México está en una profunda crisis política y, al parecer, a nadie le preocupa. Esto pasa por la acostumbrada inconsciencia y falta de importancia que los ciudadanos tienen hacia lo que sucede en el ámbito político y a la arraigada práctica de siempre quejarnos y no hacer nada. También, considero que hay factores externos que están afectando a la ciudadanía y que son: Uno, la alternancia no ha dado los resultados esperados y no por el hecho de cambiar de partido en el poder, sino porque fallan los políticos. Dos, por el hecho de que el asunto de la violencia y la inseguridad están consumiendo toda nuestra capacidad racional sobre los problemas colectivos.
En la última semana, diferentes integrantes de partidos políticos se han percatado, ante el mal desempeño en los procesos electorales, que sus instituciones han fallado y, en pocas palabras, entendieron que cometieron el gran error de alejarse de la sociedad y haber tomado decisiones lejos de los intereses de los ciudadanos. Por ello, su discurso es ahora, por fin (y gracias a los procesos electorales), que lo van a corregir acercándose a la gente.
Por otra parte, escuché a un funcionario municipal responder a pregunta expresa sobre, qué iba a pasar en el futuro por una decisión que había tomado y estaba anunciando: simplemente dijo que sólo la gracia divina sabe que pasará con la seguridad de los ciudadanos.
O también escuché de otro caso: Un ministro de justicia de un estado pidió perdón, con una mano en la cintura, a todos los que ofendió por poner un video en Facebook sobre su conducta picaresca en una alberca. Su actitud “juguetona” la atribuyó a nuestra tradicional cultura machista mexicana, sabrosona y relajienta.
Por otra parte, por primera vez los altos mandos de la Marina, dan cuenta de que Asociaciones Civiles están siendo usadas por la delincuencia para atacar al sistema de Derechos Humanos. Asunto que no es nuevo, pero que ya es utilizado constantemente por la delincuencia.
Estas declaraciones son verdaderamente inverosímiles y de inquietar a cualquiera. Lo peor es que parece que a nadie en este país le preocupó. ¿Es ésta la cultura política que ha generado nuestra democracia, nuestra alternancia?
Es muy claro que el Estado y nuestra democracia son movidos y liderados por los hombres que participan en ellas, pero podemos ver que los hombres (ni forma de atreverme a llamarlos líderes) están fallando desde lo más básico, nuestros valores como mexicanos y como sociedad. Lo más grave es que no estamos haciendo absolutamente nada.
De las Instituciones, ni qué decir, si ya desde hace años algunos políticos en campaña electoral las mandan al diablo. Aquí en nuestro país, los mexicanos por costumbre lo hacemos a diario y en chiquito, dándole la vuelta a cada obligación que el Estado nos impone y haciendo lo que debemos sólo hasta el último momento. No cabe duda que esta situación, esta falta de cohesión social que se ha ido acumulando desde hace ya muchos años, es también lo que seguramente ha permitido que nuestra sociedad se pueda ver infiltrada por todo tipo de actos delincuenciales y acciones que vulneran los límites de la tolerancia social.
Ahora que se acercan las campañas políticas, el escenario seguramente empeorará, ya que todos nuestros políticos estarán hablando y haciendo promesas, cortas, banales y huecas, sólo para conectar con la desesperanza de la masa. Es urgente que, como sociedad, empecemos a tener conciencia de esta situación para exigir más fondo y contenido, pero debemos de empezar por dentro de cada uno de nosotros.
Como sociedad, debemos de recordar la máxima individual de la enseñanza: la única forma de enseñar adecuadamente es con el buen ejemplo, no es con promesas y conceptos que no se hacen, ya que de ahí nace la incongruencia que hoy, en nuestro país, desafortunadamente es una constante.
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