Ayer tuve un sueño. Soñé que los últimos acontecimientos que he estado viendo en cuestión de seguridad y procuración de justicia abrían una ventana para tener paz en nuestro México.
Soñé que el nombramiento de la nueva procuradora ya traía el visto bueno de Obama y los demócratas, desde el momento que la premiaron en los Estados Unidos. Entendí, en mi sueño, que la secuencia de los hechos, la premiación, la renuncia del embajador y la renovación en la procuraduría estaba direccionada a que la guerra contra el narcotráfico cambie de estatus.
Entendí también que ésta guerra es muy difícil de terminar, ya que no habrá ni ganadores ni perdedores, y que el reto más grande es cómo resolver el regreso de los militares a los cuarteles sin deshonor y sin dañar su reputación; pero también comprendí que el país ya no da para más guerras sin ton ni son, no sólo por el costo de vidas y de dinero, sino también por el costo que representa la inseguridad en cuestión de inversiones y el gran daño a la imagen de México en el exterior, sobre todo hacia los Estados Unidos.
Del mismo modo, deduje que a nadie en el contexto internacional le interesa un conflicto de esta magnitud; a los estadounidenses les produce urticaria que su patio trasero se convierta en un polvorín, además de representar un riesgo para su seguridad nacional (ya sea por el paso de inmigrantes o porque la contienda ya se está pasando a su territorio y convierte a la frontera en terreno extremadamente vulnerable al terrorismo). Claro que también, está de por medio el anuncio de la reelección de los demócratas y el apoyo de los republicanos al uso de las armas, lo que hace que el asunto de “rápido y furioso” sea un tema que generará gran disputa política en materia de tráfico de armamento.
Me quedó muy claro, a lo largo de mi sueño, que después de las negociaciones y ya sin el Embajador Pascual ni el ex procurador Chávez Chávez, es muy probable que ahora más que nunca empezará a funcionar la iniciativa Mérida; pero, como una pequeña pesadilla dentro de mi sueño, también me di cuenta que los estadounidenses necesitan el flujo de droga a los Estados Unidos, pero en santa paz, sin muertos en el camino y menos en la frontera o en su territorio. Parte de mi pesadilla fue el entender que los dos grandes grupos del PRI en discordia están identificados con los dos grandes partidos en oposición por la presidencia de los Estados Unidos, en donde encontramos que a unos les gustan las armas y a otros les gustaría la legalización de las drogas.
Deduje que las presiones internacionales de la última semana por parte de la ONU, ayudarían a México a justificar la decisión de regresar honrosamente al Ejército a los cuarteles, poniendo nuevamente en estatus de Ejército de Paz a las Fuerzas Armadas Nacionales y que, con esto, se pueda justificar un tipo de tregua sin una negociación abierta y pública, sino, simple y sencillamente, como consecuencia de un mayor control en las operaciones con la ayuda de los Estados Unidos y un éxito de las acciones llevadas a cabo por el presidente Calderón.
Comprendí, en mi utopía, la voluntad del ejecutivo por terminar el sexenio sin traspasar una guerra sin cuartel, sin mando y sin enemigos visibles, y en donde los demás grupos de poder hicieron una tregua para que México ya no sea dañado en su imagen y reputación, porque todos se dieron cuenta ya que este juego no les ha traído nada bueno a ninguno de los grupos en pugna. De hecho, esta voluntad nace como consecuencia del empantanamiento de la pugna, en donde los escenarios reales del futuro inmediato no son nada halagüeños para ningún grupo, político, delincuente, y menos para la sociedad mexicana, ni el país. Veamos el ejemplo de los países del medio oriente en conflicto, a nadie le está conviniendo el alza de los costos de esta guerra, ya no, y menos cuando en el mundo las crisis económicas, sumadas a la crisis de Japón y potenciadas por una posible guerra global necesaria para quemar los pasivos del petróleo para pasar a una nueva etapa mundial, están a la vuelta de la esquina.
Soñé que si había negociaciones, a pesar de lo que diga el Secretario de Gobernación de que no regresará al Ejército, usarían la recomendación de la ONU como parte del plan de seguir en la presidencia y como parte del inicio de la campaña electoral del PAN, con lo que el Gobierno actual empezaría a retirar poco a poco a los militares y a cambiar su estrategia para así no aparecer como estado fallido al termino de su mandato y, con esto, también ellos tener su rayito de esperanza de quedarse otros seis años en la Presidencia.
A pesar de ser un sueño esperanzador, no dormí bien, estuve agitado toda la noche, porque si éste es el mejor escenario que podamos tener en México, sus consecuencias, ramificaciones y diferentes contextos aún tendrían muchas aristas que pudieran dinamitar el resultado. Sin embargo, al empezar el alba, me quedó la sensación de que sí hay un rayito de paz en el horizonte de México.
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