Con el boom de las redes sociales, el periodismo entró en una terrible crisis de identidad y credibilidad, ante la expectativa de que la sociedad tomara cierto control de la información. Esto se generó como consecuencia de varios factores: La presión de la velocidad que ofrecía la tecnología llevó a los medios a perderse en la rapidez de la noticia, por lo que, se perdió una gran parte de la investigación periodística; los intereses económicos, principalmente generados por los grupos de poder y las campañas electorales, minaron la credibilidad de los lectores; y aunado a esto, el efecto de la poca credibilidad por la naturaleza misma de los jóvenes multiplicaron el efecto del boom de las redes sociales y la baja del interés en los medios masivos de comunicación.
Como consecuencia, la participación de la sociedad en redes sociales ha aumentado de manera exponencial, vimos el efecto de wikileaks y las revoluciones sociales en el Medio Oriente, y aquí en México hemos visto como los lectores de columnistas y comentaristas se vieron agredidos de manera grosera y sin ningún recato de decencia en sus comentarios y respuestas a sus comentarios, entramos en una clase de libertinaje social, en donde el mundo se ha dado cuenta que la ética en la información tiene mucho que ver con la ética del mundo de la información y del mismo desarrollo social y democrático.
En esta vorágine, hemos visto como han caído en crisis grandes medios de comunicación mundial, y no sé, si por todas y cada una de estas causas directamente, pero de lo que si estoy seguro es que, algo tiene que ver el manejo de la ética y de la información, han tenido que ver.
Después de este caos que hemos vivido, y que me queda claro que aún no termina, se empieza a rescatar de nuevo el verdadero valor del periodismo y de sus reglas que durante años lo han hecho mantenerse, no es lo mismo decir lo que uno cree que vio y que lo lanza como un rumor dentro de una red social, al trabajo que un periodista profesional con ética y con todo una labor de investigación coloca en un medio.
Hoy, después de un cuasi libertinaje social, el periodismo empieza a encontrar caminos que hacen que se retome la ética con la que nació, esperemos que se tome la importancia del momento y que se establezcan las bases para crear la diferencia. Finalmente este tiempo ha servido para ubicar a cada quien en su lado de la moneda, la sociedad puede hablar a su gusto y los medios pueden ofrecer su investigación y su opinión, pero, bajo el escrutinio de una masa que podrá criticar en línea su posición. Un balance justo para ambas partes.
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