El
domingo pasado, en el Zócalo, AMLO informó su decisión de convertir su
movimiento en un partido político. En México, se crean partidos políticos por
tres simples razones: acceso al poder, dinero y/o berrinche.
Hay dos
dichos populares que dicen, “la verdad cae por su propio peso” (y mi abuela
decía que siempre cae más temprano que tarde) y, el segundo, dice que “la
verdad no se puede ocultar”.
Por si no se
dieron cuenta, AMLO cumplió su
palabra el domingo pasado: “al diablo con las instituciones” había externado en
diferentes ocasiones cuando las cosas no salían a su modo y no lograba lo que
él se proponía. El domingo en el Zócalo,
mandó al diablo la institución política
que le dio cobijo, mandó allá bien lejos, en dónde está su famoso rancho, al
partido político que lo arropó, lo hizo su líder, lo llevó a la Jefatura de
Gobierno y, en dos ocasiones, le dio la oportunidad de competir por la
Presidencia de la República; mandó al diablo al PRD para hacer de su movimiento un partido político.
En México, la historia nos dice que se
hacen partidos políticos por tres simples razones: la primera, para generar
poder y acceder al poder, es el caso del PRI
y, de alguna u otra manera, del PAN
y del PANAL; la segunda, es por
dinero, para acceder a los recursos públicos y hacer de la política un negocio,
tenemos el caso del PT y del Partido Verde y otros muchos partidos
que aparecieron y desaparecieron; y, tercero, por berrinche, que es cuando los
políticos se pelean por no querer aceptar cambios o modificaciones en el
estatus quo y, entonces, se enojan entre ellos y se llevan a sus
correligionarios, sus supuestos votos, algunas de sus ideas y se van a la calle
a buscar una nueva franquicia política, primero, para no perder su posición
política, después, para obtener dinero público y, con el tiempo, para generar
poder; todos siguen la misma receta. Ésa es la triste historia de nuestros
partidos en México y lo que permiten
nuestras leyes.
Por otra
parte, nuestro sistema político en los años 70 fomentó que ciertos grupos
radicales, principalmente de izquierda, se convirtieran en partidos políticos,
pero en aquel tiempo había toda una ideología socialista, maoísta y comunista, que
eran lo que dominaba en aquellos tiempos y en aquellos partidos. Más tarde, con
la caída del muro de Berlín, se
descarrila la antigua ideología comunista y, a pesar de que nacen nuevas
vertientes neocomunistas y socialdemócratas en Europa, no pasaron a América
Latina, la cual siguió perdida en el viejo idealismo cubano.
Mientras en México, al nacer el PRD en 1989, unifico a todos los
partidos pequeños de izquierda que existían en ese momento, los cuales eran el Partido Mexicano Socialista, PMS; el Partido Mexicano de los Trabajadores, PMT; el Partido Socialista
Unificado de México, PSUM; el Partido Patriótico Revolucionario, PPR; el Movimiento Revolucionario del Pueblo, MRP; la Unión de la
Izquierda Comunista, UIC; y,
posteriormente, el Partido Socialista de
los Trabajadores, PST.
El PRD conjuntó todas las prácticas del
viejo PRI, más las usanzas de las
viejas izquierdas con las que, hasta antes del domingo, formó un club de
pandillas, con las peores practicas clientelares, con las historias más graves
de corrupción gubernamental, con ex gobernadores en la cárcel, presidentes
municipales presos o desaparecidos y una gran historia de pérdida de confianza,
de gubernaturas y de confianza ciudadana. En este caso, el grano de arroz
blanco dentro de toda la muestra de arroz negro, es la administración de la
ciudad de México y los resultados
electorales en la última elección. Ahora, después del anuncio de AMLO, nadie sabe qué futuro les depara,
si habrá desbandada o subsistirá el PRD
sin AMLO y Morena sin el PRD.
Lo único
seguro es que no es casual que todo esto pase cuando el PRI regresa al poder y, eso
de que AMLO lo hace para salvar a la
izquierda y darles la oportunidad de que piensen y ratifiquen el camino, suena
muy romántico. El hecho es que una oposición de ese tipo, con el PAN en el poder, es fácil mantenerla;
ahora, con los primos del PRI en la
Presidencia hay que andarse con cuidado, son de la misma familia y se saben
todas las historias del pasado, nadie está limpio, o ¿Alguien se atreverá a
tirar la primera piedra?
Por mientras,
otra verdad cayó al suelo, y es la que dijo Jesús Ortega: “con la salida de AMLO se acaba la esquizofrenia en el PRD”. Y tiene razón; ¿Significa esto, entonces, que la
esquizofrenia suplió a la ideología?
Consultor
Twitter:
www.twitter.com/@Marcovherrera
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