¿Qué podemos
esperar para México en el segundo semestre del año en materia de crecimiento,
reformas estructurales y seguridad?
Entramos
al segundo semestre del 2013, la economía de la región está estancada y todas
las calificadoras marcan ajustes a la baja en el crecimiento de todos los
países, incluyendo a México. Se dice
por algunas fuentes que la SHCP ya
empieza a liberar los recursos de la inversión federal, lo que significa que,
después de la sequia del primer semestre, pueden fluir recursos en todo el
país. Si esto es cierto, podría sentirse el beneficio del movimiento de la
economía y liberar una parte de la incertidumbre que se ha generado sobre los
resultados del nuevo gobierno.
En
cuestiones de seguridad, no se han visto grandes avances y, con los incidentes
de Michoacán, se siente que la
delincuencia está retando al nuevo gobierno. Era de esperarse que, ante una
nueva y diferente estrategia, en algún lugar se vería el agravamiento de los
enfrentamientos. Guerrero, Morelos y Tabasco han sido los estados en dónde se ha recrudecido la
violencia. El gobierno anuncia que la estrategia es privilegiar más la
inteligencia que la fuerza, el problema para la población es que la
inteligencia no se ve y los resultados son a largo plazo.
Por lo
que corresponde a la situación política partidista, los partidos ahora enfrentarán
los costos post electorales; las bandas, tribus y corrientes existentes en cada
uno de los partidos achacarán los resultados electorales a sus actuales
dirigentes y, en el caso del PAN y
del PRD, deberán de enfrentar,
además, las asambleas para la renovación de sus cuadros directivos lo que,
desafortunadamente, afectará a toda la política nacional porque, teniendo tan
poco criterio nacionalista, todo lo analizan en función de los desempeños hacia
afuera de sus instituciones y, específicamente, en su relación con el gobierno
de la república y no hacia adentro, hacia los ciudadanos, que son los que
finalmente los castigan con su abandono en las urnas. En el caso del PAN, sus partidarios los abandonaron,
en una gran mayoría, por el PRI y,
en el caso del PRD, una parte hacia
el mismo PRI, pero la desbandada
mayor es hacia Morena y los demás partidos pequeños.
Con
esta misma visión egoísta, los partidos perdedores ya están haciendo costumbre
que, después de una carnicería electoral donde pierden grandes posiciones,
buscan hacer una reforma electoral con el objetivo de no perder más espacios
políticos y, entonces, la convierten en moneda de cambio ante la posibilidad de
las grandes reformas. Eso habla muy mal de nuestros políticos y el sistema de
partidos.
También,
en este segundo semestre viene la discusión de las dos grandes reformas, las
más importantes y fundamentales. Desafortunadamente, en medio de estos pleitos
los partidos de oposición ya están enfilándose a politizar la discusión para
tratar de ganar espacios en la agenda mediática y ciudadana y, como ya dijimos,
en medio de sus guerras intestinas.
Se pone
a prueba la capacidad de los operadores políticos del gobierno.
Analista Político
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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