En mi última visita a Estados Unidos, hace algunas semanas, tuve la oportunidad de hablar con varias personas, pero me llamó mucho la atención dos pláticas entabladas con taxistas, uno de origen argentino radicado en la zona urbana de Washington, y el otro, un estadounidense de mediana edad y que vive en una población a una hora de esta ciudad, centro de la democracia estadounidense. Dos visiones distintas, pero que ya en sus comentarios auguraban la debacle del partido demócrata en EU.
El taxista argentino me contaba cómo, en los últimos años, se había incrementado el odio hacia los latinoamericanos en Estados Unidos, esto derivado básicamente de dos cosas: por primera vez los estadounidenses estaban compitiendo por los trabajos a los que antes sólo los latinos aspiraban y, en segundo lugar, y ante este primer efecto, la actitud del inmigrante de hacer gestos en donde quiere replicar el estilo de vida de su ciudad natal y, por ende, no respetar las leyes americanas, ni el all american way, hace que los estadounidenses, hoy más que nunca, aumenten su racismo y odio por todo lo que represente una cultura extranjera.
Me contaba casos de los típicos puestos de comida o carritos de hot dog; ya hasta son mal vistos y agredidos por las mismas comunidades, y no sólo por asuntos de higiene y manejo de alimentos, sino que ante el desempleo, tratan de hacer comida y venderla en las zonas urbanas. Los mismos negocios de comida de la zona se quejan con las autoridades para que los quiten de la calle, ya que les espantan los clientes. Ante la pregunta de cómo pensaba que irían las elecciones, el comentario era demoledor y, con nostalgia afirmaba que seguro los republicanos recuperarán el control de las cámaras.
En el caso del taxista estadounidense, su plática versó sobre lo mal de la situación económica; hombre ya retirado, pero con la necesidad de trabajar, comentaba que él había tenido que vender su casa antes de perderla por la crisis de las hipotecas, pero que le fue muy mal ya que su propiedad valía 500 mil dólares y la había tenido que vender por la mitad. Me comentó casos de otros amigos suyos y de ejemplos de su zona de residencia, vivía en donde las propiedades habían sido abandonadas y, en el peor de los casos, nunca habían sido habitadas nuevamente.
Mientras platicábamos, por la calle se podían ver cosas extremas, por una parte se seguían viendo pequeñas construcciones de zonas habitacionales pero, por otra, efectivamente, me encontré con oficinas de venta de inmuebles no solamente cerradas, sino que con muestra de estar totalmente abandonadas de meses atrás. Ante la pregunta de cómo creía que irían las elecciones, él clamaba por que regresaran los republicanos, ya que antes no pasaba lo que estaban viviendo.
Y, efectivamente, ayer, al cierre de las votaciones, los resultados marcan un revés a los demócratas, un voto de castigo a Obama y su política, algunos dicen de cambio. Yo creo que la expresión correcta sería: la gente apostó por alejarse del status quo y, ahora en la desesperación, quiere regresar a él, quiere regresar a las viejas recetas. Los estadounidenses no habían sentido en carne propia una crisis tan difícil; la de los treinta, es solamente una referencia histórica, no un recuerdo vivo.
El estadounidense ha votado por desesperación y, en el fondo, no importándole que se regrese a las viejas prácticas autoritarias que le han dado grandeza y orgullo a la Unión Americana frente al mundo; ha votado para mitigar su angustia y tener la esperanza de recuperar su capacidad de compra y su empleo, aunque esto sea a costa de una nueva guerra, o de enviar tropas a invadir otros países.
Otra reflexión que cabe hacer ante esta situación es que, al igual que en México y otros países, estamos viendo lo que los sistemas democráticos están generando cuando se da la alternancia, los partidos que pierden el poder hacen hasta lo imposible por no dejar gobernar al que ganó y le apuestan a sus fallos para regresar al control de la política. Este efecto se está repitiendo en la mayoría de las democracias en diferentes países. ¿Qué será lo que está fallando? ¿El sistema político, los políticos como tales, el sistema financiero mundial, o el hombre?
Estamos en un momento crucial para la humanidad y va a ser necesario que revisemos todos los sistemas que nos han hecho llegar a esta situación mundial. De ahí la importancia, las confluencias y expectativas que se están generando para el 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario