Estamos viendo a un gobierno con
iniciativa, operación política y voluntad de resolver los problemas, por lo que
el Congreso ya dejó de ser juez y parte en la búsqueda de soluciones.
El sistema político mexicano generó un sistema de chantajes;
diputados y senadores, durante mucho tiempo, ofrecieron a los llamados poderes
fácticos sus votos para la gestión de apoyos y autorización de leyes y
reformas. Podemos decir que, durante décadas, hasta jugaron con los agentes
económicos, grupos de poder y de presión mediante la generación de leyes y
reformas.
El asunto empeoró cuando el PAN
estuvo en el poder, ya que el PRI,
al no estar a cargo de la Presidencia, trató de gobernar desde las Cámaras. De
hecho, en la última legislatura, se dio el caso de que los mismos presidentes
de los partidos fueron incorporados al poder legislativo, en donde jugaron dos
papeles al absorber la función de coordinadores de bancada; el juego político
estancó las grandes reformas y el poder legislativo se convirtió en el campo de
batalla de la misma economía, en donde no salieron las tan ansiadas reformas y
se jugó con los intereses de grupos económicos.
Ahora que se ha creado el Pacto
por México, como una mesa de negociación previa al Congreso, y que los
presidentes de los partidos ya están fuera de la Cámara, estamos viendo una
gran rapidez en la generación de los consensos para la presentación de las
reformas políticas que se están tramitando. Esto se debe a que existe mucha
operación política, tanto dentro de los grupos económicos como dentro de los
partidos políticos, dejando al poder legislativo solamente su trabajo de
creación de leyes y cuidar el diseño institucional de los mecanismos de control
de estado sobre los asuntos específicos de cada una de las reformas.
Es de llamar la atención que, en el caso de la reforma de
telecomunicaciones, llegó la reforma con los consensos de los empresarios del
sector totalmente planchados; el mayor riesgo de esa reforma en especial era
que no se pusieran de acuerdo los intereses de los grupos de poder como Slim y Azcárraga, así como de los demás principales jugadores que
involucran a la telefonía celular, Internet, radio y televisión. Pero fuimos
testigos de que, inmediatamente después de su anuncio, todos saludaron la
reforma, dejando a los políticos con la única necesidad de tener que cuidar las
formas legales del estado para poder tener un buen control y diseñar el
equilibrio necesario en la parte reglamentaria e institucional. Se acabó el
juego de escuchar a las partes, de tener que hacer foros con la sociedad y
demás artilugios para lograr los consensos y que, en muchos casos, en los
últimos años vimos que en algunos temas escabrosos no se llegó a concretar
nada. ¿Será que el Pacto por México
está acabando con el sistema de chantaje de los políticos a la sociedad?
El mejor ejemplo es esta reforma de
telecomunicaciones, en donde la mejor muestra de diseño y consenso de intereses
la deja ver el comentario de la Diputada
Carpynteiro quien, cuando conoció la iniciativa de Ley, sólo alcanzó a
decir: ¿quién se puede negar a la reforma? Esto quiere decir que, gracias al
diseño de la iniciativa y a una excelente operación política, no solo entre los
políticos, sino entre los grupos de poder, al parecer ya hay voces que dicen
que se puede tener la reforma autorizada antes de Semana Santa, lo que
demostrará que nuestro Congreso puede ser muy eficiente, siempre y cuando los
consensos se generen fuera de la Cámaras, ya que ellos dejaron de ser juez y
parte en la búsqueda de soluciones a los problemas.
Estamos viendo a un gobierno con iniciativa,
operación política y voluntad de solucionar los problemas; esto está generando
que la Presidencia retome su
posición de fuerza y de rectoría del estado, lo que generará que los grupos
económicos y sociales piensen dos veces el ir primero y directamente con los
legisladores y segundo con los partidos políticos para la solución de problemas
vía leyes, porque con este nuevo esquema, queda expuesta su ineficiencia; el
mejor camino, por el momento, se convierte el Poder Ejecutivo.
Este asunto no es menor, ya que dará pie a una
nueva conformación de la oferta política de los partidos, ¿será que también
pierdan el monopolio de la generación de leyes y la afiliación solamente sea
para generar la participación en el sistema de votaciones?
El Pacto por México y su éxito en la construcción de las reformas estructurales,
está dando un gran giro a la política mexicana y, por el momento, al parecer
está cerrando la vieja práctica del antiguo sistema de chantajes muy arraigado
en nuestro país. Y todo, porque el Presidente
Peña Nieto está logrando darles todas las reformas peladitas y en la boca.
Consultor
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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