En México, la
falta de ética se observa en el gobierno, en la clase política, pero también en
muchos sectores de la población. Estamos viviendo una cultura del chantaje,
resistencia, denostación pública y egoísmo.
Ayer
fue un muy mal día para México, al
ver las noticias nocturnas me encuentro que un grupo de senadores del PAN pelean entre ellos por el control
del dinero que les da la Cámara de Senadores. Bajo el concepto de ser mayoría,
destronan al líder de la bancada del manejo administrativo del grupo. En otras
escenas, se puede ver cómo el alcalde de Cancún
recibe dinero en efectivo del alcalde anterior y, en entrevista de radio la
mañana siguiente, acepta que esta acción es mala, pero es “normal” y no
delictiva. Y, para acabarla de amolar, también se pudo ver en el noticiero, a
los manifestantes que llegaron a la Secretaría
de Gobernación dando órdenes de que la policía se quitara y agrediendo a
palos a los granaderos y destrozando todo lo que encontraban en su camino. Algo
está pasando en México y no acabamos
de dimensionarlo.
Al
parejo de esto, en las redes sociales y en las respuestas de los periódicos on line podemos encontrar que los
activos ciudadanos, en una gran mayoría, critican con ligereza las noticias y
las opiniones ahí vertidas; hoy en el país es más fácil tirar la piedra y
esconder la mano, lo que está contribuyendo a crear ambientes más de patíbulo
publico que de justicia. En su gran mayoría encontramos críticas, groserías y
prejuicios, si alguien hace una denuncia, rápidamente se convierte en trending topic; por la ola de odio,
queja y burla, poco se está construyendo, salvo honrosas excepciones.
Ante
esta situación, que al parecer se está generalizando, sólo se me viene a la
mente un par de preguntas: ¿qué nos pasó? ¿en dónde quedaron los valores, la
ética y la civilidad? Por una parte, encontramos que está habiendo, por primera
vez en mucho tiempo, voluntad política de ciertos actores para dialogar
constructivamente, salvo la izquierda extrema, que al parecer sólo conoce el
camino del grito y la denostación y que, ante esta iniciativa de diálogo y
pacto, sale a las calles a provocar, a atacar a las policías, a sacar a
presuntos criminales de la cárcel y a quejarse de la modernización del país.
Aunado
a esto, hoy vemos que el partido que estuvo en el poder los últimos 12 años da
una verdadera muestra de sus más íntimas prácticas y valores, su único interés
es el control del dinero del presupuesto. ¿Será que ésa fue la tónica con la
que gobernó?
Si
analizamos que el PAN con el partido
con el que más se peleó y polemizó fue el PRD
y que juntos lograron polarizar a todo el país en época de elecciones para,
posteriormente, en un verdadero acto de esquizofrenia política, hicieron una
alianza para enfrentarse en contra del PRI,
alianza que hoy sigue vigente.
Si la
ciudadanía ve esto o lo toma como ejemplo de sus gobernantes y políticos, ¿qué
podemos esperar de la colectividad, sino lo que estamos presenciando? Da la
impresión que somos un país enfermo de corrupción, de ganas de no cumplir, de
no esforzarnos, de hacer el menor esfuerzo y, así, tratar de ganar lo más
posible. Estamos viviendo una cultura del chantaje, resistencia, denostación
pública y egoísmo. ¿Hasta cuándo reaccionaremos?
El
resultado de esta falta de autoridad, rumbo y de atención a los problemas de la
cultura y sociedad, genera que hoy, en todos los estado de la República, tengamos violencia, pocos
valores, falta de ética y altos grados de corrupción.
México tiene un gran reto, las autoridades deben de dar
un buen ejemplo de actuación política, cumplimiento de la ley y guía hacia un
rumbo civilizado. Los políticos deberán de dejar atrás, el egoísmo, la
corrupción y la vanidad de los puestos. Y, por su parte, la sociedad deberá de
dejar atrás la idea de no cumplir con sus obligaciones y entrar en una dinámica
de respeto a la autoridad, dejar atrás el influyentísimo y entrar en una época
de responsabilidad hacia el cumplimiento de la ley, el trabajo y el fomento de
los valores y, de esa forma, crecer todos en conjunto.
El
problema es cuándo y por dónde empezamos. ¿Quién se atreve a aventar la primera
piedra?
A México,
le urge.
Consultor
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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