Obligado es comentar sobre la elección que acaba de ocurrir el domingo en el Estado de México, ganó la estrategia, ni modo, aunque no caiga bien a muchos pero así fue. No es un acto aislado, es una estrategia completa que fue planeada desde hace mucho tiempo y, además fue bien ejecutada, de principio a fin.
El PRI la inició con actos de gobierno, con resultados y con un estricto control de daños, después diseñó la campaña, trazó la estrategia electoral y ejecutó con mucha precisión, el resultado una mayoría apabullante. El PRD en un lejano segundo lugar y el PAN, lejísimos, en un tercer lugar. El resultado previsible y medido a diario por: Gabinete de Comunicación Estratégica, empresa dedicada a las encuestas, trabajo impecable, anunciando diariamente la tendencia y sacando la fotografía de la secuencia. No podía haber cambios, ni resultados extraños que no fueran los que se veían a diario, tal vez un poco de baja en la votación, por tres factores: las inundaciones, la lluvia de ese día en casi todo el Estado y el tercer factor, el impacto que tiene en la gente la tendencia de mayoría en las encuestas, la gente no sale a votar por el pensamiento de si ya ganó, pa´que voto.
Crónica de una elección anunciada, los resultados electorales muy rápidos, con un PREP que funcionó impecablemente y a la vista de todos. Los números son contundentes a las 3:00 a.m. ya estaba el 94 por ciento computado, no había duda, hasta en eso la estrategia funcionó a la perfección.
Todo esto generó ante los ojos de los electores una seguridad de los resultados; al PAN no le quedó otra que el camino de la civilidad, rápidamente aceptó los resultados, sólo estuvo por arriba del PRD en 10 de los 45 distritos, debacle total, le comieron todos los municipios del famoso corredor azul. El PRD con número mayores pero muy por debajo. El PRI impecablemente ganó todos los municipios, todos y por más de 20 puntos.
Ante estos números, sólo queda aceptar y aplaudir el gran trabajo estratégico, la planeación, la ejecución y la corrección en los momentos críticos.
El PRD toma el camino contrario de la civilidad, no aceptan que equivocaron su estrategia, Toluca no era Oaxaca, ni Puebla; y Peña Nieto no era Ulises o Marín. Los números demuestran que la alianza no era el camino y que al elector de Toluca no se le pudo engañar con los espejitos de Tenochtitlán. A nivel nacional la debacle del PRD es mayor, puede perder el registro en Coahuila. En fin, malas estrategias aplicadas a las campañas electorales del 2011.
Esta es nuestra realidad aunque no guste a muchos.
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