Hace tres semanas
escribí sobre la estrategia de AMLO y de su partido a través de su spot con el
actor Hector Bonilla. Ayer, finalmente el IFE resolvió en contra de esta
campaña y ordenó retirar del aire el anuncio, seguramente también impondrá una
multa al movimiento así como al Partido.
Con este tipo de
acciones, la autoridad queda bien, hace su trabajo y cumple con la ley; en cambio
el partido y AMLO como su candidato, siguen acumulando lo que los encuestadores
llaman “negativos”, que son, simple y sencillamente actitudes en contra del
candidato en la mente de los electores y la opinión pública.
Hoy, México ha
evolucionado desde el 2006, ya no hay la misma actitud polarizada y por lo que
se alcanza a ver en las preferencias electorales, en esta elección lo que puede
llegar a pesar más son los “negativos”. En ese caso y como se revisó en el
Congreso de la AMAI celebrado la semana pasada, tanto AMLO como Peña Nieto son
los dos candidatos con más negativos en su contra.
En el caso de
Peña Nieto, sus “positivos”, en promedio, son más altos por lo que en la balanza
final, que se origina al restarse los negativos a los positivos, sale Peña con
saldo a favor, en el caso de AMLO, al parecer será al revés, hay más negativos
que positivos.
Durante mucho
tiempo AMLO, con este tipo de estrategias y campañas, retó a la autoridad
ganándose la voluntad de una parte de la población; lo que en su momento fue su
fuerza hoy pareciera que está jugando en su contra y puede ser uno de los
factores que, en conjunto, con el tener la menor cantidad de spots de todas las
campañas, podrá impactar su campaña.
Además de esto,
el mensaje de la república amorosa no le está generando consistencia con su
discurso. A la fecha ya son dos los anuncios que le han obligan a retirar por
estar violando la ley. Las preocupaciones de los electores hoy son diferentes a
lo que pasaba en el 2006: Calderón no es Fox y AMLO no gobierna desde hace más
de 6 años. El escenario es distinto y creo que no alcanza un discurso amoroso y
de ética como antídoto de una inseguridad rampante y una guerra que ha afectado
a todo el país.
Bien por el IFE y
porque en México la ley, aunque no sea la mejor, se aplique a cabalidad. Es la
ley que tenemos y hay que hacerla respetar a todos, inclusive a los candidatos,
a quienes no les importa dar el mal ejemplo y continuar con el doble discurso
de mejorar las leyes, aunque en su camino a la presidencia la violen. No olvidemos:
los electores no somos tontos.
Consultor
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