Hace unas semanas fuimos testigos de una compra, que hace un par de años sonaba inaudita, Google compró la división de teléfonos móviles de Motorola. Por otra parte, la semana pasada HP anunció que abandona el mundo del hardware, deja el negocio de las computadoras, las tablets y los celulares, mandando a la basura su inversión con Palm, para dedicarse de lleno al diseño y producción de software, según esto, para aplicaciones en la nube.
Esto quiere decir que, con el desarrollo que ha tenido los teléfonos inteligentes, las tablets y el Internet, dejamos atrás la tendencia de subordinación hacia el hardware, ahora la nube, el ancho de banda y las aplicaciones son las que dictarán las pautas por los próximos 10 años, cuando menos.
Cuando uno alcanza a leer estas noticias en los diarios del mundo, no se logra asimilar el cambio que esto generará en la humanidad y, para muestra, sólo es necesario entender que hoy las movilizaciones que se están dando a nivel mundial de queja o rechazo a las políticas de dictadores en el medio oriente, las quejas sociales en España y hasta los desmanes que se dieron en Gran Bretaña, están basados, queramos o no, en el uso de la tecnología y la conciencia que ésta le está generando al ser humano.
Como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, el desarrollo del hombre siempre ha tenido que ver con el desarrollo en su conjunto de la tecnología y la comunicación, lo que le asegura a la humanidad un paso hacia el desarrollo. Esto obviamente significará que, en breve, se verá un gran cambio en los medios de información para seguir avanzando en la sofisticación de nuevos métodos de comunicación humana y sus costumbres. Hoy, gracias a los mensajes, estamos perdiendo la capacidad de comentar, ya todo es por mail y, ahora, por mensaje instantáneo.
Curiosamente, esto produce en el ser humano una sensación de soledad mayor a la que le impone el ritmo de vida, pero no lo puede negar ni hace nada para cambiarlo; simplemente, se sienta a chatear con alguien, o a mandar mensajes, y la comunicación personal se pierde terriblemente. La pesadilla de la esposa de Pedro Picapiedra, se hizo realidad.
La humanidad está cambiando y no se está dando cuenta hacia donde somos llevados; cuando se dé cuenta y, al parecer siempre es muy tarde, el futuro de las películas de hace algunos años, seguramente se detendrá a avisarnos que el futuro cercano ya está aquí. Como dijera el clásico, mañana vendrán los cambios y ajustes y, de pronto, esa palabra es una de las que siempre llega muy rápido.
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