La
homologación y/o el ajuste de los tiempos constitucionales para acercar las
elecciones a las tomas de posesión de las autoridades triunfadoras es muy
necesario para acabar con los vacíos de poder, los años de Hidalgo y nos
consolidará como un país con un sistema político más moderno.
Dicen que el
tiempo no existe y que es una invención del humano; ¿quién sabe?, pero, para
nuestro sistema político actual, el tiempo ya es un problema causado por el
manejo del destiempo.
Hace unos
días, el Tribunal Electoral del Distrito Federal, transcurridos 99 días de la
fecha de la elección, entrega a Miguel
Mancera la constancia de mayoría, la cual expresa que, con más de tres
millones de votos, mismos que representaron el 65% de la votación en la ciudad,
ganó la elección para Jefe de Gobierno
Electo. Miguel Mancera dio su discurso, el cual fue políticamente correcto,
dijo lo que tenía que decir, pero estaba a destiempo. En varias entrevistas en
la radio le preguntaron el porqué de su discurso y su mensaje, ya que sonaba
fuera de lugar; él explicaba que así
estaba determinada la ley de la Ciudad. Mancera tuvo que manejar el
destiempo.
Ayer también,
respecto a la discusión de la Reforma
Laboral, el senador Joel Ayala
del PRI, expresó que la reforma que
mandó el Presidente Calderón es una
reforma puente y que cuando ya gobierne el Presidente
Electo, Peña Nieto, él enviará
la verdadera Reforma Laboral que el país necesita. Entre otras cosas,
nuevamente se aprecia el manejo del destiempo: 5 meses entre la elección y la
toma de posesión, para nuestro sistema político actual, otra vez es demasiado
tiempo.
Estos son dos
simples ejemplos, pero detrás de éstos
hay muchísimas más razones como para que se empiece a pensar, ya, en
cambiar los tiempos políticos en los procesos de cambio de poder. Ya en algunos
de los estados, el tiempo que transcurre entre la votación y la toma de
posesión es más corto; ejemplo, Yucatán,
la elección fue en julio, en octubre ya se tomó protesta al nuevo gobernador, Rolando Zapata; igual en Morelos, con Graco Ramírez. Otros casos son peores que el federal, como el de Arturo Núñez en Tabasco quien, constitucionalmente, toma posesión el 31 de
diciembre.
Después de la
homologación de los calendarios electorales a nivel nacional, lo que llevó
algunos años, hoy el siguiente paso obligado es la homologación y/o el ajuste
de los tiempos constitucionales, a nivel país y en muchos estados, para acercar
las elecciones a las tomas de posesión de las autoridades triunfadoras. Esto es
muy necesario para acabar con los vacíos de poder y los años de Hidalgo (para aquellos que no lo saben, año de Hidalgo es el último año de gobierno, cuando se actúa al grito de
“bruto el que deje algo”). Este gran cambio a nivel nacional le dará mayor
gobernabilidad a cada uno de los estados, más control de la transición, mayor
tranquilidad al ciudadano y nos proyectará como una nación más moderna.
Ahí está una
gran necesidad de nuestro sistema político, a ver si algunos de los nuevos
Diputados federales y estatales toman la iniciativa y la presentan para ser
discutida y que, en las próximas elecciones, empecemos a trasfigurar una parte
de nuestro sistema político. Al final del día, si el tiempo es un asunto de
humanos, los diputados lo pueden corregir, ¿o no?
Consultor
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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