Como en botica, en ésta, nuestra política nacional, hay
elecciones, impugnaciones, congreso disgregado e informes presidenciales.
Elecciones:
Dos
días bastaron para que se acabara el drama electoral, una sesión del Tribunal,
en donde simple y sencillamente se desecharon las pruebas que presentó el PRD, y otra sesión más esa misma tarde
para que Enrique Peña Nieto
estuviera recibiendo su constancia de Presidente
Electo. A partir de ahí empieza la verdadera configuración de la política
nacional y eso, mis estimados lectores, es lo importante, todo empieza a tomar
su justa dimensión, veamos los hechos.
Primero,
después del anuncio, mucha gente simple y sencillamente acató la decisión y, al
parecer, porque millones de personas votaron por Peña Nieto, por encima de su más cercano contendiente, logrando que
él ganara por un amplio margen; si hubiera sido como en el 2006, otra cosa estaríamos
viendo, pero con tantos votos de diferencia, no hay manera.
Segundo,
la impugnación que realizó el PRD,
finalmente estuvo mal integrada. Ya se ha dicho mucho, no se puede sustentar
una impugnación con notas periodísticas, chivos, conejos y puerquitos,
falsedades de todo tipo, ni con tarjetas de descuento pegadas en la pared; lo
que el Tribunal desechó fue esa prueba, que quede muy claro, por Ley sólo por
tres motivos se puede invalidar la elección y ninguno de ellos estaba dentro de
los alcances de las quejas del PRD.
Ayer, en entrevista de radio, Xóchitl Gálvez comentaba que es muy
difícil comprobar los delitos, pero que sí hay formas de
negociar y obtener logros; justo ayer, daba a conocer triunfos que ella había
pactado con el candidato ganador de la gubernatura de su estado, Hidalgo. Eso es inteligencia política,
lo demás es capricho político.
A
toro pasado, como dice el dicho, esos tres millones, o cinco según dice AMLO, son ciudadanos tontos, o brutos,
o frustrados o muertos de hambre ya que, según él, les compraron su voto,
asunto que se me hace imposible por una parte y, por la otra, como si el PRD no lo hubiera hecho igual en
pasadas elecciones y, por si no se acuerdan los amarillos, la misma Rosario Robles lo ha confirmado.
Tercero,
muchos de los seguidores del PRD,
con todo el proceso de la impugnación, empezaron a darse cuenta del teatro
armado y manejado durante la elección, se dieron cuenta de las inconsistencias,
de atacar por una parte y de amar por la otra, o de llenarse la boca de decir
que sí iba a aceptar y al final salir con el típico: “dice mi mamá que siempre
no”; ahí tenemos el ejemplo de lo que dice Ricardo
Rafael en su editorial de ayer, en pocas palabras, ya no le cree y lo
abandona, no estará en su sesión del Zócalo.
De
final sobre el asunto electoral, la Izquierda ya está totalmente dividida; ayer
vimos el editorial de Manuel Camacho
que más parece un epitafio para AMLO
que una texto de apoyo y, por el otro lado, el certero y duro comentario de Cuauhtémoc Cárdenas que se refiere a
que los resultados del PRD son
peores que los del 2006, al mismo tiempo hace hincapié que la contratación de empresas
privadas para hacer las afiliaciones no funcionó. ¿Será un asunto de
corrupción? Si así fuera, ¿de qué se quejan entonces? Gran pleito y divisiones
se ven en el horizonte.
Instalación del
Congreso:
Los
nuevos diputados toman posesión y, con gran tristeza, vemos que el Poder Legislativo, amenaza en seguir
como una Torre de Babel, cada quien con su discurso. Ojalá le hagan caso a Diego Fernández de Ceballos quien dice:
“México es un país democrático y,
para muestra un botón, la Presidencia
la toma el PRI, el Gobierno del DF, la ganó el PRD, Gubernaturas que están en manos del PAN, ¿es o no México una
democracia? Ayudemos a todos y dejémonos de pleitos”. Hagámosle caso.
Informe
Presidencial:
El
último informe de Felipe Calderón
fue impecable, pero al inicio, el Presidente
justifica sus acciones en contra de la inseguridad diciendo: “México estaba inmerso en una dinámica
de evolución del fenómeno delictivo y la involución de las instituciones
encargadas de combatirlo, lo que es lo mismo que las autoridades estaban infiltradas,
dejamos de ser país de tránsito para convertirnos en un país consumidor, las
policías estaban atacadas por corrupción lo que las hacían débiles”. También
dice que “los delincuentes pudieron comprar más armas por culpa de Estados Unidos”. Finalmente, muy buen
diagnostico.
Pero,
al escuchar este dictamen, me vienen a la mente varias preguntas: ¿Quién
controla las aduanas en México? El
ejecutivo. ¿Quién era el partido en el poder antes de que él llegara? El PAN, con Vicente Fox como Presidente.
¿Y, entonces? ¿Ya entendimos por qué perdieron la Presidencia?
Como
en botica, en ésta, nuestra política nacional, hay de todo.
Consultor
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