hacen con lo que sea,
lo que encuentren, aunque al final esto sea un tanto incongruente, ya
que en ocasiones, atacan con lo mismo que pueden ser atacados ellos
mismos.
Al
fin de cuentas, parece ser que la ciudadanía, sin importar la moral,
sólo quiere ver que se ataquen sea, cierto o no, lo que se dice en la
inmediatez del desprestigio, a nadie le está realmente importando
verificar si lo que se dice es verdad o una mentira a medias, como en un
circo romano, lo que importa ahora es ver qué se dijo,
qué se retwittea qué chiste se manda, qué foto se sube a facebook, etc.
Estamos viviendo una histeria digital, que nadie sabe en qué va a
terminar.
Mientras,
a la agenda nacional, volvieron las noticias sobre muertos en
diferentes ciudades, y el problema de los estudiantes en Morelia, todo
esto en conjunto empieza a sembrar la discordia nacional.
Ojalá los partidos entiendan que entre ellos pueden sanar sus heridas y negociar pactos, pero: ¿quién va a sanar las que creamos como sociedad?
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