La única
constante en estos 2 meses de campañas han sido las mentiras, ¿será que
esto refleja la verdadera cultura de nuestro país y nuestra
democracia?, ¿Nos estaremos dando cuenta realmente de lo que estamos
creando en nuestras generaciones del futuro?
Estamos
a punto de terminar las campañas y, después del segundo debate, empieza
la verdadera descalificación y los juegos sucios. Una de las
peculiaridades más notables de esta campaña han sido las mentiras, todos
mienten y todos, a su vez, afirman que los demás mienten.
La única constante en los dos meses y fracción que llevamos, es la de mentiras en cantidades industriales; en twitter los que dicen las cosas, no son quien lo dice, son bots;
los que dicen groserías y atacan a los periodistas, al parecer tampoco
son los que dicen que son y, por lo tanto, quién sabe si son ciertas
esas opiniones.
Por
otra parte, los candidatos han lanzado cruzadas que manipulan los
dichos de los otros, son mentiras, el IFE ha cancelado los anuncios. En los medios y en los debates, los candidatos han dado datos falsos o truqueados, en pocas palabras han mentido.
Las
verdades a medias, en el fondo, también son mentiras y hoy el negocio
más redituable, al parecer, es sembrar el miedo y la duda gracias a las
mentiras. Con base en mentiras se han convencido a jóvenes y partidarios
para que cometan actos de agresión en contra de uno u otro candidato o
en contra de uno u otro partido.
Hago
estos comentarios porque esta terrible situación nos debe de llevar a
una profunda reflexión, ¿somos un país de mentirosos? Esta tendencia que
se está creando al fragor de una batalla electoral, ¿reflejará la
verdadera cultura de nuestro país y de nuestra democracia? ¿Nos
estaremos dando cuenta realmente de lo que estamos creando en nuestras
generaciones del futuro? ¿Nuestros jóvenes estudiantes estarán viendo, con esa candidez e idealismo natural, el fondo de los que los están empujando a actuar?
Es curioso, estos movimientos estudiantiles nacen en universidades
privadas, las cuales nunca antes habían sido semillero de ataques hacia
los partidos políticos, no tenían masa crítica, pero ahora, al parecer,
ya la tienen y juegan un papel importante en la conciencia. ¿Pero están
siendo libres verdaderamente o están siendo movilizados con mentiras
también? Ya empezamos a ver escisiones en el mismo movimiento, lo que
demuestra que no hay cohesión de fondo.
Con
base en estos razonamientos, hoy cuesta trabajo creerle a alguno de los
principales actores políticos y sociales, el liderazgo en nuestro país
está en entredicho y las voces creíbles están apagadas en medio del
escándalo político.
Los
candidatos, como lo he repetido en diferentes ocasiones, no generan
pasión, en sus apariciones en los medios repiten sus spots y sus frases
cortas tipo comercial, hoy vemos una pasión falsa en AMLO, una pasión fingida en Josefina y una falta de pasión en Peña Nieto.
No
sé usted, pero hoy desde la óptica del ciudadano espectador, no se
aprecia un buen escenario y sabemos que aún falta mucho por ver; como
siempre, la tarea queda en nosotros, los espectadores, y la gran obra
que tenemos que hacer en este juego de la democracia es, primero, no
creer en lo que nos dicen a la primera, hay que investigar, leer mucho,
la herramienta de internet nos da toda la información, investiguemos
antes de hacer juicios.
También,
tenemos que analizar las propuestas y la información a través de los
ojos de la rectitud y la coherencia, hoy nos dicen un qué, fácil y
maravilloso, pero, ¿qué pasa con los cómos? ¿Nos convencen?
Y,
finalmente, ¿qué sentimos fuera de los apasionamientos? ¿Lo que se está
proponiendo tiene coherencia? ¿Sabemos que lo van a cumplir? Analicemos
las historias y los equipos de trabajo.
Como en cualquier democracia, el poder de ésta y del estado mismo está en los ciudadanos y en el cómo actuemos,
que es muy sencillo, primero, con acciones dentro de la ley, segundo,
en el cómo utilizamos las herramientas que han creado las instituciones
y, tercero, sin mentiras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario