Los pleitos electorales nos llenarán el espacio público el resto del 2011. Y hoy, en México el factor tiempo está jugando un papel preponderante; la única constante es que se les acaba el tiempo a todos los partidos y grupos políticos. Hoy, los partidos están en pleitos de pares: en el PAN, Creel vs. Vázquez Mota; en el PRD, AMLO vs Ebrard; y, en el PRI, Beltrones vs. Peña Nieto.
El fin de semana, en el PAN, Vázquez Mota dará su informe de actividades parlamentarias y estará en posibilidad de dejar la coordinación de su fracción, con lo que daría inicio a la última parte de su estrategia para ganar la candidatura de su partido; aprovechará que a Calderón se le acaba el tiempo, ya que tienen él y Cordero, ya que a la vuelta de la esquina la negociación del presupuesto para el próximo año y una crisis financiera mundial. Creel por su parte, desde su salida del Senado, ha perdido inercia e intención del voto. En este caso, el tiempo cuenta sus minutos hasta el fin de semana para ver si sólo deja la coordinación o hasta el Congreso; la lógica dice que lo último no debería hacerlo aún, además de que, para bien, a Vázquez Mota se le han adherido grupos de operadores panistas que la muestran con más fortaleza.
En el caso del PRD, el asunto es totalmente diferente. En mi opinión, el tiempo presiona para que exista un rompimiento. Éste será, al parecer, el único caso en donde es posible que los dos candidatos subsistan. AMLO ya con su estructura política armada y habiendo sido cobijado por Convergencia y el PT, irá solo con la nominación. Mientras que Marcelo se quedará con un PRD disminuido; el tiempo aquí juega para que en un momento dado Ebrard tenga que declinar a favor de alguien más, como salida política. Los tiempos aquí han jugado de manera diferente: para AMLO son tiempos lentos y sin prisa, para Ebrard los tiempos lo presionan a una boda que podrá ser su talón de Aquiles.
Finalmente, el choque de trenes más difícil está en el PRI. Cada uno de los aspirantes juega a su propio tiempo. Peña sale del gobierno del Estado de México el 15 de septiembre y en un santiamén deberá de anunciar su intención de aspirar por la candidatura; hay versiones que dicen que hasta ya tiene cita en noticiero nocturno para dar el aviso, ese día en la noche. Veremos un fuerte golpeteo desde inicios de septiembre, si es que no antes. El manejo del tiempo para Peña deberá ser con un control milimétrico. En el caso del senador Beltrones, el tiempo lo trata de manejar dentro de la Cámara de Senadores, con tiro a dos bandas: una, para contener a las huestes panistas y del gobierno federal en materia de reformas y el presupuesto del próximo año. Y la otra, para contener a Peña Nieto y ganar la jugada de la candidatura o, en su defecto, ganar espacios vía negociaciones con Peña; finalmente no se puede desdeñar la altísima intención del voto que tiene Peña y que, por error de cálculo o nuevamente un mal juego de vanidades, se podría perder la Presidencia nuevamente.
Mientras esto pasa por los juegos electorales, los tiempos para los ciudadanos son diferentes, somos simples espectadores de los engranajes de poder: vemos pasar bombas en universidades de un estado en otro; enfrentamientos entre presidentes municipales por la inseguridad y sus recursos; pleitos estelares entre campeones de las víctimas y los científicos del derecho por el nuevo pacto social y leyes de seguridad; declaraciones espectaculares de que la crisis no nos golpeará; llamado de la iglesia a los narcos para que dejen pasar las reliquias de Juan Pablo II; cambios estratégicos en la PGR a nivel nacional y posibles cambios por las fallas en procesos escandalosos; etcétera.
Mientras, el país con más desempleo, más pobres, menos producción, y nuestro gran vecino norteño, quebrado y en un proceso político con el mismo tipo de necedades y desgaste que acostumbramos en la política nacional, ¿ya les aprendieron a los legisladores mexicanos?
En fin, ¿alguien ha visto al Chapulín Colorado? A ver si tiene un poco de tiempo para echarnos una mano, al fin el tiempo, en este caso, es un simple juego.
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