martes, 10 de abril de 2012

La herencia de Juárez

En esta Semana Santa tuve la oportunidad de ir a Puerto Escondido, Oaxaca. Un hermoso puerto en las costas del Océano Pacifico. La aventura consistía en salir de la Ciudad de México en automóvil, junto con mis dos hijos, a las 6:30 am vía Acapulco, pasar una noche en el puerto guerrerense y, de ahí, manejar al puerto oaxaqueño. Son apenas 400 kilómetros de Acapulco a Puerto Escondido, pero en una carretera de dos carriles, con muchos reductores de velocidad (topes), y muchos pueblitos a lo largo del camino; el tiempo oficial para el trayecto amenaza con cinco horas y media.

Cuando entras a territorio Oaxaqueño por carretera te das cuenta de lo basto del territorio estatal y sus hermosas vistas. Una cosa de llamar la atención es que, en cada uno de los pueblos y ciudades que vas pasando, hay unos letreros de colores que mencionan al municipio al que cada una de esas localidades pertenecen y, conforme pasan los kilómetros, te percatas que, en la realidad, cada letrero corresponde a un municipio diferente.

Oaxaca sobresale, entre muchas otras cosas, por ser el estado que cuenta con mayor número de municipios del país, exactamente 581, dato que me aclaró mi hija que cursa el cuarto año de primaria. Resulta muy curioso saber que, efectivamente, cada pueblo es un municipio diferente.

Al llegar a Puerto Escondido, nos encontramos con una ciudad de aproximadamente 45 mil habitantes, mucho más pequeña de lo que había imaginado, hermosa y pintoresca, esperando dar la bienvenida a la ola de turistas que llegan en Semana Santa. Enfrente de la bahía y curiosamente ubicada en medio de la calle Principal, está una estatua del benemérito oaxaqueño, Benito Juárez,  pero el porqué  de su graciosa ubicación me enteré más tarde.

Nos hospedamos al final de la bahía principal, ahí donde todo gira en alrededor del surf y a donde
deportistas de todo el mundo vienen a  gozar de la playa y de las grandes olas que rompen junto a los peñascos. Es un hermoso lugar donde todos sus habitantes viven día a día de lo que se vende en la playa y del consumo de los turistas pasajeros.

Un día por la tarde fuimos a la playa frente al malecón principal; a pesar de que ya era tarde estaba repleta de gente, nos acomodamos en una palapa para poder ver a los niños jugar y  se nos acercó un mesero para ofrecernos algo de tomar.Era un lugareño muy amable, de avanzada edad y muy platicador, entonces le pregunte que, en su opinión, cual creía que era la razón de que Puerto Escondido no hubiese tenido un mejor desarrollo teniéndolo todo para lograrlo.

Entonces vino su respuesta: "porque Juárez nos dejo como herencia una gran cantidad de municipios", pasando a explicar que Puerto Escondido está dividido entre dos municipios, el de San Pedro Mixtepec y el de Santa María Colotepec, y entonces continuó: “vea usted, la estatua de Benito Juárez, en la calle principal, pues ahí la pusieron para marcar el  límite entre los dos municipios; durante años ha sido un pleito interminable que detuvo el crecimiento de la zona. De algunos años para acá ya no se pelean tanto, pero eso no hizo más que desperdiciar tiempo en disputas en lugar de promover el crecimiento de toda esta zona”

Fue cuando me  vino la pregunta: ¿Vale la pena tener tantos municipios?  


Consultor

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