Hoy, después de las elecciones,
tenemos a todos los partidos con grandes problemas; como consecuencia lógica,
algunos grupos quieren sacudirse de toda esta inercia y vemos que empiezan a
surgir nuevos movimientos para crear diferentes opciones políticas.
El
sistema de partidos políticos en México
ya quedó obsoleto; por una parte, ya no cumple con las expectativas de los
ciudadanos y, como muestra, vemos que no han podido consolidar a su militancia,
el voto de castigo sigue mandando, y los procesos de credencialización y
búsqueda de nuevos militantes no han funcionado. Grandes inversiones en este
rubro han sido llevadas a cabo con grandes fracasos en todos los partidos.
Por
lo que corresponde a las necesidades de los grupos de poder, tampoco ya el
sistema los satisface, basta ver que, en la última elección, en ningún partido
quedaron satisfechos por los procesos de selección de candidatos; hoy, esos
procesos, sobretodo en el caso de los legisladores, arrojan una gran decepción
a grupos y ciudadanos y, como ejemplo,
tenemos legisladores enfermos y con desafortunados y lamentables decesos;
otros, los típicos chapulines políticos, otros, asesinos, otros más, porros y,
hasta el colmo, algunos más, incluso con antecedentes penales, según esto.
Otra
muestra más de este ineficiente sistema partidista, es que casi todos los
partidos tuvieron que tomar la decisión de traer candidatos ciudadanos, por no
tener militantes reconocidos y con la fuerza suficiente para encausar una
elección, lo que implicó grandes fracasos con excepción, claro, del supuesto
caso de Miguel Mancera, el cual fue
un poco de simulación ya que se hizo pasar como candidato ciudadano cuando
había trabajado para la administración perredista de Ebrard, pero, obvio, se dice ciudadano porque no está afiliado al
partido, pero en el fondo, con o sin credencial, era parte del grupo perredista
y del grupo de Ebrard y Camacho. No sé usted, pero al ver ahora
a la Wallace y a Quadri en sus actividades diarias y sin
el halo de candidato, a ninguno de los dos me los imagino gobernando.
Hoy,
después de las elecciones, tenemos a todos los partidos con grandes problemas:
endeudados, sin consistencia, con pocos militantes, divididos, con
enfrentamientos internos y sufriendo abandonos y disidencias.
Como
consecuencia lógica, algunos grupos políticos quieren sacudirse de toda esta
inercia y vemos que empiezan a surgir nuevos movimientos para crear diferentes
opciones políticas que, en un futuro cercano, los veremos convertirse y/o
consolidarse como partidos políticos. Lo curioso es que estos movimientos
tienen una constante: viejos líderes disidentes buscando a los futuros
votantes, los jóvenes; revisemos la lista, AMLO,
Manuel Espino, Ramón Sosamontes, René Arce,
Dante Delgado y se dice que pronto
se unirán a estos esfuerzos Manuel
Camacho y Marcelo Ebrard. A
todos ellos, seguramente se irán uniendo dirigentes de otros partidos fallidos
en búsqueda de volver a acceder al juego político, las prebendas y el dinero
del IFE.
El
problema es que estas asociaciones políticas, seguramente, nacerán con tres
problemas básicos: viejas mañas y prácticas, refritos de ideologías políticas y
el mismo antiguo principio, la toma del poder. De la representación ciudadana
para generar bienestar y beneficios sociales, como diría el viejo chiste, ni
hablemos, no está en el mapa de estos líderes por la simple y sencilla razón de
que, difícilmente, entienden a los jóvenes y a la nueva sociedad.
En
fin, ya estaremos viendo cómo se define el flamante panorama de las nuevas
opciones políticas en nuestro país.
Consultor
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