Con motivo de la Semana Santa, México hace sus reflexiones religiosas anuales. Y de paso, ahora la modalidad es que los políticos en campaña también se lancen al estrellato espiritual. Ejemplos: AMLO lanza su campaña de felicidad espiritual; como respuesta, Ebrard hace una ligera y burlona crítica; por su parte, la iglesia católica lanza sus críticas y pide a sus feligreses no votar por el PRD y, como respuesta, Gobernación y el IFE se pelean por quién sancionar al vocero de la Iglesia Católica; de refilón, vuelven a aparecer extremistas de izquierda gritando improperios al Cardenal a la mitad de una misa en la Catedral. Un ligero ejemplo de lo que la vida religiosa inspira en los políticos y la sociedad en esta semana Santa.
Por su parte, en el país la mayoría de la población sigue el rito de la Cuaresma, unos vía sus vacaciones, otros vía la Pasión en Iztapalapa y los políticos, supongo que por angustia y culpa electoral, les da por la vía de terminar algunas reformas de manera un tanto sorpresiva y con tintes de penitencia.
Ante esta temporada religiosa, de manera traviesa se me vino a la mente revisar los pecados capitales y cómo sería su aplicación a la política mexicana; esto no con el fin de convertirme en su confesor, de ninguna manera, pero sí con la idea de entender la aplicación de los pecados en nuestro mundo político. Aquí, una muy simple comparación y aplicación al sistema político nacional.
Lujuria. El acto de ver únicamente a los demás como el medio para lograr sus objetivos, usándolos a su gusto a través de engaños, mentiras y componendas o prometiendo cosas que no se van a cumplir.
Gula. La acción de ver a las personas y situaciones como objetos para llevar a cabo sus deseos y pensamientos, de cualquier tipo. Lo que significa conseguir el poder por el poder mismo, sin importar absolutamente nada.
Avaricia o codicia. Es la acción de acaparar objetos y riquezas para beneficiarse de forma única, no importándole los demás y, en la gran mayoría de las ocasiones, esta acción se hace de forma poco transparente o ética.
Pereza. El acto premeditado de descuidar totalmente los deberes y las obligaciones, hay tantos funcionarios que sólo van a cobrar y a utilizar los beneficios del puesto.
Ira. Actuar con enojo, odio y rabia ante situaciones que no les favorecen, lo que hace que los políticos no controlen sus instintos, creyendo que se posee la verdad en todo momento. Puede ser la principal razón por la cual no se aceptan las reformas, ya que son «o sus reformas o ninguna». Por este tipo de acciones se genera intolerancia y discriminación.
Envidia. Obsesión por lo ajeno, este pecado causa que los políticos se hagan totalmente posesivos y crean que todo lo que tienen las otras personas es necesario tenerlo ellos de una manera desenfrenada. Recordemos los casos de enriquecimiento ilícito de muchos funcionarios que sólo llegan al poder para robar lo que no los han dejado robar por siglos.
Soberbia. Acciones que no permiten valorar a las demás políticos y hasta los ciudadanos, por no tener, vivir, saber o entender lo que ellos piensan.
Con esta lista de pecados y su aplicación, solamente le queda a usted, amable lector, ser el Juez de nuestros políticos en México y de analizar qué tan pecador es el político en el que crea o al que tenga usted más cercano.
Otro uso que se le puede dar a esta interpretación de pecados capitales, es para valorar a los aspirantes a la candidatura para la Presidencia de la República, para medir qué tan pecador es su futuro candidato y con esto definir quién es más o menos pecador, claro, a través de lo que vemos de su actuación o a través de sus declaraciones. Hay veces que nuestros políticos no se dan cuenta que nosotros, como humildes ciudadanos, no nos queda otra más que juzgarlos a través de lo que nos dicen en los medios de comunicación.
Tengo la firme convicción que a través de las declaraciones de los aspirantes y esta lista de pecados, podemos realmente ver lo que tienen dentro y cuáles son sus verdaderas intensiones para llegar al poder, lo que le dará un poco más de luz para decidirse, en 2012, sobre aquellos que lleguen a la contienda electoral.
¿Usted, qué opina?
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