He escrito sobre el tema de los indignados desde que inició la primera
manifestación en septiembre, cuando algunas personas iniciaron las primeras protestas
en las calles de Madrid, Londres y Nueva York, bajo un movimiento llamado
“Ocupemos a Wall Street”.
Ayer, la reseña en los periódicos parecía más el inicio de una
película futurista, en donde en su escena inicial contaba cómo el mundo
financiero se había colapsado por la presión de la gente y, grandes
manifestaciones en todo el mundo hicieron cambiar la economía mundial. El
reporte, hasta ayer, era 951 ciudades en 82 países con manifestaciones en
contra el sistema financiero mundial.
Al principio nadie hizo caso, lo vieron como un hecho casual; después,
en Estados Unidos, pasó lo inaudito, represión ante las manifestaciones en el
centro de Nueva York y gente arrestada por manifestarse. Hoy, grandes
movilizaciones en múltiples ciudades de cada uno de esos 82 países situados en
los cinco, se están replicando. Si pudiera pensar que se da sólo en países “de
primer mundo”, pues está equivocado, no hay lógica alguna, está pasando en todo
tipo de países, simple y sencillamente, la gente está cansada del sistema
financiero que estamos viviendo.
La humanidad está cansada de que los precios sigan subiendo, de que
los bancos no presten dinero, o que presten muy caro y, por guardar el dinero,
paguen muy poco, de que ellos ganen mucho dinero y lo usen para especular en el
mundo de las bolsas de valores. En todo el mundo, la gente está cansada de que
la especulación destroce países, industrias e instituciones, y de que a pesar
de hacer tanto negocio y ganar tanto dinero, al mismo tiempo que exista tanta
pobreza mundial. ¡Nunca antes había habido en el mundo tanta pobreza y
marginación!
Ayer mismo, el presidente del Senado de España, Javier Rojo, en una
entrevista radiofónica con Leonardo Curzio, reconocía que la política está
fallando dentro de los sistemas democráticos y que, en su opinión, esta falla
hace que se generen este tipo de movimientos mundiales; bajo esta premisa,
confirmaba que ésta es la causa por la que se estaban efectuando las nuevas
elecciones en España.
La gran pregunta hoy, es: ¿Hasta dónde llegará este movimiento?
¿Logrará cambiar el rumbo de la economía?
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