Para el PAN las cosas se ponen difíciles porque ahora tiene que tratar de frenar a AMLO para alcanzarlo y volver a superarlo; esto implica abrir un frente de ataque extra, lo que consume recursos y tiempo, hay que pegarle a Peña, y a AMLO y, al mismo tiempo, contener los ataques que estará recibiendo por dos partes.
Entramos en una nueva etapa, han pasado cuatro semanas y el escenario, de pronto, cambió radicalmente. El PAN, en una extraña desesperación por no perder, siguió con la campaña negra atacando a Peña Nieto y anuncian ya que pronto veremos más ataques, pero los resultados han sido nefastos. Lo más importante ha sido que AMLO ya alcanzó a Josefina Vázquez Mota y, como dice el viejo dicho, caballo que alcanza gana. En este caso, la contienda electoral se está convirtiendo en una lucha por el segundo lugar.
Esto puede causar que el PAN entre en una escalada de ataques sin ton ni son, tratando de recuperar lo perdido y, lo peor, es que esa inercia se convierta en un peso que los estanque en la preferencia electoral de un lejano tercer lugar.
Al PAN le está pasando lo que al PRI en el 2000, la arrogancia del poder, el mal diseño de la campaña y la consecución de errores en el día a día, los terminó hundiendo y, así, perdieron la presidencia. Otro factor muy importante, similar a lo que pasó en aquel año, es el hecho de que el PAN está muy dividido, no se ve consistencia, ya hay voces que dicen que se puede pensar en cambiar al candidato; el problema es quién o, simple y sencillamente, en el caso de que pierdan, ¿quién va a ser un interlocutor confiable para negociar con el que gane la elección? Por obviedad, Josefina queda en la lona, junto con Madero y todos los Calderonistas. ¿Quién controla el partido? ¿Quién será ese interlocutor, en tal caso? ¿Quién retomará e iniciará la recuperación del partido? ¿Quién firmará la amnistía política para la nueva época?
En este cambio de escenario, hemos visto que han empezado a aparecer, de alguna u otra manera, ciertos actores que habían estado ocultos: el jefe Diego peleándose y sirviendo de contención contra Fox y hasta la misma maestra Elba Esther salió para ofrecer una entrevista de radio.
El resultado visible ante este cambio de escenario es que se rompe la inercia, el PRI se mantiene y lo difícil será seguir siendo consistentes; no son lo mismo los ataques del PAN que los ataques de la izquierda que tendrán mucho de fuego amigo.
Para el PAN las cosas se ponen difíciles porque ahora tiene que tratar de frenar a AMLO para alcanzarlo y volver a superarlo; esto implica abrir un frente de ataque extra, lo que consume recursos y tiempo, hay que pegarle a Peña, y a AMLO y, al mismo tiempo, contener los ataques que estará recibiendo por dos partes. Además, se acercan los debates, lo que implica que llegará en una posición parecida a la que tuvo Bravo Mena en el Estado de México, el PRI y el PRD se enfrascaron en un gran pleito y el PAN ni pintaba, todos se olvidaron de ellos.
Por otra parte para el PAN va a ser muy difícil, contener la decepción hacia adentro de su estructura. Esto quiere decir que los mismos operadores, viendo que no está funcionando la campaña, prefieran dejar de promover ya que, por un lado, la gente no está reaccionando y, por la otra parte, los ponderadores se pueden preguntar, ¿y para qué gasto los recursos si esto va mal?
EL caso de Quadri, es el mejor ejemplo de lo que pasa con las campañas ciudadanas o de un candidato no político, son campañas de candidez y de buena ventura, el rey para ellos es mantener el registro, lo cual es una reto mayor por el cambio de escenario.
Esperemos ver hasta cuando el PRI mantendrá su política de no dañar el país con enfrentamientos, no es lo mismo no pelearse con el que está gobernando, que con el rijoso de la esquina.
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