La situación actual es preocupante y genera mucha indignación en la ciudadanía: tenemos un gran sentimiento de inseguridad, vemos que no hay capacidad de la autoridad para controlar la delincuencia y los políticos prometen y prometen y nada cumplen. Por otra parte, vemos pleitos entre los diputados como si fueran niños, los senadores inauguran un edificio que no está listo y que cuya transparencia acerca de la obra deja mucho que desear, pero, por el otro lado, exigen y exigen a los demás poderes transparencia y orden.
Vemos, además, que los partidos siguen rigiéndose por intereses electorales, dejando las reformas necesarias para el país en el cajón del olvido, no se trabaja en los pendientes, como el nombramiento de los Consejeros del IFE, y les importa más irse de vacaciones que resolver los problemas de los ciudadanos.
También, vemos que no hay autoridad que valga entre los pleitos de monopolios y somos espectadores de secuestros masivos, asaltos y robos en las carreteras, sin que las líneas de camiones ni siquiera denuncien absolutamente nada. El miedo y la impotencia avasallan a los ciudadanos.
Pero, eso sí, las autoridades nos gritan que ya basta, ante las críticas de la sociedad y la impotencia de los padres de familia de ver la impunidad ante la muerte de sus hijos; vemos a gobernadores que no salen a enfrentar los problemas, y el sentimiento de la gente es de zozobra.
Es por eso que hay una gran indignación en los ciudadanos; esto se demuestra en la amplia crítica social, en la falta de aceptación a las autoridades y el aumento de la incredulidad hacia senadores, diputados, autoridades, así como en la misma baja de popularidad del Presidente. Los políticos no se han dado cuenta que ya nada de lo que digan suena bien y, a pesar de eso, siguen spotizando la comunicación con la sociedad. Los ciudadanos ya no creemos nada. Tan mal estamos que cuando los padres indignados levantan la voz para pedir justicia, la misma sociedad clama que esas personas se lancen como candidatos a la presidencia. Qué zozobra.
Hoy, más que nunca, todas las autoridades y partidos políticos se encuentran muy lejos de los ciudadanos. Existe una brecha inmensa entre los partidos políticos y la sociedad, cuando, supuestamente, éstos deberían de ser el vínculo obligado en nuestro sistema político. Ante esto, las preguntas que nacen son: ¿qué hacer con esta indignación?, ¿qué hacer con esta brecha?
Pues hay buenas noticias: el mejor camino que existe y en donde la ciudadanía puede empezar a hacer algo, es organizándose para crear asociaciones civiles que exijan y vigilen la actuación de los políticos en todos los frentes. De esta manera, podremos, primero, vigilar organizadamente las acciones de los políticos y las autoridades y, en segundo lugar, ir llenando esa gran brecha con organizaciones limpias y ciudadanas.
Está demostrado en diferentes países desarrollados que la buena actuación del gobierno está directamente relacionada con la cantidad de organizaciones que vigilan las acciones del Estado. Creo entonces que la mejor manera de que los ciudadanos tomemos el poder es organizándonos para exigir al gobierno una mejor actuación.
¿Crees que es el momento adecuado para empezar?
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