Por primera vez en México nos acercamos a la
posibilidad de que exista una mujer como candidata a la presidencia; cosa
curiosa es que sea por el partido más tradicionalista en cuestiones religiosas
y morales, asunto que no es menor. Si hace algún tiempo alguien hubiera
preguntado en qué partido esto pudiera haber sucedido, quiero suponer que el
último en la lista hubiera sido el PAN; hoy, es una posible realidad.
Y la pregunta que se me viene a la mente es
la siguiente, y para plantearla adecuadamente, usaré la expresión foxiana que
en este caso parecería correcta y aplicable: ¿cómo enfrentaremos este hecho las
mexicanas y los mexicanos? Técnicamente,
la respuesta pudiera ser fácil, pero ahondando en ella es muy compleja, y
trataré de llevarlos por el sendero sinuoso de la posible respuesta.
Primero, en México poblacionalmente hay más
mujeres que hombres; la respuesta sencilla pudiera ser "las más de las
mujeres pudieran votar por una mujer presidenta", pero puede no aplicar
por factores de gusto, machismo y demás efectos que tenga la población. Otra
interpretación pudiera ser "más hombres pudieran votar mayoritariamente
por alguno de los candidatos hombres, aún predomina el machismo", pues
tampoco aplicaría, ya que el machismo va en dos sentidos y muchos pueden votar
por mami Josefina.
Por tanto, puede ser muy poco posible definir
qué va a pasar. Otro factor que puede llegar a ser importante y de alguna
manera decisivo, es que con una candidata mujer, por naturaleza, los demás
candidatos tendrán todas las deferencias públicas como buenos caballeros, pero
hasta dónde, en el ámbito político, podrán atacar a la mujer candidata, hasta
dónde las críticas y ataques normales en este tipo de campañas, puedan ser
tomadas como ofensas o excesos machistas e interpretados así por la población;
hoy no podremos saberlo.
Ahora bien, qué tipo de atributos le daremos
a la candidata, por ser mujer, en una cultura como la nuestra, en donde vuelve
a aplicar el machismo en dos sentidos, uno de ofensa como mujer y otro como
respeto materno, lo que implicará que muchos atributos se le podrán dar en
primera instancia y por respeto a la mujer, por sobre los candidatos hombres.
Otra pregunta que también puede surgir es:
¿la candidata, sutilmente, puede utilizar sus encantos de mujer para este
manejo de sentimientos encontrados, que le permitirá la ventaja de ser mujer y
que al hombre, tal vez en público y menos un candidato, le es imposible
mostrar? Recordemos la crítica a Lopez Portillo, cuando lloró en el informe
presidencial por la emoción causada por el hecho de lastimar a los pobres y
tratar de defender al peso como un perro, lo que en nuestra cultura no es bien
visto y permitido; claro, los tiempos han cambiado, la sociedad no es la misma,
pero aún en gran parte de la población puede ser un factor que puede pesar,
nadie sabría hoy si positiva o negativamente.
Es realmente una novedad para nuestra
cultura, con la que nos enfrentaremos mujeres y hombres mexicanos, si llega el
caso, en el escenario de la elección de julio del 2012. Lo que sí es un hecho,
es que para los dos candidatos hombres, les será todo un tema que deberá de
estar presente permanentemente en los cuartos de guerra y en la definición de
las estrategias de campaña. No es lo mismo un ataque a un candidato hombre que
a una candidata mujer, a la que aún, en este tipo de extrapolaciones en
comunicación, “a la mujer no se le deberá ni de tocar ni con el pétalo de una
rosa”. Difícil situación, quiero imaginar, también, que a la candidata mujer le
será muy difícil el manejo de que ciertos momentos que pudieran ser
aprovechables, implicarán mostrar una debilidad ante hechos o ataques, la cual
no será fácil controlar y que pudiera servir para resolver un ataque, pero a la
larga la consecuencia puede dañar la imagen de seguridad.
En fin, conoceremos de qué están hechos los
hombres candidatos; aquí, es más fácil criticar a Peña y a AMLO que a Josefina
y, entre ellos, digamos que se podría pensar que Peña es más propenso a cuidar
las formas para un trato a la mujer que el mismo AMLO o, lo mejor, parte de su estrategia del amor de
los nuevos tiempos es para que la gente se acostumbre a que está cargando sus
armas de ataque para la campaña con muchos pétalos de rosas que, disparados en
los debates, sería menos grave que cualquier tipo de sus exabruptos verbales
que de pronto tiene.
Muy interesante resultará este debate. Si nos
damos cuenta, entre los candidatos del PAN Josefina es mucho más activa y
golpeadora que Cordero y Creel, quienes han sido muy cuidadosos de sus
comentarios, mientras ella, abiertamente, su calidad de mujer le da permiso de
ciertos comentarios, que en nuestra cultura son aceptados. Y digo esto no
porque lo haya hecho a la fecha, pero una campaña política es una campaña
política y es para ganar la presidencia, pudiera pensarse que es más cómoda la
posición de hacer una campaña para candidata mujer. Ya veremos el año próximo
si se da el escenario, va a ser muy interesante cómo se darán las campañas
negativas y qué pasará con la que puede ser la primera elección de género.
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