La famosa veda electoral o periodo de intercampañas, es una nueva
modalidad de la ley electoral que data
de la última reforma, en donde, entre tantas cosas que se perseguían, se
buscaba hacer las campañas electorales más cortas. Con defectos y siendo la
primera que vivimos bajo esta nueva ley, es obvio que todos nos demos cuenta
que ésta es perfectible; independientemente de esto, a unos días de estar
viviendo la famosa veda electoral, me quedan claras varias cosas.
La primera, no sé usted, pero en mi caso me siento más tranquilo,
porque se acabó el ataque inmisericorde de los anuncios en la televisión de
todos los partidos políticos; poco a poco, el país ha entrado en una normalidad
y hasta los periodistas y medios de comunicación ya dejaron atrás sus angustias
motivadas en que, sin las campañas, no habría información para generar noticias; todo eso empieza a quedar atrás.
Segundo, me queda claro que las mismas campañas han entrado en un
trabajo interno que para los candidatos es muy importante: el trabajo a puerta
cerrada, acercarse a grupos, gremios y líderes de la población, y a preparar
las estrategias para la madre de todas las campañas. Este tiempo servirá a
buenos, malos y no tan malos, inclusive a los funcionarios públicos, a
dedicarse a hacer su trabajo, respeto al cual, por cierto, en todo este drama
de las campañas, se nos olvida que senadores y diputados, así como una gran
cantidad de funcionarios públicos, ya están preparando la entrega de sus
puestos, ya que a partir del 2 de julio, con un ganador de la elección, nadie
sabe si se queda en su posición y, casi, casi, ya tienen las renuncias listas.
Este tiempo nos ha enseñado, también, que el país sigue su curso, que,
por suerte, nuestras reservas internacionales siguen fuertes, que ya hasta le
prestamos dinero al FMI y que la recaudación de impuestos ha subido como nunca
en la historia. Tendremos un mes de cierta tranquilidad, la cual ha sido
aprovechada por los que pueden para hacer la promoción adecuada; de pura
casualidad, el papa estará en México en estas fechas y por poquito, días más
días menos, logró brincar la celebración del natalicio de Benito Juárez.
Y, finalmente, este periodo poco a poco enseñará que las campañas
electorales en México se pueden trabajar de otra manera, no sólo con ataques de
espots de manera despiadada. Desde 2006, fui uno de los que insistentemente
pidieron que se redujera el tiempo de las campañas, lo que en el fondo haría
que los políticos trabajaran previamente en construir su imagen y su
reconocimiento, y, con tumbos, pero está pasando: en el fondo el país se está
educando en un nuevo manejo de campañas, pero, por tanto grito y pataleo, no
nos estamos dando cuenta.
Y para muestra, un botón: hoy juegan en la campaña políticos que han
hecho trabajo constante y persistente, no son improvisados y están en la
palestra pública desde hace tiempo, lo que hace que esta época electoral no
demerite su trayectoria ni los números; por el otro lado, tenemos dos espontáneos,
Quadri, que no ha podido levantar más de un 1 por ciento y el reciente expanista
Clouthier, quien seguramente tampoco va a levantar sus números.
El gran aprendizaje será que nuestra democracia sigue avanzando poco a
poco, pero para cuando pasen las elecciones, va a ser muy bueno revisar lo que
pasó en la campaña total, y considero que el saldo no será malo; es más, creo
que con esto se podrá demostrar que hasta se puede reducir más y, con ello,
bajar más el gasto electoral.
Otro asunto es muy importante para el país, al parecer hay fuerzas
ocultas que están tratando de hacer quedar mal a la autoridad electoral, en
especial al IFE. En las últimas semanas, ha sido blanco de todo tipo de
ataques, si no por los reglamentos, por el asunto de las encuestas, ahora, por
una posible demanda por las candidaturas independientes, más lo que se acumule.
No es momento de poner en duda al IFE y no es momento de vulnerarlo,
ha sido, mal o bien, la única de las instituciones que ha sostenido el
desarrollo democrático del país, con todo lo malo y lo buenos de su actuación
y de las leyes, pero no debemos dejar
que lo ataquen y menos en estos tiempos. Denunciemos, para evitarlo.
Consultor y analista
político
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