El año del 2011 fue un año de transición. A
nivel mundial han sucedido una infinidad de hechos, los cuáles aún no acabamos
de asimilar y que, de manera extremadamente vertiginosa, dan pie a otras nuevas
situaciones que nos hacen olvidar la perspectiva de cómo se originó lo que
estamos viviendo.
La caída de los regímenes árabes, la crisis
que apenas inicia en el sistema monetario europeo, el impresionante crecimiento
de China como potencia económica, el regreso de Putin al poder en Rusia y las
manifestaciones en contra de ello, son sólo algunos de los grandes hechos que
nos asombraron en 2011.
En México, la descomposición social generada
por la lucha contra los cárteles de la droga y la gran disputa por el poder,
han generado una inestabilidad en el sistema político que nos tiene al borde de
una desesperanza social y, lo peor de todo, es que estamos al borde de una de
las elecciones más complejas que nuestro país haya tenido en su historia. Se
conjuntan muchos elementos que pondrán en riesgo la estabilidad de un frágil y
desgastado sistema político que está viviendo una fiera lucha entre dos generaciones.
Como seres humanos, enfrentaremos los
estigmas que han definido al año 2012, los más radicales hablan de grandes
cataclismos, los menos, ponen sobre la mesa todas las profecías que se
conjuntan en una fecha determinada y, los más positivos, hablan sobre el gran
cambio que tendrá la humanidad la cual, con todos los adelantos tecnológicos
puede, estar rebasando su propia capacidad de asombro.
Lo que es un hecho, es que nos enfrentamos
con un año sui géneris, con grandes retos que resolver como, por ejemplo, el
sistema económico, el cual realmente ya llego a su límite, no se puede seguir
con un sistema que lo único que engendra una desigualdad mayúscula; por otra
parte, el balance ecológico está también llegando, tomado de la mano del
desarrollo económico, a su fin. Hemos sido muy lentos con la toma de decisiones
sobre las fuentes de energía, lo que en paralelo hace que la naturaleza y la
economía se conviertan en un binomio que ya no se puede resolver uno sin el
otro.
Por otra parte, cosa curiosa, la religión y
la política juntas están llegando, también, a la frontera del ocaso en donde, poco
a poco, han dejado de resolver las necesidades morales y sociales de las
personas en todo el mundo. Hoy, la empatía generada por la universalidad de Internet
y la velocidad de las noticias en el mundo están destrozando, poco a poco, los
ahora frágiles sistemas organizativos de la humanidad. La civilización global
está entrando en una nueva era en dónde genera y obtiene más información que su
propia capacidad nerviosa puede manejar. ¿Será esto también parte del colapso
que pudiéramos tener cómo humanidad en 2012?
En México, ni qué decir, nos enfrentamos a
las guerras más cruentas que hayamos tenido en la historia moderna: primero, el
seguir contra la delincuencia organizada, en un año en dónde mientras más hagan
quedar mal al gobierno, ellos saldrán más fortalecidos y, segundo, a una contienda
electoral y de lucha de poder en donde no se tendrá ningún miramiento contra el
oponente ni contra el ciudadano, el cual está convertido en un simple
espectador mudo de esta violenta película que estamos viviendo en nuestro país.
Ante este escenario nada halagüeño, lo único
que se me viene a la mente son tres reflexiones: la primera, es una frase
célebre que uso muy a menudo en situaciones difíciles y que un gran héroe
radiofónico decía muy seguido, aquella en la que Kalimán le dice a su pequeño
ayudante de aventuras, el pequeño Solín, y que decía así: “serenidad y
paciencia, mi querido Solín”; efectivamente, sólo nos queda tener serenidad y
mucha paciencia; en segundo lugar, el que como humanos y como mexicanos debemos
de tener mucha fe en la fortaleza que nos otorga nuestra cultura, somos un país
de lucha y hemos logrado lo que tenemos a pesar de estarnos peleando, ¿qué
pasaría si nos pudiéramos poner de acuerdo?, seríamos una gran potencia y de
ello tengo la seguridad de que así será, sólo necesitamos encontrar la
fortaleza entre nosotros y el punto de acuerdo para que, a pesar de nuestros
políticos y gobernantes, podamos hacer de México un país maravilloso.
Y finalmente la última reflexión es como
raza, necesitamos crear una mayor empatía con nuestras propias vidas y las de
la humanidad en general. Es importante tener confianza en nosotros mismos, en
la naturaleza y buscar en nosotros la fuerza para salir adelante; como raza
tenemos muchas ventajas, por eso existimos desde hace muchos siglos, el reto es
enorme, pero estoy seguro que con la fortaleza interior que como raza tenemos,
saldremos adelante.
Con eso en mente, no me queda más que
desearles Feliz 2012 a todos los lectores, y que logremos generar un gran
conocimiento colectivo que nos permita enfrentar los grandes retos que,
definitivamente, nos harán mejores como humanos. ¡Felicidades!
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