Al
fin entramos en el periodo de silencio, al fin terminan las campañas.
Independientemente del resultado del domingo, las campañas y la vida
democrática en México no serán las mismas, esa será quizá, la mayor
lección que hayamos aprendido de estos, casi, tres meses.
Este
proceso electoral fue interminable a pesar de que fue más corto de lo
normal. El próximo miércoles se da por terminada la campaña y entramos
en periodo de silencio, de ahí hasta el domingo el día de la votación,
sabremos algo nuevamente. Será extraño acostumbrarnos a un país sin
campañas y, esperar, después del domingo para ver qué es lo que pasará
con el posible conflicto post electoral.
A partir de hoy todo será un volado.
Cuando inició el proceso, todo indicaba que sería una elección de
tercios, hoy los números indican un puntero, con dos seguidores a un
buen diferencial de puntos y un empate por el segundo lugar, la
ciudadanía decidirá.
Al final del proceso las campañas mismas definieron muy bien a cada uno de los candidatos, un Peña Nieto con una campaña, guste o no, impecable de principio a fin,
todo resuelto y con una alta capacidad de maniobra y reacción a cada
uno de los temas coyunturales, hubo orden, buena imagen y poco a poco se
fue rompiendo la imagen de un candidato que supuestamente tenía muchas
debilidades. Cito aquí un comentario de uno de los periodistas de
“Tercer Grado”: Peña Nieto nos salió respondón.
Por el lado de Josefina, tuvimos una campaña mal llevada,
llena de incidentes, una imagen que nunca cuajó y hasta el final más o
menos logro consolidar, por lo que ahorita está peleando el segundo o
tercer lugar.
En el caso de AMLO, inició bien la campaña con la famosa República Amorosa,
pero la falta de consistencia del candidato lo hizo caer en posiciones
extremas y rijosas, lo que mostró su lado intolerante. Fue una campaña
llena de claros y oscuros, que generaron que hoy por hoy nadie sepa cuál
será su resultado. Como salida final, salen nuevamente los gritos de
fraude, lo que genera incertidumbre e incoherencia sobre el concepto
mismo del candidato.
Sea cual sea el resultado del domingo, las campañas y la política en México no seguirán siendo igual.
Primero, porque, difícilmente, AMLO llegará como candidato al 2018, lo
que puede hacer que no se vuelva a generar un producto electoral de esas
características. ¿Se imaginan una campaña sin gritos de fraude, con
todos los candidatos en perfecta y positiva sincronía, peleando
limpiamente por la candidatura presidencial? Esta elección será el fin
de los caudillos electorales, que si no mal recuerdo, él y Cuauhtémoc
Cárdenas han sido los que más han participado hasta que el mismo tiempo
les dijo, ¡ya no más!
También
está cambiando la generación de políticos. De fondo, en esta elección
lo que estaba en juego al interior de los partidos era la generación de
políticos, los dinosauros contra los jóvenes, en el PAN
y en el PRD no cuajó, perdieron los jóvenes, en el PRI, ese ha sido el
gran pleito, Peña contra la nomenclatura del partido.
Y por último, tenemos una ciudadanía más organizada, ejemplo de ello las organizaciones formalmente exigiendo respeto a las reglas, los empresarios organizándose para vigilar el proceso, y hasta los jóvenes del #yosoy132 cambiando la calle por el registro como observadores electorales.
Esperemos
que las votaciones sean contundentes y que el diferencial sea por una
cantidad considerable de votos para que no exista conflicto, ya que,
desafortunadamente, nuestra democracia es joven y nuestros candidatos son necios y antiguos, al parecer les cuesta trabajo entender que la mitad más uno implica mayoría.
Hoy
más que nunca para lograr un rápido desarrollo de México, ante la
inestabilidad del mundo, se necesitan mayorías, consensos y acuerdos que
den certidumbre a todos los ciudadanos.
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